sábado, 2 de octubre de 2010

Intenciòn misionera para el mes de octubre...

Para que la celebración de la Jornada Misionera Mundial sea ocasión para comprender que la tarea de anunciar a Cristo es un servicio necesario e irrenunciable que la Iglesia está llamada a desempeñar en favor de la humanidad, es la intención misionera indicada por el Santo Padre Benedicto XVI para el mes de octubre.En el mensaje del Papa para el DOMUND de este año que se celebrará el próximo 24 de octubre, el Papa decía. “El mes de octubre, con la celebración de la Jornada Misionera mundial, ofrece a las Comunidades diocesanas y parroquiales, a las Institutos de Vida Consagrada, a los Movimientos Eclesiales y a todo el Pueblo de Dios, la ocasión de renovar el compromiso de anunciar el Evangelio y de dar a las actividades pastorales un aliento misionero más amplio. Esta cita anual nos invita a vivir intensamente los itinerarios litúrgicos y catequéticos, caritativos y culturales, con los que Jesucristo nos convoca a la mesa de su Palabra y de la Eucaristía, para gustar el don de su Presencia, formarnos en su escuela y vivir cada vez más conscientemente unidos a Él, Maestro y Señor. Él mismo nos dice: «El que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él» (Jn 14, 21). Sólo a partir de este encuentro con el Amor de dios, que cambia la existencia, podemos vivir en comunión con Él y entre nosotros, y ofrecer a los hermanos un testimonio creíble, dando razón de la esperanza que está en nosotros. Una fe adulta, capaz de abandonarse totalmente a Dios con actitud filial, alimentada por la oración, la meditación de la Palabra de Dios y por el estudio de las verdades de la fe, es la condición para poder promover un nuevo humanismo, fundado en el Evangelio de Jesús.En octubre, además, en muchos países se reanudan las diferentes actividades eclesiales después de la pausa estiva, y la Iglesia nos invita a aprender de María, mediante la oración del Santo Rosario, a contemplar el proyecto de amor del Padre sobre la humanidad, para amarla como Él la ama. ¿No es quizás también esto el sentido de la misión?”.

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