1.- Advertir, mis queridos jóvenes lectores, que el nombre de la fiesta no es la llegada de los Reyes Magos. Epifanía es una palabra griega que significa manifestación alrededor.
Hasta hoy los relatos se centraban en un ámbito concreto, determinado, relativamente pequeño. Sí, el Salvador fue concebido en Nazaret y nació en Belén. He estado muchas veces en estos lugares, desplazándome en utilitario, autobús o furgoneta, pero no sabría ahora deciros cuantos kilómetros separan ambas ciudades, en línea recta, no deben ser mucho mas de cien.
Y la decisión de Dios era compenetrarse y salvar a los de todo el orbe. Convenía que desde el principio se tuvieran pruebas de la universalidad de su proyecto. Hay que aclarar que en el texto no se dice ni cuantos eran, ni de donde exactamente venían, ni cual era su categoría social.
La palabra mago nos debería sugerir sabio investigador de una cierta categoría científica y por las indagaciones que hacen ellos, los deberíamos situar en el campo de la astronomía, que, dada la inexistencia de telescopios y poseyendo únicamente instrumentos geométricos de medida, añadiendo que sus saberes se adentraban en el campo de la historia documentada, hoy en día tal vez se parecerían más a los astrofísicos.
Quedemos, pues, que eran matemáticos, investigadores de documentos y tradiciones históricas, dotados de inteligencia racional e intuitiva y de temperamento atrevido, con capacidad de asombro y de audacia. ¡anda, ya, que no es moco de pavo! Olvidaos de disfraces y de pasaportes diplomáticos, de coronas y espectaculares semovientes.Venían de Oriente. Como os he adelantado, el que no se nos precise el lugar, indica que lo que el autor inspirado por Dios quiere, es que sepamos que vienen de lejos y de cultura diferente de la hebrea. Tampoco se nos dice que residieran en un mismo país, ni juntos.
2.- Los dones que ofrecen no son lo espectaculares que presentan nuestros artistas. El oro era, y es aun hoy en día, un valor universalmente admitido. Os pongo una comparación para que entendáis la significación del regalo. Hasta la creación del Euro, cuando queríamos viajar al extranjero, debíamos llevar dólares, ya que es una moneda que casi siempre sirve para pagar y para obsequiar, algo así representaba el oro.El incienso es un perfume. Continúa siendo apropiado regalo. En aquel tiempo los aromas eran resinas sólidas o gomosas, que se desprendían de ciertos árboles. Su comercio, por aquellas tierras, era casi exclusivo de los nabateos. Seguramente os suena la ciudad de Petra, era una de sus cinco ciudades, las otras eran de menor categoría, no por ello carentes de interés. He visitado las ruinas de dos más, desconocidas por la mayoría de turistas. Me alejaba del tema, perdonadme. Estos señores se proveerían de perfumes de diferentes calidades, como hoy se compran corbatas de diferentes colores o diseños.
Los perfumes debían quemarse para gozar de su aroma, algo así como hoy en día se acude a sprays o a pulverizadores. En algunos casos, mezclados con aceite, se lograban fragancias semilíquidas. (No sé si sabéis que el alcohol, base de nuestras esencias y aguas de colonia, era desconocido y, evidentemente, también la destilación). Pero conste que, en muchos de los mejores perfumes de hoy en día, oculto entre aceites esenciales vegetales y extractos de secreciones animales, continúa estando el incienso.
Como eran substancias caras, traídas, como os he dicho, por mercaderes extranjeros, los de Israel descubrieron que tenían un pequeño territorio cuyo microclima permitía su cultivo. Era un área próxima al precioso y mítico manantial de Ein-Guedi. Pero les sirvió de poco el descubrimiento, pues, las sublevaciones que sucedieron al año 70, destruyeron totalmente estas artesanías y hasta obligaron a los judíos a alejarse de su tierra.
3.- ¡Venga, que vuelvo al relato evangélico que es lo importante! ¡Olvidad mis disquisiciones! ¡Aprended la lección de la Escritura!, reconocer a Jesús, tener Fe en Él, es cosa de sabios y su aceptación, desde el principio, no se restringió a un limitado territorio, la Fe cristiana no es una fe provinciana. Reconozco que he sido demasiado prolífico en explicaciones tal vez inútiles, que estas tres últimas líneas hubieran sido suficientes. Pues os recomiendo que las volváis a leer y meditar y me dejaréis libre de remordimientos.Según se dice en la maravillosa catedral de Colonia, en una preciosa arca de plata dorada reposan las reliquias de nuestros protagonistas. Ni soy amante de venerar restos corporales, ni me creo demasiado lo que cuentan, pero os aseguro que, más de una vez, he entrado allí a rezar, poniendo el mayor interés y fervor en mi súplica.
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