sábado, 8 de enero de 2011

Evangelio del Dìa 8 de Enero del 2011.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 6, 34-44

Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato. Como se había hecho tarde, sus discípulos se acercaron y le dijeron: «Éste es un lugar desierto, y ya es muy tarde. Despide a la gente, para que vaya a los campos y poblaciones cercanos a comprar algo para comer». Él respondió: «Denles de comer ustedes mismos». Ellos le dijeron: «¿Tendríamos que ir a comprar doscientos denarios de pan para dar de comer a todos?»Jesús preguntó: «¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver». Después de averiguarlo, dijeron: «Cinco panes y dos pescados». Él les ordenó que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde, y la gente se sentó en grupos de cien y de cincuenta. Entonces Él tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. También repartió los dos pescados entre la gente Todos comieron hasta saciarse, y se recogieron doce canastas llenas de sobras de pan y de restos de pescado. Los que comieron eran cinco mil hombres.

Compartiendo la Palabra

Queridos amigos, paz y bien. Aunque no solo de pan vive el hombre, Jesucristo se ocupa de los necesitados. Porque Dios es amor. Y no pasa de larga ante las necesidades. Nosotros, ¿qué? ¿Cómo reaccionamos ante las necesidades del prójimo? No las del prójimo de África o Australia, que también, sino ante el próximo que vemos en el metro, en el barrio, en la oficina o en la escuela. Primera pregunta para la reflexión. Es que Dios necesita de nosotros para seguir actuando hoy. Necesitó del “sí” de María, para encarnarse. Necesitó del “si” de José, para cuidar de su familia. Necesitó de un Juan Bautista, para preparar el camino. Y necesita hoy de ti, para poder llevar a todos el mensaje de salvación de Cristo. Aunque tengas poco, eso puede usarse para ayudar a los demás. Cinco panes y dos peces para cinco mil personas es “muy poquito”, pero con la ayuda de Dios, llegó para todos. Y sobró. Ese milagro se repite cada día, en la Eucaristía, cuando el mismo Jesús se da para que todos disfrutemos de Él. Podíamos pedirle hoy que nos ayude a colocarnos en nuestro puesto. O sea, que dejemos a Dios hacer el papel principal, protagonista, y tratar de ser buenos actores secundarios. Sin los actores secundarios, la película está incompleta. Las grandes estrellas acumulan muchos minutos, pero los secundarios son imprescindibles. Hasta hay premios especiales para ellos. Sin ellos, la obra quedaría incompleta. En la vida de Jesús hay muchos de esos personajes secundarios, como las mujeres que le acompañaban y le servían, los que le acogían cuando iba de camino, los que le daban algo para comer, los que le escuchaban un rato y luego se convertían en mensajeros de la Buena Nueva. Sentir que Dios es amor es suficiente para mover los corazones de muchas personas en todo el mundo. Con el salmista, podemos desear que todas las naciones se postren ante Dios, no por afán expansionista o proselitista, sino porque estamos convencidos que el mensaje de Cristo alegra, mejora a la persona y le ayuda a ser feliz. Tienes tu papel en esta historia. Termina la primera semana del año. Si todavía no has pensado cómo quieres vivir este año, si no has hecho tu plan de vida para este 2011, hoy puede ser un buen día. Dios es amor, y se preocupa por las necesidades de la gente. ¿Cómo lo puedes adaptar a tu vida?

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