sábado, 4 de septiembre de 2010

"EL AMOR"...



Dios mío, yo me abandono en tus manos, modela y remodela este barro como arcilla en manos del alfarero. Dale una forma y después, si quieres, deshazla.Pide, ordena. ¿Qué quieres que haga? Ensalzado y humillado, perseguido, incomprendido, calumniado, alegre o triste o inútil para todo, solo diré, a ejemplo de tu Madre: “Hágase en mi según tu palabra”.Dame el amor por excelencia, el amor de la cruz. Pero no de las cruces heroicas que podrían aumentar mi vanidad, sino de las cruces vulgares que, sin embargo, llevo con repugnancia. Aquellas que se encuentran cada día en la contradicción, en el olvido, en el fracaso, en los juicios falsos, en la frialdad, los desaires y desprecios de otros; en los malestares y defectos del cuerpo, en la oscuridad de la mente y en el silencio y aridez del corazón.Entonces, únicamente tú sabrás que te amo, aunque ni yo lo sepa, eso me basta.

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