domingo, 22 de agosto de 2010

"Todo pasa"...







Tú sólo Jesucristo, eres el único que permanece, pasa todo lo demás, pasa la ilusión, pasan los proyectos, pasan los programas humanos, pasan las culturas, pasa la historia, pasan los días, todo pasa; Tú sólo Jesucristo, permaneces para siempre. Tú con un atractivo inmenso exigiéndonos un acto absoluto de fe, exigiéndonos un acto de dejarlo todo por Ti y escogiéndote a Ti en la vida.
Qué bello es vivir y morir en la absoluta seguridad de que Tú eres la Verdad. Todo lo demás es relativamente dudoso y frágil.
Tú sólo Jesucristo, para siempre; Tú, el Resucitado, el glorioso, el que cubre el Universo y que llenas lo invisible y el que iluminas el campo abrumador del misterio que rodea la vida.No te tocamos, no te hemos visto, tampoco queremos pruebas de Ti; lo único que queremos es la fe; lo único que queremos es la experiencia íntima de Ti.

Sabemos que tu infancia fue oscurísima, que tu vida de caminante y de predicador tuvo por testigos a un pequeño grupo de hombres; sabemos que causaste escándalos tremendos en el pueblo judío; sabemos que todos tus discípulos te abandonaron a la hora de la muerte. Pero estemos ciertos que ellos te vieron, estemos seguros de tu resurrección, que te palparon, te palparon vivo, no es una ilusión; es tu presencia espiritual.
Somos testigos tuyos. En ciertos momentos, parece que te estamos viendo.
¿Cuándo cambiará el mundo con tu presencia? ¿Cuándo lo llenaremos de esta experiencia; cuándo muchos cristianos descubrirán que Tú estás vivo, que nos amas, que eres una infinita realidad?
Aproxima el día, Señor, en que una extraña presencia tuya se difunda en la cristiandad; que no haya cristianos sin Cristo, sino cristianos experimentando personalmente a Jesús como a su Señor y como su Cristo.

Pídale Usted, amigo que lee este mensaje, al Espíritu Santo la suprema gracia de tener la absoluta seguridad de Cristo, de participar en la oleada de resurrección y de la Glorificación de Jesús, y tener los ojos fijos en El. De proclamar su Santo nombre, de leer su Palabra, de ensayar una vida de liberación total del pecado, de justicia y de amor.

Viva Usted, el acontecimiento más importante de estos últimos tiempos: la renovación de la cristiandad por la fuerza del Espíritu Santo.

Participe Usted, en la más preciosa batalla de los últimos tiempos; la expansión del Reino de Cristo en todo el mundo, como la respuesta de la verdad ante la apostasía moderna.
Participe Usted, de la batalla más gloriosa, apocalíptica, la batalla de implantar el amor, la fe y la seguridad en Cristo, en los últimos tiempos de la historia.

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