sábado, 3 de diciembre de 2011

Lecturas


Sábado, 03 de Diciembre del 2011
Adviento


Primera Lectura
Is 30, 18-21; Is 30, 23-26
LA PROSPERIDAD FUTURA

Yavé está esperando el momento para perdonarlos; se levantará y tendrá piedad de ustedes, pues Yavé es un Dios justo y ¡felices los que en él esperan!
Sí, pueblo de Sión, que vives en Jerusalén, ya no llorarás más. El se compadecerá de ti al sentir tus lamentos, lo llamarás y te atenderá.
Después que el Señor les haya dado el pan del sufrimiento y el agua de la aflicción, él, que es su educador, ya no se ocultará más y ustedes verán al que les educa.
Cuando tengan que tomar el camino ya sea a la derecha o a la izquierda, tus oídos oirán sus palabras resonar detrás de ti: "Este es el camino que deben seguir."
El Señor te dará la lluvia para las semillas que hayas sembrado en el campo, y el pan que te producirá la tierra será sustancioso y nutritivo. Tu ganado pastará entonces en grandes potreros.
Los bueyes y los burros que trabajan en el campo, comerán buen pasto aventado a pala y horqueta.
Sobre cualquier cerro alto y sobre cualquier colina elevada habrá arroyuelos y vertientes cuando llegue el día de la gran matanza y se vengan abajo los castillos.
Entonces la luna alumbrará como el sol, y la luz del sol será siete veces más fuerte el día en que Yavé vende la herida de su pueblo y le haga una curación a las magulladuras de sus golpes.
Salmo
Sal 147, 1-2; 3-4; 5-6


Alaben al Señor porque él es bueno, canten a nuestro Dios porque es amable, porque a él le conviene la alabanza. Reconstruye el Señor Jerusalén, reúne a los exiliados de Israel,


sana los corazones destrozados y venda sus heridas. El cuenta las estrellas una a una y llama a cada una por su nombre.


Grande es nuestro Señor, todo lo puede, no se puede medir su inteligencia. Reanima el Señor a los humildes, pero humillla hasta el polvo a los malvados.


Evangelio
Mt 9, 35-38; Mt 10, 1; Mt 10, 6-8
Jesús recorría todas las ciudades y pueblos; enseñaba en sus sinagogas, proclamaba la Buena Nueva del Reino y curaba todas las dolencias y enfermedades.
Al contemplar aquel gran gentío, Jesús sintió compasión, porque estaban decaídos y desanimados, como ovejas sin pastor.
Y dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos.
Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe trabajadores a recoger su cosecha."
LOS DOCE APÓSTOLES

Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio poder sobre los malos espíritus para expulsarlos y para curar toda clase de enfermedades y dolencias.
Diríjanse más bien a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.
A lo largo del camino proclamen: ¡El Reino de los Cielos está ahora cerca!
Sanen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos y echen los demonios. Ustedes lo recibieron sin pagar, denlo sin cobrar.

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