No se trata de cerrar los ojos a la realidad, se trata de verla de otra manera.
Se trata de ver: Que el mundo está mal,pero ver que puede estar mejor.
Que el matrimonio anda mal,pero ver que podemos vivirlo mejor.
Que los esposos no se entienden,pero ver que somos capaces de dialogar.
Que los hijos ya están perdiendo la fe,pero ver que las semillas que sembramos pueden brotar en cualquier momento.
Que sólo existe justicia para el que puede pagarla,pero ver que algún día puede haber justicia también para los pobres.
Que existe mucho individualismo,pero ver que algún día nos sentiremos solidarios.
Que existen demasiados hombres y mujeres que viven en esteras, pero ver que algún día podrán tener una casa digna.
Que existe demasiada infidelidad conyugal, pero ver que algún día podremos ser fieles a nuestra palabra comprometida.
Que existe demasiada mentira en el mundo, pero ver que algún día podremos vivir en la verdad.
Que vivimos sin conocernos, pero ver que algún día todos nos sentiremos hermanos.
No, no es una utopía porque entonces Jesús sería el más utópico.Él nos enseñará que todo eso es posible porque Jesús desde su misma cuna hará posible que todo pueda cambiar y ser distinto.
Celebrar la Navidad no es celebrar un simple nacimiento, es celebrar que desde el pesebre de Belén todo puede comenzar a ser diferente. Porque Jesús no se encarnó entre nosotros por simple utopía, aunque sea la utopía de Dios, sino porque Él nos mostrará el camino de lo nuevo.
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