sábado, 5 de junio de 2010

EVANGELIO DE HOY.



Marcos 12, 38-44 En aquel tiempo, enseñaba Jesús a la multitud y le decía: "¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplios ropajes y recibir reverencias en las calles; buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; se echan sobre los bienes de las viudas haciendo ostentación de largos rezos. Estos recibirán un castigo muy riguroso". En una ocasión Jesús estaba sentado frente a las alcancías del templo, mirando cómo la gente echaba allí sus monedas. Muchos ricos daban en abundancia. En esto se acercó una viuda pobre, y echó dos monedas de muy poco valor. Llamando entonces a sus discípulos, Jesús les dijo: "Yo les aseguro que esa pobre viuda ha echado en la alcancía más que todos; porque los demás han echado de lo que les sobraba; pero ésta, en su pobreza, ha echado todo lo que tenía para vivir". + Reflexión
Si alguna vez te habías preguntado qué significa confiar en el Señor, el pasaje de hoy debe iluminarte plenamente. Esta mujer, nos dice el Señor, "ha puesto en la alcancía todo lo que tenía para vivir". Esta mujer sabe que tiene un Dios y Padre que siempre está al pendiente de sus hijos. Esta mujer, como realmente ha conocido a Dios, sabe de su amor y su providencia y por eso confía PLENAMENTE en él. Hoy en día hay tanta indiferencia religiosa, aún entre nuestros hermanos cristianos, que pocos conocen íntimamente al Señor. Cierto que han oído hablar de él, pero no lo han conocido, y por ello cuando se aprieta la vida económica, cuando se viene un despido, o cualquier situación que dificulta nuestra economía rápidamente se pierde la paz en el corazón y en nuestra vida, lo cual en no pocas ocasiones descomponen la armonía de nuestra familia. La viuda de hoy debe ser una invitación a confiar plenamente en el Señor; a no asustarnos porque en este momento la vida económica está difícil. Estos últimos años han sido difícil para todos, pero Dios no nos tiene lejos de su mano, a lo mejor no tendremos para ir a restaurantes o cambiar el automóvil, pero de lo que es cierto es que Dios no nos dejará sin lo necesario para nosotros y para todos los que dependen de nosotros. No desconfíes jamás de Dios, pues él es tu padre y tu proveedor

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