martes, 7 de abril de 2009

MARTES SANTO



Textos para este día:

Isaías 49, 1-6:


Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: "Tu eres mi esclavo (Israel), de quien estoy orgulloso".

Mientras yo pensaba: "En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas", en realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios.

Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel, -tanto me honró el Señor y mi Dios fue mi fuerza-. Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel: te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.


Juan 13, 21-33. 36-38:


En aquel tiempo, Jesús, profundamente conmovido, dijo: Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.

Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, estaba a la mesa a su derecho. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces el, apoyándose en el pecho de Jesús, le pregunto Señor: ¿quién es?

Le contestó Jesús: Aquél a quien yo le dé este trozo de pan untado. Y untando el pan se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: Lo que tienes que hacer hazlo en seguida.

Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres.

Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en él (Si Dios es glorificado en el, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará).

Simón Pedro le dijo: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: Adonde yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tarde. Pedro replicó: Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti. Jesús le contesto: ¿Con que darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces

REFLEXIÓN SOBRE EL EVANGELIO
Después de la meditación de ayer que se situaba históricamente en Betania el lunes por la tarde... saltamos directamente a la tarde del jueves, durante la ultima cena.

-Jesús dijo: "Uno de vosotros me entregará" Se miraban los discípulos unos a otros, sin saber de quién hablaba.

Jesús toma la iniciativa de anunciar la traición.

Está solo. Nadie entiende en esto nada.

Uno de los discípulos, el amado de Jesús...

Juan subraya esto. Y es a ese título que él interviene. La amistad.

-Estaba recostado junto a Jesús. Simón Pedro le hizo señal, diciéndole: "Pregúntale de quién habla". El discípulo, inclinándose hacia el pecho de Jesús, le dijo: "Señor, ¿quién es?"

Es una escena que ha sido representada por muchos pintores.

Familiaridad.

Sí, Tú, Señor, has aceptado estos gestos sencillos. No te has avergonzado de haber necesitado este afecto... de poder hablar con verdaderos amigos...

Por otra parte, vemos una vez más en el Evangelio, las funciones complementarias, en la Iglesia: Pedro toma la iniciativa - prioridad oficial-, pero es Juan el que hace el encargo delicado.

Cada uno tiene su sitio particular. Todos no pueden hacer todo. Ayúdame, Señor, a cumplir bien mi cometido, y en mi sitio. Durante estos días santos, quisiera, a mi manera, vivir contigo, Señor. Ofrecerte mi amistad. Procuraré pensar mucho más en ti en el curso de estos días venideros.

-"Aquel a quien yo mojare y diere un bocado". Se lo da a Judas... y Jesús le dice: "Lo que has de hacer, hazlo pronto." Ninguno de los que estaban a la mesa conoció a qué propósito hacía aquello. Judas tomando el bocado, se salió luego.

Era de noche.

Todo se hace con palabras veladas... en una especie de pudor sigiloso, entre Jesús y Judas... como si Jesús no quisiera perjudicar a Judas: los demás no entienden lo que está pasando.

Hasta aquí llega la lucidez de Jesús frente a su muerte: es El quien dirige las operaciones; es El quién decide la hora: "lo que has de hacer, hazlo pronto,". Mi vida, nadie la toma, soy Yo quien la da. He aquí mi Cuerpo entregado por vosotros.

-Así que salió, dijo Jesús: "Ahora ha sido glorificado el Hijo del Hombre, y Dios ha sido glorificado en él... Dios también le glorificará pronto." Palabras asombrosas. Como ayer son también una anticipación. La "gloria" ya está ahí, desde que la muerte ha sido decidida, desde que el traidor ha salido para su faena.

-Hijitos míos, todavía estaré un poco con vosotros... Yo me voy.

Tú no piensas en ti, sino en ellos. Van a quedarse solos. Pedro adivina algo, sin duda. Y ¡propone "seguir" a Jesús!

-"¿Darás por mí tu vida?... En verdad te digo que no cantará el gallo antes que tres veces me niegues."

¡Pobre Pedro! Y sin embargo él se creía muy generoso, y lo era, a su modo. Jesús le anuncia su propia traición, algunos minutos después de la de Judas. Entonces, de repente, el silencio debió de ser muy denso en el grupo.

Tu soledad ¡oh Jesús! es total. Has ido hasta el límite de la condición humana. El hombre, que más solo se encuentre a la hora de la muerte, puede reconocerse en ti.


NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 1

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