domingo, 27 de febrero de 2011

La providencia no es invitaciòn a la pereza.



Leyendo el Evangelio de hoy diera la impresión de que Dios lo tiene que hacer todo por nosotros. ¿Por qué preocuparse del mañana si Dios nos traerá el pan a la puerta de la casa, como nos traen el periódico? ¿Por qué preocuparse del mañana si Él nos regalará nuestro vestido cada mañana?Es decir, nosotros a sestear tranquilos porque Dios será nuestro panadero, nuestro sastre y todo. ¿Será ese el sentido de la providencia que aquí se nos describe? Creo debiéramos comenzar por el final: “Buscad primero el reino de Dios: lo demás se os dará por añadidura.”¿Que Dios viste de colores a las flores? Yo estoy convencido, pero a las flores tenemos que regarlas y abonarlas. De lo contrario, tanta belleza se seca y se muere.
¿Que los pajaritos no siembran ni cosechan? También es cierto, pero yo miro a mi jardín y contemplo cómo los pajaritos andan todo el día picoteando buscando su alimento.
La providencia es confianza en Dios, abandono en Dios pero, a la vez, es poner lo nuestro. Nos regala las papas, pero tenemos que sembrarlas y cuidarlas. Nos regala el trigo para que no nos falte el pan, pero tenemos que sembrarlo, extirpar las malas hierbas, luego tendremos que segarlo y moler los granos para hacer la masa y cocer el pan.
Yo diría que la providencia es un confiar y fiarnos de Él, pero luego colaborar con Él. Dios no fomenta la pereza, sino la confianza. Dios no ahorra el esfuerzo que nosotros podemos hacer. Él pone lo suyo, pero siempre que nosotros pongamos lo nuestro.Tendremos que buscar trabajo, porque Él no nos lo va a dar. Tendremos que trabajar porque Él no suple nuestra pereza. Los perezosos no son signo alguno de que creen en la providencia, sino de vagos.
Lo que Jesús nos pide es que no vivamos como si Dios se olvidase de nosotros. Y no quiere que vivamos con la angustia del mañana. Es la confianza de los hijos en el padre. Pero también los hijos tendremos que hacer algo. Mientras el padre y la madre siembran el campo ellos tendrán que ir a la escuela. Dios siempre le echará una mano al hombre. Pero con ello no quiere hombres mancos. Siempre cuidará de nosotros, pero nosotros ¿tendremos la suficiente confianza en Él?

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