Presbítero y Fundador de la Sociedad Salesiana y del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora.
Martirologio Romano:
Memoria de san Juan Bosco, presbítero, el cual, después de una niñez áspera, fue ordenado sacerdote y en la ciudad de Turín, en Italia, se dedicó con todas sus fuerzas a la formación de adolescentes. Fundó la Sociedad Salesiana y, con la ayuda de santa María Dominica Mazzarello, el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, para enseñar oficios a la juventud e instruirles en la vida cristiana. Lleno de virtudes y méritos, voló al cielo en este día en la ciudad de Turín, en Italia (1888).
Fecha de canonización: 1 de abril de 1934 por el Papa Pío XI.
San Juan Bosco nació el 16 de agosto de 1815 en Castelnuovo de Asti, y recibió de su madre Margarita Occhiena una sólida educación cristiana y humana. Dotado de inteligencia, memoria, voluntad y agilidad física no comunes, desde niño fue seguido por sus coetáneos, a quienes organizaba juegos que interrumpía al toque de las campanas para llevarlos a la iglesia.
Fue ordenado sacerdote en Turín en 1841, y allí comenzó su actividad pastoral con San José Cafasso. Su programa, o mejor, su pasión era la educación de los jóvenes, los más pobres y abandonados. Reunió un grupito que llevaba a jugar, a rezar y a menudo a comer con él.
La incómoda y rumorosa compañía de Don Bosco (así se lo llamaba y se lo llama familiarmente) tenía que estar cambiando de lugar continuamente hasta que por fin encontró un lugar fijo bajo el cobertizo Pinardi, que fue la primera célula del Oratorio. Con la ayuda de mamá Margarita, sin medios materiales y entre la persistente hostilidad de muchos, Don Bosco dio vida al Oratorio de San Francisco de Sales: era el lugar de encuentro dominical de los jóvenes que quisieran pasar un día de sana alegría, una pensión con escuelas de arte y oficios para los jóvenes trabajadores, y escuelas regulares para los estudios humanísticos, según una pedagogía que sería conocida en todo el mundo como “método preventivo” y basada en la religión, la razón y el amor. “La práctica del método preventivo se base toda en las palabras de San Pablo que dice: La caridad es benigna y paciente; sufre todo, pero espera todo y aguanta todo”.Para asegurar la continuidad de su obra, San Juan Bosco fundó la Pía Sociedad de San Francisco de Sales (los Salesianos) y Hijas de María Auxiliadora (las Salesianas). Fue un fecundísimo escritor popular, fundó escuelas tipográficas, revistas y editoriales para el incremento de la prensa católica, la “buena prensa”.
Aunque ajeno a las luchas políticas, prestó su servicio como intermediario entre la Santa Sede, el gobierno italiano y la casa Saboya. Fue un santo risueño y amable, se sentía “sacerdote en la casa del pobre; sacerdote en el palacio del Rey y de los Ministros”. Buen polemista contra la secta de los Valdeses, según la mentalidad del tiempo, nunca se avergonzó de sus amistades con los protestantes y los hebreos de buena voluntad: “Condenamos los errores, escribió en el “Católico”, pero respetamos siempre a las personas”. San Juan Bosco murió el 31 de enero de 1888 y fue canonizado por Pío XI en 1934.
lunes, 31 de enero de 2011
domingo, 30 de enero de 2011
Bienaventurados los que descubren a Dios dentro de ellos.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 4, 25—5, 12
Seguían a Jesús grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania. Al ver la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a Él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron».
Compartiendo la Palabra
Sólo para pobres
Bajo el sol de Galilea:
Así dice el profeta: “Buscad al Señor los humildes… quizás podáis ocultaros el día de la ira del Señor”. No es contradicción, es paradoja: Si quieres ocultarte del Señor en el día de su ira, búscalo, conviértete a él, encuéntralo.El que dice, buscad al Señor, dice también:
“Buscad la justicia, buscad la moderación”. Busca la justicia, busca al Señor, busca su Reino, y te encontrarás hijo de una humanidad nueva, hijo de “un pueblo, que no comete maldades ni dice mentiras”. Tal vez por esto solo ya se te pueda decir dichoso. Luego el profeta habla de pan y de paz, que no faltarán al pueblo de los que buscan al Señor: “Pastarán y se tenderán sin sobresaltos”. «Dichosos ellos», sugiere entonces a tu mente el corazón. Jesús de Nazaret lo dijo de otra manera: “Buscad sobre todo el Reino de Dios y su justicia, y lo demás se os dará por añadidura”. Antes había dicho: “Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”. «Dichosos ellos», porque el Reino de Dios les pertenece. «Dichosos ellos», porque Jesús –la gracia, la libertad, la vida, el Reino-, ha venido para ellos.
Bajo el sol de Galilea, Jesús es la evidencia corporal de las bienaventuranzas: Él es de los pobres; lo es cuando enseña, lo es cuando cura, lo es cuando muere: ¡Dichosos los pobres! Ahora la misión de Jesús es misión de la Iglesia. Ella, en su cabeza, ha sido ungida por el Espíritu y ha sido enviada para llevar a los pobres la buena noticia, para ser Iglesia de los pobres cuando enseña, cuando cura, cuando muere, siempre cerca de ellos, siempre tan desvalida y tan de corazón entre ellos como lo estuvo Jesús.Bajo la cruz: Pero necesitamos poner las bienaventuranzas bajo otra luz, proclamarlas bajo la cruz, en las horas de agonía de Jesús, cuando las tinieblas vinieron sobre toda la tierra.
“Los que pasaban, lo injuriaban, y meneando la cabeza, decían:
«Tú que destruyes el templo y lo reconstruyes en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz»”. “Confió en Dios, que lo libre, si es que lo ama, pues dijo: «Soy Hijo de Dios»”.En esa hora de nona, de rodillas ante Cristo crucificado, silabea las palabras del Maestro en la montaña: “Dichosos los pobres… dichosos los sufridos… dichosos los que lloran…”.Tú las dices de rodillas buscando en ellas consuelo.“Los que pasaban”, las dirían meneando la cabeza y blasfemando.
Bajo el sol de Galilea, las bienaventuranzas desvelaban el secreto de la mirada de Dios sobre los pobres.
Bajo la cruz, las bienaventuranzas nos acercan al misterio de la mirada de Dios sobre su Hijo.
Bajo otro sol, bajo otra cruz, en otra hora de tinieblas:Amadou relata así la muerte de su compañero sucedida en el domingo 23 de enero: “Habíamos estado cuatro días al borde del mar esperando montar en la zódiac para irnos a España. Decidimos volver al bosque porque no podíamos aguantar más. Estábamos sin comer, escondidos y hacía un frío tremendo. Cuando volvíamos comenzó a sentirse mal, cansado. Al llegar a una zona del bosque se tumbó en el suelo y dijo que no podía más, se quedó allí encogido, con sus manos sobre las rodillas como un bebé y nos dimos cuenta de que dejó de respirar. No lo había soportado” (Tomado del blog Pandoras invisibles).
Necesitamos, Jesús, tus bienaventuranzas; necesitamos oírlas “al borde del mar”, en los claros del bosque, en ese camino, “hecho de cadáveres”, por el que transitan los parias de nuestro mundo; necesitamos oírte y verte, Jesús, en quien “muere de sufrimiento”; necesitamos recordar que tú eres de los pobres. Los ojos van de tu cruz a este calvario, y el corazón aprende a creer que hay esperanza, también para los muertos: “Dichosos los pobres… dichosos los sufridos… dichosos los que lloran…”.
Feliz domingo.
Bienaventurados los que buscan la alegrìa...
LA FELICIDAD, ¿DÓNDE ESTÁ?
¡Qué difícil resulta hablar hoy de la felicidad! En cambio, lo más fácil es hablar del placer de los sentidos. Pero placer y felicidad no coinciden. Puede uno disfrutar de muchos placeres y, sin embargo, no ser feliz. Y puede ser feliz sin demasiados placeres. El placer pertenece más al cuerpo: una buena comida, una buena cena con los amigos, una buena tarde de fútbol.
Pero terminada la comida o la cena, uno vuelve a quedarse a solas consigo mismo, con su vacío o con sus preocupaciones. Incluso con la preocupación de lo que ha gastado y que lo necesita para vivir el resto de la semana.
En cambio, la felicidad es mucho más íntima, más profunda. La felicidad no está a flor de piel, sino que tiene sus raíces en el corazón. Por eso mismo las bienaventuranzas ponen la felicidad patas arriba.
Se puede ser feliz siendo pobre, careciendo de muchas cosas superfluas.
Se puede ser feliz luchando por los demás, para que los demás tengan lo suficiente para vivir.
Se puede ser feliz poniendo un granito de arena para que en el mundo reine la paz. Hasta se puede ser feliz siendo perseguido por causa del Evangelio porque eso de dar la vida por algo que vale la pena es siempre una razón para dar sentido a la vida. Nos hace felices, no el aparentar lo que no somos, sino siendo nosotros mismos.Nos hace felices, no tanto el acaparar y estar sufriendo cada día el cambio de la Bolsa o la devaluación del dólar, sino el compartir lo que tenemos con el que no tiene.
Nos hace felices, no tanto el salvar nuestro pellejo huyendo del compromiso y la confesión de nuestra fe, sino el ser juzgados y hasta condenados por nuestra fidelidad al Evangelio el testimoniarlo y dar la cara por Dios.. No nos hace felices mandar sobre todos, sino sentir el amor de todos y que los demás se siente mejor porque se sienten amados y valorados por nosotros.
La felicidad no nos la regala el pecado. El pecado puede ser un momento de placer. Lo que sí nos hace felices es poder mirar a los ojos de la esposa y los hijos siendo fieles a nuestro compromiso.
Hay la felicidad del mundo que se llama placer y hay la felicidad que brota del corazón fruto de la experiencia de la gracia, de sentirnos amados por Dios, de saber que para Dios somos importantes.
Yo me pregunto, ¿he sido más feliz cuando pequé o cuando el Señor me ha regalado el don del perdón? Y te pregunto, ¿eres más feliz con tu corazón lleno de resentimiento o cuando amas a todos y tienes para todos un sitio en tu corazón? ¿Eres feliz cuando mientes o cuando vives en la verdad? ¿Eres feliz cuando juegas sucio y tienes miedo a ser descubierto o cuando juegas limpio y sabes que tu vida está en regla?
LIBRES Y FELICES
“Jesús no nos libera de unas leyes para ponernos otras leyes más perfectas o más fáciles de cumplir (es esa idea tan extendida de la “manga ancha”; la moral cristiana no es de “manga ancha” sino que es fundamentalmente de seguimiento de Cristo). Jesús nos libera definitivamente. Ese esquema del Antiguo Testamento está muerto… ¡Sed felices, dichosos y libres! La moral cristiana es un seguimiento sereno y feliz, un seguimiento libre y liberador de Cristo (Häring). No caigamos, como hemos caído, en una moral de pura ley, cuyo único valor es cumplir para tapar la boca a Dios de modo que no tenga nada que echarnos en cara; una moral mezclada de contabilidad bancaria.
Las bienaventuranzas, la ética cristiana nos invita a ser libres y felices.” T. Muro Ugalde, “La verdad es libre”Cuándo será que nuestra moral se convierta en el buen anuncio de una vida nueva y feliz y no en esa carga que tenemos que aguantar y soportar; en el anuncio de que los demás son importantes; en el anuncio de que nosotros podemos cambiar el mundo; en el anuncio de que las utopías del Reino de Dios son posibles.¿Cuándo será que secar las lágrimas de los que sufren nos haga felices?¿Cuándo será que gastar nuestras vidas para que los demás sean reconocidos en sus derechos humanos como personas nos haga felices?¿Cuándo será que el dar la cara por el hermano y por el Evangelio, aunque nos cause problemas, nos haga felices?Eso es ser cristiano y eso es ser feliz.Feliz según Dios, aunque no siempre según los hombres.
NO MATES LA ALEGRÍA
No mates la alegría que hay hoy en ti, recordando las penas de ayer. Aquellas penas ya las sufriste. Hoy goza de la alegría que la vida te regala este nuevo día que es diferente al de ayer.No mates la alegría que hay hoy en ti, pensando en los malos días que puedan venirte. El sol que hoy te calienta no volverá, pero hoy necesita calentar y fecundar las semillas de la vida que llevas dentro. El futuro vívelo mañana, pero hoy vive el presente.No mates la alegría que hay hoy en ti, con recuerdos del pasado. La vida no se vive más que una vez. ¿Por qué te empeñas en vivir dos veces los días sin luz? ¿No te das cuenta de que la luz ya volvió a lucir dentro de ti?No mates la alegría que hay hoy en ti porque te has vuelto a reconciliar y reencontrar con Dios en el Sacramento de la Penitencia. ¿Por qué seguir recordando los pecados de ayer, que Dios ya tiene olvidados desde que te los perdonó?No mates la alegría que hay hoy en ti, con las malas noticias que te han dado. ¿Por qué no esperas un poco y miras a tu alrededor? ¿No ves que también hoy hay buenas noticias para ti en la vida?No mates la alegría que hay hoy en ti porque las alegrías de hoy son nuevas, diferentes a las de ayer y a las de mañana. Si en vez de vivir las alegrías de hoy estás pensando en las de mañana, mañana pensarás en las de pasado mañana y así nunca vivirás la única alegría posible de tu vida, la de hoy.No mates la alegría que hay hoy en ti, pero tampoco mates la alegría que hay en los demás. Si has de decirles algo desagradable y no es de urgencia, espera a otro día. Déjales que sean felices hoy.
UN FRACASO NO ES EL FINAL
Muchos piensan que un fracaso es el final del camino. ¡Cuántas vidas que se han quedado achatadas precisamente por un fracaso! ¿Vemos un poco la historia?Severo Ochoa, Premio Nobel de Medicina, suspendió dos veces en sus estudios de Medicina.
Al filósofo Balmes le suspendieron en Matemáticas. Ramón Gómez de la Serna y a Azorín, famosos escritores, fueron suspendidos en Literatura. García Lorca tuvo un jalado en Lengua Española. El caso más llamativo todavía fue el de Einstein, sus biógrafos cuentan que de muchacho fue un tanto retrasado A los tres años no sabía hablar, sólo algunas palabras y para colmo, mal pronunciadas hasta el punto de que sus padres estaban ya convencidos de tener un hijo deficiente mental y hoy lo consideramos como uno de los fundadores de la ciencia moderna. Ya ven, un fracaso nunca es el final de un camino. Los padres no pueden desesperarse porque su hijo haya tenido un fracaso. Al contrario, deben aprovecharlo para levantar el ánimo de su hijo y decirle que el camino es muy largo y por delante quedan muchas posibilidades. Ni los jóvenes han de caer en la desilusión ni renunciar a un futuro que puede ser promisorio. Los fracasos no pueden detener nuestra marcha ni marchitar nuestras ilusiones. Al contrario, deben ser un motivo más para el esfuerzo y la lucha. Por algo dice la canción: “Un fracaso más, ¿qué importa?”
¿USTED REZARÍA ESTA ORACIÓN?
Pues es una de las oraciones de Santo Tomás Moro.
Alguien la titula “Oración para pedir el humor”.
Es que algunos se han empeñado en usar cara de cuaresma. Es que se imagina que Dios nos quiere ver siempre con dolor de estómago y amargados. Pues aquí va la oración de Tomas Moro. Espero que alguien quiera hacerla suya:
“Señor, dame una buena digestióny, naturalmente, algo que digerir.
Dame la salud del cuerpo y el buen humor necesario para mantenerla.
Dame un alma sana, Señor,que tenga siempre ante los ojos lo que es bueno y purode modo que, ante el pecado, no me escandalice,sino que sepa encontrar el modo de remediarlo.
Dame un alma que no conozca el aburrimiento,los rencores, los suspiros ni los lamentos.Y no permitas que tome demasiado en serio esa cosa entrometida que se llama “el yo”.
Dame, Señor, el sentido del humorismo para que sepa sacar un poco de alegría a la vida y pueda compartirla con los demás”.
¿Te animas a orarle a Dios no pidiendo cosas sino el buen humor, la capacidad de reírte, de contar un chiste? Yo estoy seguro que Dios tiene que estar aburrido de la seriedad de nuestra oración, algo así como si siempre tuviésemos úlceras en el estómago. Dios no nos dice “sean ustedes tristes”, sino “dichosos, felices ustedes”. Y para colmo nos dijo a última hora: “Mi alegría os dejo.”
¡Qué difícil resulta hablar hoy de la felicidad! En cambio, lo más fácil es hablar del placer de los sentidos. Pero placer y felicidad no coinciden. Puede uno disfrutar de muchos placeres y, sin embargo, no ser feliz. Y puede ser feliz sin demasiados placeres. El placer pertenece más al cuerpo: una buena comida, una buena cena con los amigos, una buena tarde de fútbol.
Pero terminada la comida o la cena, uno vuelve a quedarse a solas consigo mismo, con su vacío o con sus preocupaciones. Incluso con la preocupación de lo que ha gastado y que lo necesita para vivir el resto de la semana.
En cambio, la felicidad es mucho más íntima, más profunda. La felicidad no está a flor de piel, sino que tiene sus raíces en el corazón. Por eso mismo las bienaventuranzas ponen la felicidad patas arriba.
Se puede ser feliz siendo pobre, careciendo de muchas cosas superfluas.
Se puede ser feliz luchando por los demás, para que los demás tengan lo suficiente para vivir.
Se puede ser feliz poniendo un granito de arena para que en el mundo reine la paz. Hasta se puede ser feliz siendo perseguido por causa del Evangelio porque eso de dar la vida por algo que vale la pena es siempre una razón para dar sentido a la vida. Nos hace felices, no el aparentar lo que no somos, sino siendo nosotros mismos.Nos hace felices, no tanto el acaparar y estar sufriendo cada día el cambio de la Bolsa o la devaluación del dólar, sino el compartir lo que tenemos con el que no tiene.
Nos hace felices, no tanto el salvar nuestro pellejo huyendo del compromiso y la confesión de nuestra fe, sino el ser juzgados y hasta condenados por nuestra fidelidad al Evangelio el testimoniarlo y dar la cara por Dios.. No nos hace felices mandar sobre todos, sino sentir el amor de todos y que los demás se siente mejor porque se sienten amados y valorados por nosotros.
La felicidad no nos la regala el pecado. El pecado puede ser un momento de placer. Lo que sí nos hace felices es poder mirar a los ojos de la esposa y los hijos siendo fieles a nuestro compromiso.
Hay la felicidad del mundo que se llama placer y hay la felicidad que brota del corazón fruto de la experiencia de la gracia, de sentirnos amados por Dios, de saber que para Dios somos importantes.
Yo me pregunto, ¿he sido más feliz cuando pequé o cuando el Señor me ha regalado el don del perdón? Y te pregunto, ¿eres más feliz con tu corazón lleno de resentimiento o cuando amas a todos y tienes para todos un sitio en tu corazón? ¿Eres feliz cuando mientes o cuando vives en la verdad? ¿Eres feliz cuando juegas sucio y tienes miedo a ser descubierto o cuando juegas limpio y sabes que tu vida está en regla?
LIBRES Y FELICES
“Jesús no nos libera de unas leyes para ponernos otras leyes más perfectas o más fáciles de cumplir (es esa idea tan extendida de la “manga ancha”; la moral cristiana no es de “manga ancha” sino que es fundamentalmente de seguimiento de Cristo). Jesús nos libera definitivamente. Ese esquema del Antiguo Testamento está muerto… ¡Sed felices, dichosos y libres! La moral cristiana es un seguimiento sereno y feliz, un seguimiento libre y liberador de Cristo (Häring). No caigamos, como hemos caído, en una moral de pura ley, cuyo único valor es cumplir para tapar la boca a Dios de modo que no tenga nada que echarnos en cara; una moral mezclada de contabilidad bancaria.
Las bienaventuranzas, la ética cristiana nos invita a ser libres y felices.” T. Muro Ugalde, “La verdad es libre”Cuándo será que nuestra moral se convierta en el buen anuncio de una vida nueva y feliz y no en esa carga que tenemos que aguantar y soportar; en el anuncio de que los demás son importantes; en el anuncio de que nosotros podemos cambiar el mundo; en el anuncio de que las utopías del Reino de Dios son posibles.¿Cuándo será que secar las lágrimas de los que sufren nos haga felices?¿Cuándo será que gastar nuestras vidas para que los demás sean reconocidos en sus derechos humanos como personas nos haga felices?¿Cuándo será que el dar la cara por el hermano y por el Evangelio, aunque nos cause problemas, nos haga felices?Eso es ser cristiano y eso es ser feliz.Feliz según Dios, aunque no siempre según los hombres.
NO MATES LA ALEGRÍA
No mates la alegría que hay hoy en ti, recordando las penas de ayer. Aquellas penas ya las sufriste. Hoy goza de la alegría que la vida te regala este nuevo día que es diferente al de ayer.No mates la alegría que hay hoy en ti, pensando en los malos días que puedan venirte. El sol que hoy te calienta no volverá, pero hoy necesita calentar y fecundar las semillas de la vida que llevas dentro. El futuro vívelo mañana, pero hoy vive el presente.No mates la alegría que hay hoy en ti, con recuerdos del pasado. La vida no se vive más que una vez. ¿Por qué te empeñas en vivir dos veces los días sin luz? ¿No te das cuenta de que la luz ya volvió a lucir dentro de ti?No mates la alegría que hay hoy en ti porque te has vuelto a reconciliar y reencontrar con Dios en el Sacramento de la Penitencia. ¿Por qué seguir recordando los pecados de ayer, que Dios ya tiene olvidados desde que te los perdonó?No mates la alegría que hay hoy en ti, con las malas noticias que te han dado. ¿Por qué no esperas un poco y miras a tu alrededor? ¿No ves que también hoy hay buenas noticias para ti en la vida?No mates la alegría que hay hoy en ti porque las alegrías de hoy son nuevas, diferentes a las de ayer y a las de mañana. Si en vez de vivir las alegrías de hoy estás pensando en las de mañana, mañana pensarás en las de pasado mañana y así nunca vivirás la única alegría posible de tu vida, la de hoy.No mates la alegría que hay hoy en ti, pero tampoco mates la alegría que hay en los demás. Si has de decirles algo desagradable y no es de urgencia, espera a otro día. Déjales que sean felices hoy.
UN FRACASO NO ES EL FINAL
Muchos piensan que un fracaso es el final del camino. ¡Cuántas vidas que se han quedado achatadas precisamente por un fracaso! ¿Vemos un poco la historia?Severo Ochoa, Premio Nobel de Medicina, suspendió dos veces en sus estudios de Medicina.
Al filósofo Balmes le suspendieron en Matemáticas. Ramón Gómez de la Serna y a Azorín, famosos escritores, fueron suspendidos en Literatura. García Lorca tuvo un jalado en Lengua Española. El caso más llamativo todavía fue el de Einstein, sus biógrafos cuentan que de muchacho fue un tanto retrasado A los tres años no sabía hablar, sólo algunas palabras y para colmo, mal pronunciadas hasta el punto de que sus padres estaban ya convencidos de tener un hijo deficiente mental y hoy lo consideramos como uno de los fundadores de la ciencia moderna. Ya ven, un fracaso nunca es el final de un camino. Los padres no pueden desesperarse porque su hijo haya tenido un fracaso. Al contrario, deben aprovecharlo para levantar el ánimo de su hijo y decirle que el camino es muy largo y por delante quedan muchas posibilidades. Ni los jóvenes han de caer en la desilusión ni renunciar a un futuro que puede ser promisorio. Los fracasos no pueden detener nuestra marcha ni marchitar nuestras ilusiones. Al contrario, deben ser un motivo más para el esfuerzo y la lucha. Por algo dice la canción: “Un fracaso más, ¿qué importa?”
¿USTED REZARÍA ESTA ORACIÓN?
Pues es una de las oraciones de Santo Tomás Moro.
Alguien la titula “Oración para pedir el humor”.
Es que algunos se han empeñado en usar cara de cuaresma. Es que se imagina que Dios nos quiere ver siempre con dolor de estómago y amargados. Pues aquí va la oración de Tomas Moro. Espero que alguien quiera hacerla suya:
“Señor, dame una buena digestióny, naturalmente, algo que digerir.
Dame la salud del cuerpo y el buen humor necesario para mantenerla.
Dame un alma sana, Señor,que tenga siempre ante los ojos lo que es bueno y purode modo que, ante el pecado, no me escandalice,sino que sepa encontrar el modo de remediarlo.
Dame un alma que no conozca el aburrimiento,los rencores, los suspiros ni los lamentos.Y no permitas que tome demasiado en serio esa cosa entrometida que se llama “el yo”.
Dame, Señor, el sentido del humorismo para que sepa sacar un poco de alegría a la vida y pueda compartirla con los demás”.
¿Te animas a orarle a Dios no pidiendo cosas sino el buen humor, la capacidad de reírte, de contar un chiste? Yo estoy seguro que Dios tiene que estar aburrido de la seriedad de nuestra oración, algo así como si siempre tuviésemos úlceras en el estómago. Dios no nos dice “sean ustedes tristes”, sino “dichosos, felices ustedes”. Y para colmo nos dijo a última hora: “Mi alegría os dejo.”
sábado, 29 de enero de 2011
Hermanos: ¿Tenemos Fè?.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 4, 35-41
Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: «Crucemos a la otra orilla». Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron en la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya.Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal.Lo despertaron y le dijeron: «¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?»Despertándose, Él increpó al viento y dijo al mar: «¡Silencio! ¡Cállate!» El viento se aplacó y sobrevino una gran calma.Después les dijo: «¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?»Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: «¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?»
Compartiendo la Palabra
Queridos hermanos:
Se ha dicho que los antiguos creían gracias a los milagros y que los modernos creemos a pesar de ellos. Esta segunda actitud no parece estar del todo reñida con la sensibilidad de Jesús, que en algún momento reprochó a los discípulos: “si no veis milagros no creéis” (Jn 4,48).
En realidad el creyente auténtico no exige señales extraordinarias, sino que sigue sencillamente a su Señor y busca desinteresadamente su voluntad. Una constante de la tradición evangélica es que Jesús nunca realizó un signo en ambiente de desafío, antes bien designó como “perversa y adúltera” (Mt 12,39) a la generación que se lo exigía.
El verdadero creyente deja a su Dios en total libertad; los tres jóvenes del libro de Daniel confesaron el poder de su Dios para librarlos del fuego, pero añadiendo: “aunque no lo haga, no serviremos a ningún otro Dios” (Dn 3,18).
No es, pues, característica de una fe madura la búsqueda de milagros; pero la oposición a ellos puede ser signo de autosuficiencia, o quizá de haber sucumbido a un secularismo que considera a Dios totalmente ausente de la historia u olvida que el mundo es criatura de Dios y no a la inversa. En el evangelio de hoy los discípulos reconocen la propia limitación e inconsistencia; se sienten impotentes ante algo que los supera, pero cuentan con que “Jesús es el Señor”, con un señorío que no puede quedar limitado por fuerzas incontrolables y salvajemente destructoras. Indudablemente tenemos una narración adornada desde muchas escenas veterotetamentarias: Yahvé cabalga sobre el océano, puso un límite al mar y éste no lo traspasará, domesticó al monstruo marino Leviatán,… Con esas imágenes como trasfondo la tradición evangélica expresó su fe en la divinidad de Jesús; también él, como el Yahvé soberano en que siempre creyeron, puede increpar al mar y crear calma. Pero la fe de los discípulos no llegó hasta dejarle en plena libertad para que actuase como y cuando quisiera. “¿Por qué teméis?”Desde esta fe en el Dios soberano y libre, acucian numerosas preguntas al hombre moderno. Ya no es preciso seguir mirando hacia Auschwitz; nos basta con Haití o con las devastadoras inundaciones de Australia. ¿Es que Jesús, Señor omnipotente del mundo y de la historia, ha estado dormido? No nos basta una respuesta facilona que ha corrido en forma de pps: primero echamos a Dios de nuestro mundo y luego nos quejamos de que no está. Él, bueno y poderoso, está muy por encima de nuestras incoherencias. Quizá lo más adecuado sea nuestra admiración de creyentes que no abarcamos el misterio y tenemos seguir preguntándonos “quién es Éste”.
Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: «Crucemos a la otra orilla». Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron en la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya.Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal.Lo despertaron y le dijeron: «¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?»Despertándose, Él increpó al viento y dijo al mar: «¡Silencio! ¡Cállate!» El viento se aplacó y sobrevino una gran calma.Después les dijo: «¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?»Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: «¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?»
Compartiendo la Palabra
Queridos hermanos:
Se ha dicho que los antiguos creían gracias a los milagros y que los modernos creemos a pesar de ellos. Esta segunda actitud no parece estar del todo reñida con la sensibilidad de Jesús, que en algún momento reprochó a los discípulos: “si no veis milagros no creéis” (Jn 4,48).
En realidad el creyente auténtico no exige señales extraordinarias, sino que sigue sencillamente a su Señor y busca desinteresadamente su voluntad. Una constante de la tradición evangélica es que Jesús nunca realizó un signo en ambiente de desafío, antes bien designó como “perversa y adúltera” (Mt 12,39) a la generación que se lo exigía.
El verdadero creyente deja a su Dios en total libertad; los tres jóvenes del libro de Daniel confesaron el poder de su Dios para librarlos del fuego, pero añadiendo: “aunque no lo haga, no serviremos a ningún otro Dios” (Dn 3,18).
No es, pues, característica de una fe madura la búsqueda de milagros; pero la oposición a ellos puede ser signo de autosuficiencia, o quizá de haber sucumbido a un secularismo que considera a Dios totalmente ausente de la historia u olvida que el mundo es criatura de Dios y no a la inversa. En el evangelio de hoy los discípulos reconocen la propia limitación e inconsistencia; se sienten impotentes ante algo que los supera, pero cuentan con que “Jesús es el Señor”, con un señorío que no puede quedar limitado por fuerzas incontrolables y salvajemente destructoras. Indudablemente tenemos una narración adornada desde muchas escenas veterotetamentarias: Yahvé cabalga sobre el océano, puso un límite al mar y éste no lo traspasará, domesticó al monstruo marino Leviatán,… Con esas imágenes como trasfondo la tradición evangélica expresó su fe en la divinidad de Jesús; también él, como el Yahvé soberano en que siempre creyeron, puede increpar al mar y crear calma. Pero la fe de los discípulos no llegó hasta dejarle en plena libertad para que actuase como y cuando quisiera. “¿Por qué teméis?”Desde esta fe en el Dios soberano y libre, acucian numerosas preguntas al hombre moderno. Ya no es preciso seguir mirando hacia Auschwitz; nos basta con Haití o con las devastadoras inundaciones de Australia. ¿Es que Jesús, Señor omnipotente del mundo y de la historia, ha estado dormido? No nos basta una respuesta facilona que ha corrido en forma de pps: primero echamos a Dios de nuestro mundo y luego nos quejamos de que no está. Él, bueno y poderoso, está muy por encima de nuestras incoherencias. Quizá lo más adecuado sea nuestra admiración de creyentes que no abarcamos el misterio y tenemos seguir preguntándonos “quién es Éste”.
jueves, 27 de enero de 2011
Evangelio del dìa 27-01-11
El Evangelio de hoy
Marcos 4, 21-25
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "¿Acaso se enciende una vela para meterla debajo de una olla o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? Porque si algo está escondido, es para que se descubra; y si algo se ha ocultado, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga". Siguió hablándoles y les dijo: "Pongan atención a lo que están oyendo. La misma medida que utilicen para tratar a los demás, esa misma se usará para tratarlos a ustedes, y con creces. Al que tiene, se le dará; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará".
+ Reflexión
Jesús en este pasaje nos da dos enseñanzas, la primera sobre nuestro ser cristiano, el cual debe NOTARSE; y la segunda, sobre la caridad y el respeto a los demás. Quisiera insistir en la primera, que es la base para la segunda. NO basta ser bautizados, dentro de nosotros se esconde un misterio que tiene que manifestarse a los demás. Dios a puesto su Espíritu Santo y su Palabra, en cada uno de nosotros, una luz que no puede quedarse solo en nuestro corazón, sino que ha de ser conocido y amado por toda la humanidad. En la medida que dejamos que el Espíritu dirija nuestra vida y hablamos de Jesús a los que nos rodean, en esa medida la luz brilla y el Reino de los cielos va siendo una realidad. No tengamos miedo de dejar que Jesús y la vida en le Espíritu se transparente en nosotros. Somos el instrumento por el cual el mundo conocerá de una manera más clara a Dios.
¿Es tu vida un reflejo de la vida del Espíritu?
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Marcos 4, 21-25
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "¿Acaso se enciende una vela para meterla debajo de una olla o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? Porque si algo está escondido, es para que se descubra; y si algo se ha ocultado, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga". Siguió hablándoles y les dijo: "Pongan atención a lo que están oyendo. La misma medida que utilicen para tratar a los demás, esa misma se usará para tratarlos a ustedes, y con creces. Al que tiene, se le dará; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará".
+ Reflexión
Jesús en este pasaje nos da dos enseñanzas, la primera sobre nuestro ser cristiano, el cual debe NOTARSE; y la segunda, sobre la caridad y el respeto a los demás. Quisiera insistir en la primera, que es la base para la segunda. NO basta ser bautizados, dentro de nosotros se esconde un misterio que tiene que manifestarse a los demás. Dios a puesto su Espíritu Santo y su Palabra, en cada uno de nosotros, una luz que no puede quedarse solo en nuestro corazón, sino que ha de ser conocido y amado por toda la humanidad. En la medida que dejamos que el Espíritu dirija nuestra vida y hablamos de Jesús a los que nos rodean, en esa medida la luz brilla y el Reino de los cielos va siendo una realidad. No tengamos miedo de dejar que Jesús y la vida en le Espíritu se transparente en nosotros. Somos el instrumento por el cual el mundo conocerá de una manera más clara a Dios.
¿Es tu vida un reflejo de la vida del Espíritu?
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús.
MAL- AVENTURADOS.
Entre otras muchas, hay una frase respecto a la felicidad, que dice algo así: “la felicidad consiste en estar satisfecho contigo mismo, en quererse a uno mismo”. ¿Es cierto? ¿Podemos afirmar que, nuestras satisfacciones, exclusivamente personales e individualistas son fuente de la dicha y de la armonía verdaderas? Que cada uno, desde su situación personal, se responda. De todas formas hay un elemento clarificador e iluminador: nunca como hoy hemos tenido tantos bienes a nuestro alcance (para el desarrollo personal o colectivo) y nunca como hoy, el hombre, va errando en busca del tren de la felicidad.
1.
- Las bienaventuranzas son 8 vagones que, a simple vista, nos pueden parecer sin ventanas abiertas al placer auténtico. Pero, cuando uno se atreve a viajar en ellos, descubre que el dar (más que el recibir) deja una huella eterna en el corazón. ¡Lo esencial no siempre es perceptible a nuestros ojos! Y es que, Dios, no siempre ve las cosas como nosotros y, por supuesto, no siempre nosotros las observamos como El.
El camino de las bienaventuranzas es un sendero atípico y comprometido. Es el mundo al revés. Es saber que, en la pobreza de espíritu (que no significa ser necios ni mucho menos) podemos encontrar una puerta abierta para alcanzar esas cotas de alegría y de paz que el mundo nos roba. Frente a la pobreza de espíritu, como siempre, se alza el rascacielos de la soberbia o del engreimiento; la riqueza externa con sus numerosos trajes festivos frente a la vida interior que, a la larga, es la que da consistencia a nuestros ideales, a nuestros criterios y a lo que de verdad nos sostiene frente a los combates de la vida.
2.- Hoy elegir el programa de las bienaventuranzas nos lleva a ser señalados por el mundo hedonista y caprichoso. Más que bienaventurados, los que lloran, se compadecen, humillados, perseguidos…..son tratados como “mal aventurados” como ingenuos.En cuántas ocasiones no hemos escuchado respecto a una persona que hace el bien aquello de “ya se cansará; ya aprenderá”. Lo cierto es que si, el relato de las bienaventuranzas, es una de las páginas más bonitas el evangelio a la fuerza ha de ser el artículo de primera necesidad para dirigir y orientar nuestra vida cristiana. ¿Qué cuesta mucho? ¿Que es difícil aplicárselo todos los días? ¿Que no es un “maquillaje” que esté muy de moda en la sociedad de hoy? ¿Acaso lo era en tiempos de Jesús?
3.- En esta semana pasada, la fundación Santa María –a modo de conclusión de una de sus encuestas sobre religión y juventud—nos adelantaba que “la deserción de la clase de religión es consecuencia de la pérdida de valores en la sociedad”. No es de extrañar; un mundo que sólo pretender un bienestar simple y externo, sin más referencia que al propio hombre, sin más fin que el propio hombre… ¿va a buscar fuentes de felicidad más allá de las copas de los árboles o dejarse dirigir por ese programa apasionante y desconcertante a la vez como lo es el de las bienaventuranzas?¿Qué son las bienaventuranzas? Ni más ni menos el perfil de personas que Jesús desea dentro de su Iglesia, de sus seguidores, de nuestras parroquias, grupos, movimientos, etc.
4.- ¡HAZME BIENAVENTURADO, SEÑOR! Con las antenas de mi vida, en dirección a Tiy, descubriendo que, en la pobreza de espíritu brota la riqueza que tú quieres en mí. Abriéndome a Ti, para no perderme y sabiendo que, la felicidad,no siempre se alcanza en lo que el mundo me ofrece.Que, en el dolor, sepa descubrir tu manoy, en el de los demás, que salga a su encuentro la míaQue, en el llanto, llore mi alma solidariay, en la persecución, sepa sentir tu presencia.
¡HAZME BIENAVENTURADO, SEÑOR! Sencillo y humildepara, desde la simplicidad y la fidelidad, encontrarte y hacerte de mi vida mi confidente; y, en la tribulación, fuerte y combativo para que nunca la cruz sea más grande que mis fuerzas para soportarla y hacerle frente¡
HAZME BIENAVENTURADO, SEÑOR! Imprime en mi corazón el color de tu amor y, en mi alma, el brillo del Evangelio en mis pies la huella que marcan tus caminos y, en mis ojos, el deseo de mirarte para no perderte¡
HAZME BIENAVENTURADO, SEÑOR! Feliz, por estar junto a Ti Feliz, de hacer lo que te gusta a Ti Feliz, por ir contra la corriente¡
HAZME BIENAVENTURADO, SEÑOR!
1.
- Las bienaventuranzas son 8 vagones que, a simple vista, nos pueden parecer sin ventanas abiertas al placer auténtico. Pero, cuando uno se atreve a viajar en ellos, descubre que el dar (más que el recibir) deja una huella eterna en el corazón. ¡Lo esencial no siempre es perceptible a nuestros ojos! Y es que, Dios, no siempre ve las cosas como nosotros y, por supuesto, no siempre nosotros las observamos como El.
El camino de las bienaventuranzas es un sendero atípico y comprometido. Es el mundo al revés. Es saber que, en la pobreza de espíritu (que no significa ser necios ni mucho menos) podemos encontrar una puerta abierta para alcanzar esas cotas de alegría y de paz que el mundo nos roba. Frente a la pobreza de espíritu, como siempre, se alza el rascacielos de la soberbia o del engreimiento; la riqueza externa con sus numerosos trajes festivos frente a la vida interior que, a la larga, es la que da consistencia a nuestros ideales, a nuestros criterios y a lo que de verdad nos sostiene frente a los combates de la vida.
2.- Hoy elegir el programa de las bienaventuranzas nos lleva a ser señalados por el mundo hedonista y caprichoso. Más que bienaventurados, los que lloran, se compadecen, humillados, perseguidos…..son tratados como “mal aventurados” como ingenuos.En cuántas ocasiones no hemos escuchado respecto a una persona que hace el bien aquello de “ya se cansará; ya aprenderá”. Lo cierto es que si, el relato de las bienaventuranzas, es una de las páginas más bonitas el evangelio a la fuerza ha de ser el artículo de primera necesidad para dirigir y orientar nuestra vida cristiana. ¿Qué cuesta mucho? ¿Que es difícil aplicárselo todos los días? ¿Que no es un “maquillaje” que esté muy de moda en la sociedad de hoy? ¿Acaso lo era en tiempos de Jesús?
3.- En esta semana pasada, la fundación Santa María –a modo de conclusión de una de sus encuestas sobre religión y juventud—nos adelantaba que “la deserción de la clase de religión es consecuencia de la pérdida de valores en la sociedad”. No es de extrañar; un mundo que sólo pretender un bienestar simple y externo, sin más referencia que al propio hombre, sin más fin que el propio hombre… ¿va a buscar fuentes de felicidad más allá de las copas de los árboles o dejarse dirigir por ese programa apasionante y desconcertante a la vez como lo es el de las bienaventuranzas?¿Qué son las bienaventuranzas? Ni más ni menos el perfil de personas que Jesús desea dentro de su Iglesia, de sus seguidores, de nuestras parroquias, grupos, movimientos, etc.
4.- ¡HAZME BIENAVENTURADO, SEÑOR! Con las antenas de mi vida, en dirección a Tiy, descubriendo que, en la pobreza de espíritu brota la riqueza que tú quieres en mí. Abriéndome a Ti, para no perderme y sabiendo que, la felicidad,no siempre se alcanza en lo que el mundo me ofrece.Que, en el dolor, sepa descubrir tu manoy, en el de los demás, que salga a su encuentro la míaQue, en el llanto, llore mi alma solidariay, en la persecución, sepa sentir tu presencia.
¡HAZME BIENAVENTURADO, SEÑOR! Sencillo y humildepara, desde la simplicidad y la fidelidad, encontrarte y hacerte de mi vida mi confidente; y, en la tribulación, fuerte y combativo para que nunca la cruz sea más grande que mis fuerzas para soportarla y hacerle frente¡
HAZME BIENAVENTURADO, SEÑOR! Imprime en mi corazón el color de tu amor y, en mi alma, el brillo del Evangelio en mis pies la huella que marcan tus caminos y, en mis ojos, el deseo de mirarte para no perderte¡
HAZME BIENAVENTURADO, SEÑOR! Feliz, por estar junto a Ti Feliz, de hacer lo que te gusta a Ti Feliz, por ir contra la corriente¡
HAZME BIENAVENTURADO, SEÑOR!
martes, 25 de enero de 2011
Conversiòn de San Pablo.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 16, 15-18
Jesús resucitado se apareció a los Once y les dijo:«Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán».
Compartiendo la Palabra
Queridos hermanos:
El concepto “conversión” debe aplicarse a Pablo con cautela; él nunca se tuvo a sí mismo por un converso ni se puso por sujeto del verbo “convertirse”. Antes y después del “camino de Damasco”, él estuvo siempre entregado a la causa de Dios, tal como él en cada momento la entendía. Era un judío creyente apasionado, que se vio en la obligación de “reducir” por la violencia a correligionarios que consideró desviados de la alianza del Sinaí. Pablo persiguió a judeocristianos no en cuanto cristianos sino en cuanto judíos “inconsecuentes”; intentó purificar la sinagoga.
Ciertamente la nueva Alianza establecida por Jesús suponía mucha relativización de la antigua; la acción y enseñanza de Jesús estaba en “continuidad discontinua” con la tradición de Israel. Fue mucho progreso en poco tiempo y se necesitaba mucha clarividencia para no considerar a Jesús –crítico con muchas prácticas- como un falso profeta. Al judío Saulo esta clarividencia se le concedió algo tardíamente; pero para Dios el tiempo cuenta poco; Pablo fue conquistado por Jesús muy a tiempo.
Solemos llamar “convertidos” a quienes entran en una nueva religión (sea desde el ateísmo o desde otra creencia); pero Pablo nunca consideró haber cambiado de religión, sino haber seguido las llamadas de la gracia para crecer en su fidelidad judía. En confrontación con judíos “menos evolucionados”, él llegará a decir a los cristianos que “los verdaderamente judíos somos nosotros, los que, dando culto según el espíritu de Dios, nos gloriamos en Cristo” (Flp 3,3).
Esta es la fidelidad a que la fiesta de hoy nos invita: ser siempre creyentes practicantes, pero nunca fanáticos autosuficientes; saber que estamos en la dirección correcta, pero que no poseemos toda la verdad; ser siempre buscadores de nueva luz y no resistirnos a la llamada a cambios en la propia espiritualidad. A veces nos convendría que Dios nos tirase por tierra y nos levantase desconocidos, hechos criaturas nuevas.
En Pablo este cambio fue tan radical que se le alumbró un nuevo sistema de valores: “lo que antes era para mí ganancia, lo tengo por pérdida desde que conocí a Cristo” (Flp 3,7).Sólo personas con esas experiencias de renovación radical se lanzan a una tarea como la que emprendió Pablo, que hacia el final de sus días sintetizaba de forma autobiográfica el evangelio que hemos escuchado: “…con el poder de realizar signos y prodigios, con la fuerza del Espíritu de Dios…desde Jerusalén hasta la Iliria, y en todas las direcciones, lo he llenado todo del evangelio de Cristo” (Rm 15,19).
Jesús resucitado se apareció a los Once y les dijo:«Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán».
Compartiendo la Palabra
Queridos hermanos:
El concepto “conversión” debe aplicarse a Pablo con cautela; él nunca se tuvo a sí mismo por un converso ni se puso por sujeto del verbo “convertirse”. Antes y después del “camino de Damasco”, él estuvo siempre entregado a la causa de Dios, tal como él en cada momento la entendía. Era un judío creyente apasionado, que se vio en la obligación de “reducir” por la violencia a correligionarios que consideró desviados de la alianza del Sinaí. Pablo persiguió a judeocristianos no en cuanto cristianos sino en cuanto judíos “inconsecuentes”; intentó purificar la sinagoga.
Ciertamente la nueva Alianza establecida por Jesús suponía mucha relativización de la antigua; la acción y enseñanza de Jesús estaba en “continuidad discontinua” con la tradición de Israel. Fue mucho progreso en poco tiempo y se necesitaba mucha clarividencia para no considerar a Jesús –crítico con muchas prácticas- como un falso profeta. Al judío Saulo esta clarividencia se le concedió algo tardíamente; pero para Dios el tiempo cuenta poco; Pablo fue conquistado por Jesús muy a tiempo.
Solemos llamar “convertidos” a quienes entran en una nueva religión (sea desde el ateísmo o desde otra creencia); pero Pablo nunca consideró haber cambiado de religión, sino haber seguido las llamadas de la gracia para crecer en su fidelidad judía. En confrontación con judíos “menos evolucionados”, él llegará a decir a los cristianos que “los verdaderamente judíos somos nosotros, los que, dando culto según el espíritu de Dios, nos gloriamos en Cristo” (Flp 3,3).
Esta es la fidelidad a que la fiesta de hoy nos invita: ser siempre creyentes practicantes, pero nunca fanáticos autosuficientes; saber que estamos en la dirección correcta, pero que no poseemos toda la verdad; ser siempre buscadores de nueva luz y no resistirnos a la llamada a cambios en la propia espiritualidad. A veces nos convendría que Dios nos tirase por tierra y nos levantase desconocidos, hechos criaturas nuevas.
En Pablo este cambio fue tan radical que se le alumbró un nuevo sistema de valores: “lo que antes era para mí ganancia, lo tengo por pérdida desde que conocí a Cristo” (Flp 3,7).Sólo personas con esas experiencias de renovación radical se lanzan a una tarea como la que emprendió Pablo, que hacia el final de sus días sintetizaba de forma autobiográfica el evangelio que hemos escuchado: “…con el poder de realizar signos y prodigios, con la fuerza del Espíritu de Dios…desde Jerusalén hasta la Iliria, y en todas las direcciones, lo he llenado todo del evangelio de Cristo” (Rm 15,19).
sábado, 22 de enero de 2011
"Locos por Jesùs"...
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 3, 20-21
Jesús regresó a la casa, y de nuevo se juntó tanta gente que ni siquiera podían comer. Cuando sus parientes se enteraron, salieron para llevárselo, porque decían: «Es un exaltado».
Compartiendo la Palabra
Querido amigo/a:
En la ciudad de Valencia (España), se conserva el lugar donde encontraron los restos del santo que recordamos hoy. Un diácono que sufrió una cruel persecución por anunciar y defender a Jesús. Sobre aquel descampado, se erige hoy la parroquia de San Vicente Mártir, cuya cripta es muy frecuentada por muchos valencianos/as un día como hoy. http://www.churchforum.org/san-vicente-martir.htm Cada vez que nos acercamos a un testimonio martirial nos puede invadir un sentimiento de duda: ¿por qué llegó hasta ese extremo? ¿No estaría un poco loco?Es lo que pensaron los familiares de Jesús, cuando en el relato evangélico de hoy, vieron tal gentío en la casa que ni se podía entrar a comer. Quizá en ocasiones hay que estar un poco loco, como dice la canción: “Hazme un loco Señor, loco de amor…” Porque a veces, hay que darle la vuelta a las cosas… por amor. Porque por amor, y no por otra razón, Jesús acogería a tal gentío. No nos pasa nada si hacemos locuras por el amor de Jesús. Y es que hay que estar “un poco loco” para dar la vida por amor. Al menos, si no se nos pide entregarla por entero, pues el martirio es un don que se acoge y no se busca, que la demos día a día, gesto a gesto, aunque nos etiqueten de locos. No seremos los primeros, ¡ hasta los suyos etiquetaron así a nuestro Maestro!
En la ciudad de Valencia (España), se conserva el lugar donde encontraron los restos del santo que recordamos hoy. Un diácono que sufrió una cruel persecución por anunciar y defender a Jesús. Sobre aquel descampado, se erige hoy la parroquia de San Vicente Mártir, cuya cripta es muy frecuentada por muchos valencianos/as un día como hoy. http://www.churchforum.org/san-vicente-martir.htm Cada vez que nos acercamos a un testimonio martirial nos puede invadir un sentimiento de duda: ¿por qué llegó hasta ese extremo? ¿No estaría un poco loco?Es lo que pensaron los familiares de Jesús, cuando en el relato evangélico de hoy, vieron tal gentío en la casa que ni se podía entrar a comer. Quizá en ocasiones hay que estar un poco loco, como dice la canción: “Hazme un loco Señor, loco de amor…” Porque a veces, hay que darle la vuelta a las cosas… por amor. Porque por amor, y no por otra razón, Jesús acogería a tal gentío. No nos pasa nada si hacemos locuras por el amor de Jesús. Y es que hay que estar “un poco loco” para dar la vida por amor. Al menos, si no se nos pide entregarla por entero, pues el martirio es un don que se acoge y no se busca, que la demos día a día, gesto a gesto, aunque nos etiqueten de locos. No seremos los primeros, ¡ hasta los suyos etiquetaron así a nuestro Maestro!
Nueva conversiòn...
Jesús pide conversión, es una de sus primeras palabras, Juan pedía también conversión,
¿hablan de la misma conversión Jesús y Juan el Bautista?.Conversión puede significar “dejar de hacer daño”, también “decidirnos a hacer el bien” en nuestra vida. De lo primero habló el Bautista al anunciar que Jesús “viene a quitar nuestro pecado”, el daño que realizamos. Hoy Jesús nos pide la conversión como hacer el bien en nuestra vida. Es ciertamente más positivo, supone aceptar la conversión del Bautista y sobre todo asumir la que Jesús nos va a proponer.
¿Cómo realizar nuestra conversión? Los seres humanos no somos iguales, difícil presentar modelos que podamos asumir todos, tenemos características que nos asemejan y muchas también que nos diferencian: el marco genético, la familia en que nacemos, el medio social, la cultura... son condicionantes que inciden profundamente en nuestra personalidad. Cada uno escogemos un camino, una manera de realizarnos en la vida.
¿Podemos seguir nosotros en este siglo XXI los modelos de conversión que nos ofrecen en sus vidas estos dos grandes profetas de Dios? Juan el Bautista y Jesús eran seres humanos auténticos, eran muy diferentes, lo fueron sus vidas, lo son también las nuestras.
Juan el Bautista optó por preparar la venida del Mesías. Sabemos poco de su vida, austera, que mereció los mayores elogios de Jesús, predicaba junto al Jordán, llamaba a dejar el pecado y bautizaba como signo externo a quienes decidían dejar su vida de pecado. Muchos han seguido este modelo de conversión.
¿Podremos asumir a Jesús como modelo para nuestras vidas? Dios al encarnarse, al hacerse hombre, uno de los misterios más profundos de nuestra fe, quiso nacer en la familia de María y José. Él tuvo, como nosotros, unos genes que incidieron en su personalidad, vivió en un pueblo, en un momento histórico, trabajó durante su vida, era el “hijo del carpintero”, recibió una cultura, fue un hombre de su tiempo. Hijo de Dios fue un verdadero hombre, a veces lo olvidamos, le gustaba llamarse “el Hijo del Hombre”, tuvo indudablemente su personalidad.
¿Podremos imitarle nosotros para seguirle? Muchos han seguido a Jesús, Francisco de Asís, Ignacio de Loyola, Teresa de Calcuta...y otros que nosotros hemos conocido, todos con personalidad muy diferente recorrieron en sus vidas diversos caminos, pero asumieron para vivir motivaciones, valores de Jesús, que fue el ideal de sus vidas.
La conversión que nos pide Jesús, su seguimiento, implica el asumir valores inconfundiblemente suyos, que suponga el que en nuestras vidas se manifieste nuestra fidelidad a la Buena Noticia de Jesús a quien hemos decidido seguir.
La verdad en nuestra vida a la que podemos aspirar cada uno de nosotros, tendrá matices concretos, matices muy personales que han de extenderse al mundo de nuestro pensamiento, de nuestra afectividad. Nuestras creencias, nuestra religiosidad han de estar plenamente comprometidas con la vivencia de la verdad de nuestra vida. Verdad que ha de ser autenticidad, honradez, generosidad...La búsqueda de la verdad habremos de realizarla con plena libertad para ir configurando en nosotros mismos la norma de conducta que ha de regir nuestro pensar, nuestro actuar, toda nuestra vida, es la norma que se ha venido en llamar conciencia, que nos señala la verdad de nuestro vivir. Así es como Dios quiere que actuemos, siguiendo los valores, los ideales de la vida de Jesús, asumidos por cada uno de nosotros. Así enseñó Él a vivir a los suyos.La gran pregunta siempre abierta será, qué representa Jesús, quién es Jesús para mi, qué valores puedo asumir de su vida.
A Jesús le conocemos en los evangelios, estos libros maravillosos, escritos para las primeras comunidades cristianas a los pocos años de su muerte. Difícil presentar su persona en dos palabras.Jesús vivió ante todo la cercanía de Dios, el Padre era su primer amor.
Vivió plenamente los problemas de las gentes con las que convivía, se acercó primordialmente a los pobres, a los que sufrían, a los desgraciados de este mundo, Él anunció así sus preferencias, fue misericordioso, tuvo compasión, curaba sus males, perdonaba sus pecados.
Vivió la amistad con personas de toda condición social, pobres y ricos, hombres y mujeres, era luz que iluminaba sus vidas. Las gentes le seguían. Escogió unos discípulos, era su amigo y maestro, confiaba en ellos como seguidores de su mensaje, la Buena Noticia de Dios, lo que Él ll amó “el Reino de Dios”, una manera de vivir como hermanos, hijos del mismo Padre.
Jesús murió ajusticiado por ser fiel a su palabra, a sus valores.
Qué asumir de Jesús, es nuestra decisión, la decisión más personal ante la lectura del Evangelio. Es en verdad asunto nuestro, que nosotros hemos de decidir. Nuestra mejor ayuda, el apoyo fundamental para definir y para vivir nuestra conversión, nuestro seguimiento a Jesús, será la seguridad, la fe de que Jesús no es un difunto, Jesús resucitado vive presente en nuestra vida, acompañándonos a vivir, comunicándonos su Espíritu constantemente, respetando nuestra libertad, su presencia en todos los acontecimientos y situaciones es la fuerza diaria de nuestra esperanza.
Si queremos hacer nuestro el espíritu de conversión permanente que nos pide Jesús, hemos de vivir nuestra conversión en comunidades cristianas, así lo hicieron sus primeros seguidores, así vivían abiertos al Espíritu de Jesús.Nuestra sociedad espera también el testimonio de conversión de las comunidades cristianas, el testimonio colectivo de “los cristianos” para aceptar como verdadera y actual la Buena Noticia de Jesús, que mundo necesita escuchar y ver realizada.
Por todo ello, en un mundo globalizado, nuestra conversión ha de tener un carácter colectivo, deberemos integrarnos en el esfuerzo de toda la comunidad humana, de toda la humanidad en búsqueda de una verdadera fraternidad, es el destino último de nuestra vida al que nos abrió Jesús.
Busquemos la verdad de nuestra vida, sigámosla y no nos quede duda, el seguir los ideales de Jesús, el hacerlos nuestros, el seguir su palabra será el camino más seguro, Él nos dijo que Él es EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA.
¿hablan de la misma conversión Jesús y Juan el Bautista?.Conversión puede significar “dejar de hacer daño”, también “decidirnos a hacer el bien” en nuestra vida. De lo primero habló el Bautista al anunciar que Jesús “viene a quitar nuestro pecado”, el daño que realizamos. Hoy Jesús nos pide la conversión como hacer el bien en nuestra vida. Es ciertamente más positivo, supone aceptar la conversión del Bautista y sobre todo asumir la que Jesús nos va a proponer.
¿Cómo realizar nuestra conversión? Los seres humanos no somos iguales, difícil presentar modelos que podamos asumir todos, tenemos características que nos asemejan y muchas también que nos diferencian: el marco genético, la familia en que nacemos, el medio social, la cultura... son condicionantes que inciden profundamente en nuestra personalidad. Cada uno escogemos un camino, una manera de realizarnos en la vida.
¿Podemos seguir nosotros en este siglo XXI los modelos de conversión que nos ofrecen en sus vidas estos dos grandes profetas de Dios? Juan el Bautista y Jesús eran seres humanos auténticos, eran muy diferentes, lo fueron sus vidas, lo son también las nuestras.
Juan el Bautista optó por preparar la venida del Mesías. Sabemos poco de su vida, austera, que mereció los mayores elogios de Jesús, predicaba junto al Jordán, llamaba a dejar el pecado y bautizaba como signo externo a quienes decidían dejar su vida de pecado. Muchos han seguido este modelo de conversión.
¿Podremos asumir a Jesús como modelo para nuestras vidas? Dios al encarnarse, al hacerse hombre, uno de los misterios más profundos de nuestra fe, quiso nacer en la familia de María y José. Él tuvo, como nosotros, unos genes que incidieron en su personalidad, vivió en un pueblo, en un momento histórico, trabajó durante su vida, era el “hijo del carpintero”, recibió una cultura, fue un hombre de su tiempo. Hijo de Dios fue un verdadero hombre, a veces lo olvidamos, le gustaba llamarse “el Hijo del Hombre”, tuvo indudablemente su personalidad.
¿Podremos imitarle nosotros para seguirle? Muchos han seguido a Jesús, Francisco de Asís, Ignacio de Loyola, Teresa de Calcuta...y otros que nosotros hemos conocido, todos con personalidad muy diferente recorrieron en sus vidas diversos caminos, pero asumieron para vivir motivaciones, valores de Jesús, que fue el ideal de sus vidas.
La conversión que nos pide Jesús, su seguimiento, implica el asumir valores inconfundiblemente suyos, que suponga el que en nuestras vidas se manifieste nuestra fidelidad a la Buena Noticia de Jesús a quien hemos decidido seguir.
La verdad en nuestra vida a la que podemos aspirar cada uno de nosotros, tendrá matices concretos, matices muy personales que han de extenderse al mundo de nuestro pensamiento, de nuestra afectividad. Nuestras creencias, nuestra religiosidad han de estar plenamente comprometidas con la vivencia de la verdad de nuestra vida. Verdad que ha de ser autenticidad, honradez, generosidad...La búsqueda de la verdad habremos de realizarla con plena libertad para ir configurando en nosotros mismos la norma de conducta que ha de regir nuestro pensar, nuestro actuar, toda nuestra vida, es la norma que se ha venido en llamar conciencia, que nos señala la verdad de nuestro vivir. Así es como Dios quiere que actuemos, siguiendo los valores, los ideales de la vida de Jesús, asumidos por cada uno de nosotros. Así enseñó Él a vivir a los suyos.La gran pregunta siempre abierta será, qué representa Jesús, quién es Jesús para mi, qué valores puedo asumir de su vida.
A Jesús le conocemos en los evangelios, estos libros maravillosos, escritos para las primeras comunidades cristianas a los pocos años de su muerte. Difícil presentar su persona en dos palabras.Jesús vivió ante todo la cercanía de Dios, el Padre era su primer amor.
Vivió plenamente los problemas de las gentes con las que convivía, se acercó primordialmente a los pobres, a los que sufrían, a los desgraciados de este mundo, Él anunció así sus preferencias, fue misericordioso, tuvo compasión, curaba sus males, perdonaba sus pecados.
Vivió la amistad con personas de toda condición social, pobres y ricos, hombres y mujeres, era luz que iluminaba sus vidas. Las gentes le seguían. Escogió unos discípulos, era su amigo y maestro, confiaba en ellos como seguidores de su mensaje, la Buena Noticia de Dios, lo que Él ll amó “el Reino de Dios”, una manera de vivir como hermanos, hijos del mismo Padre.
Jesús murió ajusticiado por ser fiel a su palabra, a sus valores.
Qué asumir de Jesús, es nuestra decisión, la decisión más personal ante la lectura del Evangelio. Es en verdad asunto nuestro, que nosotros hemos de decidir. Nuestra mejor ayuda, el apoyo fundamental para definir y para vivir nuestra conversión, nuestro seguimiento a Jesús, será la seguridad, la fe de que Jesús no es un difunto, Jesús resucitado vive presente en nuestra vida, acompañándonos a vivir, comunicándonos su Espíritu constantemente, respetando nuestra libertad, su presencia en todos los acontecimientos y situaciones es la fuerza diaria de nuestra esperanza.
Si queremos hacer nuestro el espíritu de conversión permanente que nos pide Jesús, hemos de vivir nuestra conversión en comunidades cristianas, así lo hicieron sus primeros seguidores, así vivían abiertos al Espíritu de Jesús.Nuestra sociedad espera también el testimonio de conversión de las comunidades cristianas, el testimonio colectivo de “los cristianos” para aceptar como verdadera y actual la Buena Noticia de Jesús, que mundo necesita escuchar y ver realizada.
Por todo ello, en un mundo globalizado, nuestra conversión ha de tener un carácter colectivo, deberemos integrarnos en el esfuerzo de toda la comunidad humana, de toda la humanidad en búsqueda de una verdadera fraternidad, es el destino último de nuestra vida al que nos abrió Jesús.
Busquemos la verdad de nuestra vida, sigámosla y no nos quede duda, el seguir los ideales de Jesús, el hacerlos nuestros, el seguir su palabra será el camino más seguro, Él nos dijo que Él es EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA.
jueves, 20 de enero de 2011
Llevemos la Buena Nueva!!!!!!!!!!!!!!!!
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 3, 7-12
Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió mucha gente de Galilea. Al enterarse de lo que hacía, también fue a su encuentro una gran multitud de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la Transjordania y de la región de Tiro y Sidón. Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca, para que la muchedumbre no lo apretujara.
Porque, como sanaba a muchos todos los que padecían algún mal se arrojaban sobre Él para tocarlo. Y los espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!» Pero Jesús les ordenaba terminantemente que no lo pusieran de manifiesto.
Compartiendo la Palabra
Querido amigo/a:
Si algo nos enseña el Evangelio de hoy es la itinerancia y la disponibilidad de Jesús de llevar su Palabra a todos los hombres y mujeres, rompiendo la exclusividad de que sólo un pueblo es el elegido. Es la capacidad de apertura y de romper con los cánones preestablecidos, los prejuicios, de aventurarse, de llegar a todos, de ir más allá, de universalidad. Mucho tiene que ver este estilo misionero con lo que estamos celebrando en esta Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Quizá la diferencia es que en muchos rincones del planeta no acuden las multitudes para escuchar y hacer suyo el proyecto de vida que Jesús ofrece, y nos toca a nosotros convocar, anunciar, sembrar, salir a buscar… No es tarea fácil, pero te invito a una sencilla revisión: en los entornos a donde llegas, donde te mueves, allí donde es difícil…, ¿intentas salir de lo preestablecido para salir al encuentro de Dios en el otro? El dinamismo que Jesús nos invita a practicar es pasar de la instalación a la búsqueda. Removernos de vez en cuando nos ayuda a despertar, a estar en movimiento hacia dentro y hacia afuera, a abrir las ventanas, en definitiva, a salir de nosotros mismos aunque “ahí afuera” haga frío. Posiblemente el gentío no nos apretuje, ni los espíritus inmundos reconozcan que el Espíritu de Jesús actúa en nosotros, pero estaremos siendo fieles y felices siguiendo a nuestro Señor de esta manera. Que no perdamos nunca este espíritu misionero que todos nuestros entornos y nuestro mundo necesita.
domingo, 16 de enero de 2011
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo segùn San Juan 1,29-34
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 1, 29-34
Juan Bautista vio acercarse a Jesús y dijo: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. A El me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede,porque existía antes que yo.Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que Él fuera manifestado a Israel».Y Juan dio este testimonio: «He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre Él.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquél sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre Él, ése es el que bautiza en el Espíritu Santo".Yo lo he visto y doy testimonio de que Él es el Hijo de Dios».
Compartiendo la Palabra
Las riberas del Jordán se habían visto durante meses atestadas de gente que iba y venía a bautizarse en agua por Juan el Bautista. Jesús también se hizo bautizar, aunque Juan ponía toda resistencia. Pero al ver que viene otra vez Jesús, se le queda mirando de hito en hito, y dice a los circunstantes:- ¡Mirad el cordero de Dios! ¡Mirad a ése que quita el pecado del mundo!Los discípulos de Juan quedan extrañados de un hablar semejante. Y se dicen entre ellos:- ¿Cómo? ¿Este Jesús es el que Isaías llama el Siervo de Yahvé? ¿Tan importante es este Jesús, que Juan lo compara nada menos que con el cordero inmolado por los israelitas al salir de Egipto? ¿Tanto hace este Jesús por los pecados del pueblo, como el animal del día de la expiación?... ¿Quién es este Jesús de quien habla Juan?...Pero Juan no se calla, y sigue diciendo maravillas de aquel treintañero venido de Nazaret:- Yo no lo conocía, pero os lo iba diciendo: Después de mí viene uno que es mucho más que yo, y me tiene que pasar adelante. Yo estoy aquí solamente para darlo a conocer en Israel. ¡A él, a él es a quien tenéis que mirar y seguir, y no a mí!Los discípulos de Juan no están muy acordes, pero tienen que seguir escuchando: Yo he visto al Espíritu Santo bajar del cielo como una paloma y posarse sobre él.Los discípulos preguntan por lo que habían visto el día anterior: Oye, Juan: ¿te refieres a aquello de ayer, cuando se rasgaron las nubes y se oyó aquella voz misteriosa que anunciaba: éste es mi Hijo tan querido?Juan lo ratifica todo:
- Sí. El mismo Dios que me mandó venir a bautizar con agua, me tenía dicho: Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu, ése es el que tiene que venir y bautizar en el Espíritu Santo. Y yo os aseguro que éste es el Hijo de Dios.Los discípulos de Juan no entienden nada. Después, se les van a comer los celos al ver cómo Jesús se lleva más discípulos que Juan, aunque Juan, humilde y generoso, les contestará:
- Os dije que yo no era el Cristo. Ese Jesús debe crecer, y yo debo disminuir. Jesús debe aparecer, yo me debo retirar...El evangelista San Juan, que nos narra estas escenas, está haciendo una teología muy profunda. Sabe interpretar las palabras de Juan el Bautista, y nos viene a decir:
- ¿Jesús?... Es ese misterioso personaje de quien nos habla el profeta Isaías, que irá obediente hasta la cruz y nos redimirá con su sangre. ¡Jesús es quien va a eliminar el pecado del mundo!- ¿Jesús?... Es el cordero que mataron nuestros antepasados en Egipto, y por él se vieron libres de la esclavitud del faraón y de todos los que les oprimían. Jesús es el verdadero Cordero pascual.- ¿Jesús?... Es como ese animal del día de la expiación, sobre el cual descargamos todos los pecados del pueblo para que desaparezcan de la vista de Dios...
- ¿Jesús?... Él cargará sobre Sí todos nuestros pecados, y con su muerte nos librará de toda esclavitud, igual que el cordero libró de la esclavitud de Egipto a nuestros padres.
- ¡Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y así nos trae la liberación! Como vemos, Jesús es el Libertador enviado por Dios. La lástima es que nosotros nos hemos empeñado en hacerlo un libertador a nuestro gusto, y no lo miramos como el Libertador de Dios.
El hombre moderno, con el dominio que tiene de la naturaleza, quiere ser el libertador de todos los males que aquejan al mundo, y no mira para nada al Libertador de Dios. Cuando Dios hablaba de su Libertador, se refería a aquel que quitaría el pecado del mundo, al que nos libraría de la esclavitud de Satanás y de la condenación que esperaba al hombre culpable.Hoy el hombre piensa y dice:
- Hay que librarse de la guerra, de los campos de concentración, de la opresión de los dictadores, del hambre, del analfabetismo, de la enfermedad, de la contaminación del ambiente...¡Bien, muy bien dicho! Porque Dios no quiere ninguna de esas esclavitudes. Pero lo malo es que el hombre se apoya sólo en sus propias fuerzas y deja de lado el auxilio del Señor. Puro humanismo, y falta total de fe... Por eso el hombre pone su ilusión en la técnica y reza poco...Otros, dentro de la misma Iglesia, llevan la liberación al terreno económico y político.¡Muy bien también! Porque Dios no tolera la injusticia y la opresión. Pero, ¿por qué no se mira antes, y sobre todo, a la liberación del pecado, cuyas consecuencias son mucho peores que todos los demás males juntos?...La liberación que nos trae Jesucristo es liberación total. Liberación de los males que padece la comunidad de los hombres en el terreno social, es cierto.Sin embargo, todo el plan salvífico de Dios empieza y termina por la liberación del pecado, que nos llevaría a la pérdida de la vida eterna.Todo lo demás queda subordinado a esta liberación primera, capital, trascendente, porque pasa las fronteras de este mundo...¡Señor Jesucristo! Líbranos de todos los males.
¡De todos!... Del hambre, de la enfermedad, de la injusticia, de la opresión, de los ciclones, de los terremotos y de las malas cosechas. Pero, más que nada, líbranos de la culpa, que atenaza a tantos hombres.
Si Tú nos quieres libres, ¿por qué vamos a ser esclavos?... ¡Danos la libertad de los hijos de Dios!...Tú, que eliminas el pecado, mantén limpias nuestras almas, para que sean el recreo de los ojos inocentes de Dios...
Juan Bautista vio acercarse a Jesús y dijo: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. A El me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede,porque existía antes que yo.Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que Él fuera manifestado a Israel».Y Juan dio este testimonio: «He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre Él.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquél sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre Él, ése es el que bautiza en el Espíritu Santo".Yo lo he visto y doy testimonio de que Él es el Hijo de Dios».
Compartiendo la Palabra
Las riberas del Jordán se habían visto durante meses atestadas de gente que iba y venía a bautizarse en agua por Juan el Bautista. Jesús también se hizo bautizar, aunque Juan ponía toda resistencia. Pero al ver que viene otra vez Jesús, se le queda mirando de hito en hito, y dice a los circunstantes:- ¡Mirad el cordero de Dios! ¡Mirad a ése que quita el pecado del mundo!Los discípulos de Juan quedan extrañados de un hablar semejante. Y se dicen entre ellos:- ¿Cómo? ¿Este Jesús es el que Isaías llama el Siervo de Yahvé? ¿Tan importante es este Jesús, que Juan lo compara nada menos que con el cordero inmolado por los israelitas al salir de Egipto? ¿Tanto hace este Jesús por los pecados del pueblo, como el animal del día de la expiación?... ¿Quién es este Jesús de quien habla Juan?...Pero Juan no se calla, y sigue diciendo maravillas de aquel treintañero venido de Nazaret:- Yo no lo conocía, pero os lo iba diciendo: Después de mí viene uno que es mucho más que yo, y me tiene que pasar adelante. Yo estoy aquí solamente para darlo a conocer en Israel. ¡A él, a él es a quien tenéis que mirar y seguir, y no a mí!Los discípulos de Juan no están muy acordes, pero tienen que seguir escuchando: Yo he visto al Espíritu Santo bajar del cielo como una paloma y posarse sobre él.Los discípulos preguntan por lo que habían visto el día anterior: Oye, Juan: ¿te refieres a aquello de ayer, cuando se rasgaron las nubes y se oyó aquella voz misteriosa que anunciaba: éste es mi Hijo tan querido?Juan lo ratifica todo:
- Sí. El mismo Dios que me mandó venir a bautizar con agua, me tenía dicho: Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu, ése es el que tiene que venir y bautizar en el Espíritu Santo. Y yo os aseguro que éste es el Hijo de Dios.Los discípulos de Juan no entienden nada. Después, se les van a comer los celos al ver cómo Jesús se lleva más discípulos que Juan, aunque Juan, humilde y generoso, les contestará:
- Os dije que yo no era el Cristo. Ese Jesús debe crecer, y yo debo disminuir. Jesús debe aparecer, yo me debo retirar...El evangelista San Juan, que nos narra estas escenas, está haciendo una teología muy profunda. Sabe interpretar las palabras de Juan el Bautista, y nos viene a decir:
- ¿Jesús?... Es ese misterioso personaje de quien nos habla el profeta Isaías, que irá obediente hasta la cruz y nos redimirá con su sangre. ¡Jesús es quien va a eliminar el pecado del mundo!- ¿Jesús?... Es el cordero que mataron nuestros antepasados en Egipto, y por él se vieron libres de la esclavitud del faraón y de todos los que les oprimían. Jesús es el verdadero Cordero pascual.- ¿Jesús?... Es como ese animal del día de la expiación, sobre el cual descargamos todos los pecados del pueblo para que desaparezcan de la vista de Dios...
- ¿Jesús?... Él cargará sobre Sí todos nuestros pecados, y con su muerte nos librará de toda esclavitud, igual que el cordero libró de la esclavitud de Egipto a nuestros padres.
- ¡Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y así nos trae la liberación! Como vemos, Jesús es el Libertador enviado por Dios. La lástima es que nosotros nos hemos empeñado en hacerlo un libertador a nuestro gusto, y no lo miramos como el Libertador de Dios.
El hombre moderno, con el dominio que tiene de la naturaleza, quiere ser el libertador de todos los males que aquejan al mundo, y no mira para nada al Libertador de Dios. Cuando Dios hablaba de su Libertador, se refería a aquel que quitaría el pecado del mundo, al que nos libraría de la esclavitud de Satanás y de la condenación que esperaba al hombre culpable.Hoy el hombre piensa y dice:
- Hay que librarse de la guerra, de los campos de concentración, de la opresión de los dictadores, del hambre, del analfabetismo, de la enfermedad, de la contaminación del ambiente...¡Bien, muy bien dicho! Porque Dios no quiere ninguna de esas esclavitudes. Pero lo malo es que el hombre se apoya sólo en sus propias fuerzas y deja de lado el auxilio del Señor. Puro humanismo, y falta total de fe... Por eso el hombre pone su ilusión en la técnica y reza poco...Otros, dentro de la misma Iglesia, llevan la liberación al terreno económico y político.¡Muy bien también! Porque Dios no tolera la injusticia y la opresión. Pero, ¿por qué no se mira antes, y sobre todo, a la liberación del pecado, cuyas consecuencias son mucho peores que todos los demás males juntos?...La liberación que nos trae Jesucristo es liberación total. Liberación de los males que padece la comunidad de los hombres en el terreno social, es cierto.Sin embargo, todo el plan salvífico de Dios empieza y termina por la liberación del pecado, que nos llevaría a la pérdida de la vida eterna.Todo lo demás queda subordinado a esta liberación primera, capital, trascendente, porque pasa las fronteras de este mundo...¡Señor Jesucristo! Líbranos de todos los males.
¡De todos!... Del hambre, de la enfermedad, de la injusticia, de la opresión, de los ciclones, de los terremotos y de las malas cosechas. Pero, más que nada, líbranos de la culpa, que atenaza a tantos hombres.
Si Tú nos quieres libres, ¿por qué vamos a ser esclavos?... ¡Danos la libertad de los hijos de Dios!...Tú, que eliminas el pecado, mantén limpias nuestras almas, para que sean el recreo de los ojos inocentes de Dios...
sábado, 15 de enero de 2011
Marìa, Madre y modela.
Cooperación de María a la obra de la Redención
«Asociada por un vínculo estrecho e indisoluble a los misterios de la Encarnación y de la Redención ... ; creemos que la Santísima Madre de Dios, nueva Eva, Madre de la Iglesia, continúa en el cielo su misión maternal para con los miembros de Cristo, cooperando al nacimiento y al desarrollo de la vida divina en las almas de los redimidos».
(Credo de Pablo VI, n. 15)Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres porque El solo, con su muerte, logró la reconciliación perfecta con Dios, pero dice Santo Tomás que «también a otros podemos llamarlos mediadores por cuanto cooperan a la unión de los hombres con Dios».
A María se la llama Medianera o Mediadora desde muy antiguo. Este título se le reconoce en documentos oficiales de la Iglesia y ha sido acogido en la liturgia, introduciéndose en 1921 una fiesta dedicada a María Medianera de todas las gracias.
«María, que en vísperas de Pentecostés intercedió para que el Espíritu Santo descendiera sobre la Iglesia naciente, interceda también ahora. Para que ese mismo Espíritu produzca un profundo rejuvenecimiento cristiano en España. Para que ésta sepa recoger los grandes valores de su herencia católica y afrontar valientemente los retos del futuro» (Juan Pablo II en España).
María es Corredentora
Trajo al mundo al Redentor, fuente de todas las gracias. María dio su consentimiento libre para que viniese el Salvador al mundo: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra» (Lc. 1, 38). Dice Santo Tomás que representaba a toda la naturaleza humana.Se le suele contraponer a Eva y así como ésta fue causa de la perdición, María por su obediencia lo es de la salvación. Y si aquélla era «madre de los vivientes», la «Nueva Eva» es madre de los que viven por la fe y la gracia.Desde el siglo XV se llama a la Virgen CORREDENTORA y la Iglesia lo usa en algunos documentos oficiales. No debe entenderse como una equiparación con Cristo, único Redentor, ya que ella también fue redimida. La suya es una cooperación indirecta por cuanto puso voluntariamente toda su vida al servicio del Redentor, padeciendo y ofreciéndose con Él al pie de la Cruz, pero sin corresponderle el título de Sacerdote, exclusivo de Cristo (cfr. Vat. li, LG, 60).
Medianera de todas las gracias
Después de su Asunción a los cielos las gracias se conceden a los hombres por medio de su intercesión. Desde el cielo participa en la difusión de las gracias con su intercesión maternal.
Esta intercesión es inferior a la de Cristo, pero superior a la de todos los otros santos. los últimos Papas han enseñado la doctrina ya antigua de que todas las gracias se conceden por medio de la Santísima Virgen.Por este motivo, la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora. (LG, 62)
Madre de los hombres
Compañera singularmente generosa entre todas las demás criaturas y humilde esclava del Señor. Concibiendo a Cristo, engendrándole, alimentándolo, presentándolo al Padre en el Templo, padeciendo con su Hijo cuando moría en la Cruz, cooperó en forma enteramente impar a la obra del Salvador con la obediencia, la fe, la esperanza y la ardiente caridad, con el fin de restaurar la vida sobrenatural de las almas. Por eso es nuestra madre en el orden de la gracia. (LG, 61)
Esta doctrina se apoya en la tradición antiquísima de considerar a María como madre espiritual de todos los cristianos. Parece natural que la que cooperó por la Encarnación a darnos a Cristo, fuente de todas las gracias, y la que estuvo presente junto a la Cruz, interceda sin cesar y cuide de sus hijos, como madre espiritual.
María es Madre de la Iglesia
«María es la Madre de la Iglesia, es decir, madre de todo el Pueblo de Dios, una madre de todos los que creyeron en su Hijo. Ha colaborado y sigue colaborando en la obra de la Salvación y se preocupa constantemente de los hermanos de su Hijo que están aún peregrinando por el mundo» (C.v.e., P. 460)
Prototipo de la Iglesia
También hay que recordar que María es «prototipo de la Iglesia» y que toda la gracia se comunica por medio de la Iglesia.Pues en el misterio, de la Iglesia, que con razón es llamada también madre y virgen, precedió la Santísima Virgen, presentándose de forma eminente y singular como modelo tanto de la Virgen como de la Madre. (LG, 63)La Virgen es para la Iglesia medio de profundizar en el misterio de Cristo, de progresar en la fe, la esperanza y la caridad. La Iglesia ha alcanzado en la Santísima Virgen la perfección.El amor maternal de María es también el modelo con que en la Iglesia han de actuar todos aquellos que tienen la responsabilidad de llevar a Dios a los hombres (cfr. LG, 65).
«Asociada por un vínculo estrecho e indisoluble a los misterios de la Encarnación y de la Redención ... ; creemos que la Santísima Madre de Dios, nueva Eva, Madre de la Iglesia, continúa en el cielo su misión maternal para con los miembros de Cristo, cooperando al nacimiento y al desarrollo de la vida divina en las almas de los redimidos».
(Credo de Pablo VI, n. 15)Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres porque El solo, con su muerte, logró la reconciliación perfecta con Dios, pero dice Santo Tomás que «también a otros podemos llamarlos mediadores por cuanto cooperan a la unión de los hombres con Dios».
A María se la llama Medianera o Mediadora desde muy antiguo. Este título se le reconoce en documentos oficiales de la Iglesia y ha sido acogido en la liturgia, introduciéndose en 1921 una fiesta dedicada a María Medianera de todas las gracias.
«María, que en vísperas de Pentecostés intercedió para que el Espíritu Santo descendiera sobre la Iglesia naciente, interceda también ahora. Para que ese mismo Espíritu produzca un profundo rejuvenecimiento cristiano en España. Para que ésta sepa recoger los grandes valores de su herencia católica y afrontar valientemente los retos del futuro» (Juan Pablo II en España).
María es Corredentora
Trajo al mundo al Redentor, fuente de todas las gracias. María dio su consentimiento libre para que viniese el Salvador al mundo: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra» (Lc. 1, 38). Dice Santo Tomás que representaba a toda la naturaleza humana.Se le suele contraponer a Eva y así como ésta fue causa de la perdición, María por su obediencia lo es de la salvación. Y si aquélla era «madre de los vivientes», la «Nueva Eva» es madre de los que viven por la fe y la gracia.Desde el siglo XV se llama a la Virgen CORREDENTORA y la Iglesia lo usa en algunos documentos oficiales. No debe entenderse como una equiparación con Cristo, único Redentor, ya que ella también fue redimida. La suya es una cooperación indirecta por cuanto puso voluntariamente toda su vida al servicio del Redentor, padeciendo y ofreciéndose con Él al pie de la Cruz, pero sin corresponderle el título de Sacerdote, exclusivo de Cristo (cfr. Vat. li, LG, 60).
Medianera de todas las gracias
Después de su Asunción a los cielos las gracias se conceden a los hombres por medio de su intercesión. Desde el cielo participa en la difusión de las gracias con su intercesión maternal.
Esta intercesión es inferior a la de Cristo, pero superior a la de todos los otros santos. los últimos Papas han enseñado la doctrina ya antigua de que todas las gracias se conceden por medio de la Santísima Virgen.Por este motivo, la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora. (LG, 62)
Madre de los hombres
Compañera singularmente generosa entre todas las demás criaturas y humilde esclava del Señor. Concibiendo a Cristo, engendrándole, alimentándolo, presentándolo al Padre en el Templo, padeciendo con su Hijo cuando moría en la Cruz, cooperó en forma enteramente impar a la obra del Salvador con la obediencia, la fe, la esperanza y la ardiente caridad, con el fin de restaurar la vida sobrenatural de las almas. Por eso es nuestra madre en el orden de la gracia. (LG, 61)
Esta doctrina se apoya en la tradición antiquísima de considerar a María como madre espiritual de todos los cristianos. Parece natural que la que cooperó por la Encarnación a darnos a Cristo, fuente de todas las gracias, y la que estuvo presente junto a la Cruz, interceda sin cesar y cuide de sus hijos, como madre espiritual.
María es Madre de la Iglesia
«María es la Madre de la Iglesia, es decir, madre de todo el Pueblo de Dios, una madre de todos los que creyeron en su Hijo. Ha colaborado y sigue colaborando en la obra de la Salvación y se preocupa constantemente de los hermanos de su Hijo que están aún peregrinando por el mundo» (C.v.e., P. 460)
Prototipo de la Iglesia
También hay que recordar que María es «prototipo de la Iglesia» y que toda la gracia se comunica por medio de la Iglesia.Pues en el misterio, de la Iglesia, que con razón es llamada también madre y virgen, precedió la Santísima Virgen, presentándose de forma eminente y singular como modelo tanto de la Virgen como de la Madre. (LG, 63)La Virgen es para la Iglesia medio de profundizar en el misterio de Cristo, de progresar en la fe, la esperanza y la caridad. La Iglesia ha alcanzado en la Santísima Virgen la perfección.El amor maternal de María es también el modelo con que en la Iglesia han de actuar todos aquellos que tienen la responsabilidad de llevar a Dios a los hombres (cfr. LG, 65).
Jesùs llama a una vida nueva.
Jesucristo es el Salvador.
Para salvarse es necesaria una vida moral buena y una ayuda divina. Jesús no expone su doctrina moral en el orden con que la estudiamos en los libros. Sus enseñanzas surgen en discursos muy variados y como respuesta a cuestiones que le plantean.
A pesar de este modo de enseñar, su doctrina moral es concreta y clara. El encuentro con el llamado joven rico es muy significativo de la nueva moral cristiana:«Cuando salía para ponerse en camino, vino uno corriendo y, arrodillado ante él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué he de hacer para conseguir la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino uno, Dios: Ya conoces los mandamientos: No cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no dirás falso testimonio, no defraudarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre.
Él respondió: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi adolescencia. Y Jesús, fijando en él su mirada, se prendó de él y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende cuanto tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el Cielo; luego ven y sígueme. Pero él, con el rostro afligido por estas palabras, se marchó triste, pues tenía muchas posesiones- (Mc. 10, 17-22).Fijémonos detenidamente en este diálogo.
El joven pregunta: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?». La pregunta es claramente moral. El joven quiere saber qué acciones son buenas y conducen a la salvación. Jesús da tres respuestas a esta pregunta:1.ª ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. En esta primera respuesta indica que el único ser absolutamente bueno es Dios. Lógicamente será el único totalmente deseable. Todos los demás seres no merecen ser llamados buenos; por lo tanto, no merecen ser colocados como fin último de una acción moral.
Los bienes creados son limitados, son medios pero no son fines.
2.ª San Mateo dice en la segunda respuesta: «Si quieres entrar en la vida eterna guarda los mandamientos» (Mt. 19, 17). San Marcos es todavía más explícito: «Ya sabes los mandamientos: no matarás, no adulterarás, no robarás, no levantarás falso testimonio, no harás daño a nadie, honra a tu padre y a tu madre» (Mc. 10, 19). Jesús hace referencia a los diez mandamientos revelados a Moisés, recogidos en el Éxodo y en el Deuteronomio. Estos mandamientos fueron revelados para que todos fácilmente y sin error pudieran conocer el bien moral imprescindible. Cualquier hombre honrado podía llegar a conocerlos con su razón natural. Sin embargo, es de notar que Jesús hace referencia primero a los mandamientos que afectan al prójimo, es decir, desde el cuarto al octavo, sin referirse a los más importantes que son el primero, segundo y tercero, y los más interiores que son el noveno y el décimo. Esto no es una ausencia, porque la mayor parte de la predicación de Jesús hace referencia al amor de Dios y a la rectitud de corazón. Sin embargo, no hay amor de Dios si hay ofensa al prójimo, y estos mandamientos marcan el mínimo imprescindible en el amor a Dios.
3.ª La tercera parte es la más importante: «Si quieres ser perfecto ve, vende cuanto tienes, dalo a los pobres y tendrás un tesoro en los cielos, y ven, y sígueme». (Mt. 18, 21). San Marcos dice casi las mismas palabras con un añadido: «Una sola cosa te falta» (Mc. 10, 21). Es el desprendimiento, la generosidad y el seguimiento de Jesús. Es decir, la imitación más cercana posible de la vida de Jesús.Es conocida la reacción de aquel joven, que se marchó triste porque era rico y estaba apegado a sus riquezas.
EL SEGUIMIENTO DE JESÚS
De un modo similar al del joven rico, Jesús llamó a sus Apóstoles diciéndoles: -Sígueme.. Los evangelistas narran que «al instante dejaron las redes y le siguieron». Así sucede tanto con los que eran pescadores,. como en Mateo el publicano y los demás. ¿En qué consiste este seguimiento?Todos los pasajes que hablan de «seguimiento» indican una gran exigencia pues deberán: «abandonar todo» (Lc. 5, 11; Mc. 18, 28). Por ejemplo: familia, casa, posesiones, dinero, riquezas. El «seguimiento» que Jesús pide a los discípulos más próximos es de una entrega plena. Esta entrega hará que sean introducidos en la intimidad del Maestro y vivan una vida nueva. El discípulo recibe esta llamada: «El que quiera venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame» (Mc. 8, 34).
EL HOMBRE VIEJO Y EL HOMBRE NUEVO
La vida nueva que Jesús trae a los hombres es más que una doctrina moral, es una renovación interior en la que el hombre debe despojarse de todo aquello que sea obstáculo para acercarse más a Dios y al prójimo.Se trata de una renovación espiritual, realizándose en el cristiano una -justicia y santidad verdaderas.. Esta renovación requerirá lucha, oración, esfuerzo; pero se realizará, ante todo, por la acción de la gracia de Dios en el alma. Como insiste San Pablo a los colosenses, deberán «despojarse del hombre viejo y revestirse del nuevo».Revestirse del hombre nuevo será arrancar el mal que exista en la propia vida moral e identificarse con Cristo, teniendo sus mismos sentimientos, conducta, pensamientos y obras, dentro de lo posible: «No soy yo ya el que vivo, sino que vive en mi Cristo. (Gal. 2, 20).
LA LEY PERFECTA DE LA LIBERTAD
La liberación que nos trae el Evangelio de Jesús es profunda, total, definitiva. Afecta al hombre en su propio corazón. Cristo vino a anunciar los mandamientos que liberan: sed pobres, sed pacíficos, sed misericordiosos, sed limpios de corazón, haced obra de paz, dejaos perseguir por la justicia. Entrad así desde ahora en el Reino de Dios. El Sermón de la Montaña, programa evangélico de Jesús, es una brecha abierta en la dureza del corazón humano, cerrado en su propio egoísmo. Ciertamente, un programa que, por sí mismo, nadie puede cumplir. Pero la conversión del corazón es anunciada gratuitamente, como don del Espíritu. Si esta conversión comienza a ser un hecho, entonces es que el Reino de Dios está en medio de nosotros (Mt. 4, 17). (C.v.e., p. 50)Ya la Ley del Antiguo Testamento insiste más en las cosas buenas que se deben realizar, que en las malas que hay que evitar. Pero la vida moral cristiana es claramente una ley de libertad. El cristiano puede «participar en la libertad de gloria de los hijos de Dios». (Rom. 8, 21), porque con la gracia que mereció Cristo en la Cruz, puede liberarse de la esclavitud del pecado. Es posible así alcanzar «la ley perfecta, la de libertad» de que habla el Apóstol Santiago (Sant. 1, 25).
«No temáis: Yo he vencido al mundo.»
Para salvarse es necesaria una vida moral buena y una ayuda divina. Jesús no expone su doctrina moral en el orden con que la estudiamos en los libros. Sus enseñanzas surgen en discursos muy variados y como respuesta a cuestiones que le plantean.
A pesar de este modo de enseñar, su doctrina moral es concreta y clara. El encuentro con el llamado joven rico es muy significativo de la nueva moral cristiana:«Cuando salía para ponerse en camino, vino uno corriendo y, arrodillado ante él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué he de hacer para conseguir la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino uno, Dios: Ya conoces los mandamientos: No cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no dirás falso testimonio, no defraudarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre.
Él respondió: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi adolescencia. Y Jesús, fijando en él su mirada, se prendó de él y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende cuanto tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el Cielo; luego ven y sígueme. Pero él, con el rostro afligido por estas palabras, se marchó triste, pues tenía muchas posesiones- (Mc. 10, 17-22).Fijémonos detenidamente en este diálogo.
El joven pregunta: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?». La pregunta es claramente moral. El joven quiere saber qué acciones son buenas y conducen a la salvación. Jesús da tres respuestas a esta pregunta:1.ª ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. En esta primera respuesta indica que el único ser absolutamente bueno es Dios. Lógicamente será el único totalmente deseable. Todos los demás seres no merecen ser llamados buenos; por lo tanto, no merecen ser colocados como fin último de una acción moral.
Los bienes creados son limitados, son medios pero no son fines.
2.ª San Mateo dice en la segunda respuesta: «Si quieres entrar en la vida eterna guarda los mandamientos» (Mt. 19, 17). San Marcos es todavía más explícito: «Ya sabes los mandamientos: no matarás, no adulterarás, no robarás, no levantarás falso testimonio, no harás daño a nadie, honra a tu padre y a tu madre» (Mc. 10, 19). Jesús hace referencia a los diez mandamientos revelados a Moisés, recogidos en el Éxodo y en el Deuteronomio. Estos mandamientos fueron revelados para que todos fácilmente y sin error pudieran conocer el bien moral imprescindible. Cualquier hombre honrado podía llegar a conocerlos con su razón natural. Sin embargo, es de notar que Jesús hace referencia primero a los mandamientos que afectan al prójimo, es decir, desde el cuarto al octavo, sin referirse a los más importantes que son el primero, segundo y tercero, y los más interiores que son el noveno y el décimo. Esto no es una ausencia, porque la mayor parte de la predicación de Jesús hace referencia al amor de Dios y a la rectitud de corazón. Sin embargo, no hay amor de Dios si hay ofensa al prójimo, y estos mandamientos marcan el mínimo imprescindible en el amor a Dios.
3.ª La tercera parte es la más importante: «Si quieres ser perfecto ve, vende cuanto tienes, dalo a los pobres y tendrás un tesoro en los cielos, y ven, y sígueme». (Mt. 18, 21). San Marcos dice casi las mismas palabras con un añadido: «Una sola cosa te falta» (Mc. 10, 21). Es el desprendimiento, la generosidad y el seguimiento de Jesús. Es decir, la imitación más cercana posible de la vida de Jesús.Es conocida la reacción de aquel joven, que se marchó triste porque era rico y estaba apegado a sus riquezas.
EL SEGUIMIENTO DE JESÚS
De un modo similar al del joven rico, Jesús llamó a sus Apóstoles diciéndoles: -Sígueme.. Los evangelistas narran que «al instante dejaron las redes y le siguieron». Así sucede tanto con los que eran pescadores,. como en Mateo el publicano y los demás. ¿En qué consiste este seguimiento?Todos los pasajes que hablan de «seguimiento» indican una gran exigencia pues deberán: «abandonar todo» (Lc. 5, 11; Mc. 18, 28). Por ejemplo: familia, casa, posesiones, dinero, riquezas. El «seguimiento» que Jesús pide a los discípulos más próximos es de una entrega plena. Esta entrega hará que sean introducidos en la intimidad del Maestro y vivan una vida nueva. El discípulo recibe esta llamada: «El que quiera venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame» (Mc. 8, 34).
EL HOMBRE VIEJO Y EL HOMBRE NUEVO
La vida nueva que Jesús trae a los hombres es más que una doctrina moral, es una renovación interior en la que el hombre debe despojarse de todo aquello que sea obstáculo para acercarse más a Dios y al prójimo.Se trata de una renovación espiritual, realizándose en el cristiano una -justicia y santidad verdaderas.. Esta renovación requerirá lucha, oración, esfuerzo; pero se realizará, ante todo, por la acción de la gracia de Dios en el alma. Como insiste San Pablo a los colosenses, deberán «despojarse del hombre viejo y revestirse del nuevo».Revestirse del hombre nuevo será arrancar el mal que exista en la propia vida moral e identificarse con Cristo, teniendo sus mismos sentimientos, conducta, pensamientos y obras, dentro de lo posible: «No soy yo ya el que vivo, sino que vive en mi Cristo. (Gal. 2, 20).
LA LEY PERFECTA DE LA LIBERTAD
La liberación que nos trae el Evangelio de Jesús es profunda, total, definitiva. Afecta al hombre en su propio corazón. Cristo vino a anunciar los mandamientos que liberan: sed pobres, sed pacíficos, sed misericordiosos, sed limpios de corazón, haced obra de paz, dejaos perseguir por la justicia. Entrad así desde ahora en el Reino de Dios. El Sermón de la Montaña, programa evangélico de Jesús, es una brecha abierta en la dureza del corazón humano, cerrado en su propio egoísmo. Ciertamente, un programa que, por sí mismo, nadie puede cumplir. Pero la conversión del corazón es anunciada gratuitamente, como don del Espíritu. Si esta conversión comienza a ser un hecho, entonces es que el Reino de Dios está en medio de nosotros (Mt. 4, 17). (C.v.e., p. 50)Ya la Ley del Antiguo Testamento insiste más en las cosas buenas que se deben realizar, que en las malas que hay que evitar. Pero la vida moral cristiana es claramente una ley de libertad. El cristiano puede «participar en la libertad de gloria de los hijos de Dios». (Rom. 8, 21), porque con la gracia que mereció Cristo en la Cruz, puede liberarse de la esclavitud del pecado. Es posible así alcanzar «la ley perfecta, la de libertad» de que habla el Apóstol Santiago (Sant. 1, 25).
«No temáis: Yo he vencido al mundo.»
domingo, 9 de enero de 2011
El Bautismo del Señor.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 3, 13-17
Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán y se presentó a Juan para ser bautizado por él. Juan se resistía, diciéndole: «Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti, ¡y eres tú el que viene a mi encuentro!»Pero Jesús le respondió: «Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo». Y Juan se lo permitió.Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia Él. Y se oyó una voz del cielo que decía: «Éste es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección».
Compartiendo la Palabra
En Nazaret, como en todos los pueblos de la Galilea, empezó a correr la voz:
- Allá en la Judea, a las orillas del Jordán, ha aparecido un profeta, Juan. No para un momento de bautizar en el río a muchos hombres para que se limpien de sus pecados, porque dice que está cerca el Reino de Dios y que viene el Cristo que todos esperamos. Todos tienen el oído atento. Y más que nadie, María. Porque Ella sabe mejor que ninguno lo que ocurrió al niño que su prima Isabel llevaba en el seno, y lo que dijo Zacarías cuando nació la criatura: Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos. Hasta ahora, como lo hemos visto en los misterios navideños, Jesús ha desarrollado toda su vida a la sombra de su Madre. Al fin, llega la hora de la independencia total. Pero María calla, prudente, discreta, delicadísima... Incluso delante de Jesús. Por más que Ella, con intuición de madre, lo sospecha todo. Y llega el día temido, digamos. Jesús se despide:
- Madre, me voy yo también al Jordán.María, con ternura inusitada y con mirada larga y profunda, le contesta solamente:
- ¡Adiós, hijo mío, y que Dios esté siempre contigo!... Llegado Jesús al Jordán, se mezcla entre tantos hombres que piden el bautismo mientras expresan el dolor por sus pecados. Jesús no conoce el pecado y no necesita ningún bautismo de penitencia, pero se siente el Siervo de Yahvé y tiene conciencia honda de ser el Hijo de Dios. Entre tanto, Jesús se pregunta una y otra vez:
- ¿No habrá llegado ya el momento mío? Esperaré a ver por dónde se manifiesta mi Padre. Porque Jesús, como hombre, se deja guiar como nadie por el Espíritu de Dios, que le va a ir indicando el camino. Pronto lo va a saber todo.Juan no ha visto nunca a Jesús. Pero el Espíritu Santo le hace intuir lo más profundo de aquella alma que se le acerca, y exclama turbado:
- ¿Tú vienes a que yo te bautice, si soy yo quien debe ser bautizado por ti?...Jesús quiere participar la suerte de sus hermanos pecadores. Precisamente para arrancar de ellos la culpa que los mancha, se solidariza con todos, y se pone a disposición del Padre, que le va a exigir el sacrificio de su vida. De este modo responde a Juan:
- ¡Déjate de miedos, y hazlo! Conviene que cumplamos así todo lo que pide la justicia y la santidad de Dios. Jesús sale de dudas sobre su persona y su misión cuando deja las aguas del río. Porque se abren los cielos, aparece el Espíritu Santo sobre Él en forma de paloma, y se deja oír potente la voz del Padre:
- ¡Éste es mi Hijo querido, en el que tengo todas mis delicias! Así nos cuenta Mateo en el Evangelio de hoy aquella escena sublime. A partir de ahora, empieza el cumplimiento de la misión de Jesús, con el anuncio del Reino de Dios que se instala en el mundo. Juan ha preparado el camino con el bautismo del Jordán a las turbas que esperan ansiosas la llegada del Cristo, a las que se dirige el austero profeta:
- Yo os bautizo en agua. Pero recibid al que viene detrás de mí, porque Él os va a bautizar con Espíritu Santo. Y preparaos bien para su venida. Allanad para el Señor el camino, que lo tenéis lleno de altibajos. Enderezadlo, que está muy torcido. Que desaparezcan los boquetes y las piedras, de modo que la carroza del Señor puede correr bien y sin estorbos.Así disponía Juan a la gente para recibir el Bautismo que traería el Cristo anunciado. Nosotros ahora, aprendida la lección de Juan, queremos practicar todo eso para que el Bautismo nuestro sea algo vivo, y no un recuerdo muerto. En él se nos dio el Espíritu Santo, y Dios Padre nos ve tan bellos que sigue gritando sobre cada uno de nosotros, igual que cuando salimos de la pila bautismal:
- ¡Este hijo mío, esta hija mía que me encantan!...Porque el prodigio que se obró sobre Jesús al salir del agua, se renueva continuamente en la Iglesia con cada candidato que llevamos a bautizar.¿Qué espera Dios después? Ha dicho de nosotros, como de Jesús, que le encantamos, que somos su delicia. ¿Qué nos pide a cambio? Unicamente que nos mantengamos en esa vida divina que Él nos infundió, ¡que vivamos nuestro Bautismo!... Y lo vivimos con la fe, la esperanza, el amor, la oración, la justicia.
* La fe, creciente de continuo con la Palabra, estudiada en la Biblia y escuchada en la Iglesia.
* La esperanza, que nos hace suspirar por la vida futura en el seno de Dios, sin sujetarnos a la tierra.* El amor, que nos abre con generosidad el corazón a todo el que nos necesita y nos pide.
* La oración, que nos mantiene siempre en comunión con Dios, al que cada día rezamos siempre con más asiduidad y entusiasmo.
* La justicia, con la cual nadie abusa de su puesto, quizá privilegiado, y con la cual seayuda generosamente a todos.
Si Juan pedía justicia a los judíos, ¡cuánto más la pedirá Jesucristo a su Iglesia!...¡Bautizados! Encantadores a los ojos de Dios. Hijos suyos que le embelesamos.
Testimonios del Reino en el mundo. ¡Qué bien, si sabemos vivir como pide nuestro Bautismo!...
Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán y se presentó a Juan para ser bautizado por él. Juan se resistía, diciéndole: «Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti, ¡y eres tú el que viene a mi encuentro!»Pero Jesús le respondió: «Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo». Y Juan se lo permitió.Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia Él. Y se oyó una voz del cielo que decía: «Éste es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección».
Compartiendo la Palabra
En Nazaret, como en todos los pueblos de la Galilea, empezó a correr la voz:
- Allá en la Judea, a las orillas del Jordán, ha aparecido un profeta, Juan. No para un momento de bautizar en el río a muchos hombres para que se limpien de sus pecados, porque dice que está cerca el Reino de Dios y que viene el Cristo que todos esperamos. Todos tienen el oído atento. Y más que nadie, María. Porque Ella sabe mejor que ninguno lo que ocurrió al niño que su prima Isabel llevaba en el seno, y lo que dijo Zacarías cuando nació la criatura: Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos. Hasta ahora, como lo hemos visto en los misterios navideños, Jesús ha desarrollado toda su vida a la sombra de su Madre. Al fin, llega la hora de la independencia total. Pero María calla, prudente, discreta, delicadísima... Incluso delante de Jesús. Por más que Ella, con intuición de madre, lo sospecha todo. Y llega el día temido, digamos. Jesús se despide:
- Madre, me voy yo también al Jordán.María, con ternura inusitada y con mirada larga y profunda, le contesta solamente:
- ¡Adiós, hijo mío, y que Dios esté siempre contigo!... Llegado Jesús al Jordán, se mezcla entre tantos hombres que piden el bautismo mientras expresan el dolor por sus pecados. Jesús no conoce el pecado y no necesita ningún bautismo de penitencia, pero se siente el Siervo de Yahvé y tiene conciencia honda de ser el Hijo de Dios. Entre tanto, Jesús se pregunta una y otra vez:
- ¿No habrá llegado ya el momento mío? Esperaré a ver por dónde se manifiesta mi Padre. Porque Jesús, como hombre, se deja guiar como nadie por el Espíritu de Dios, que le va a ir indicando el camino. Pronto lo va a saber todo.Juan no ha visto nunca a Jesús. Pero el Espíritu Santo le hace intuir lo más profundo de aquella alma que se le acerca, y exclama turbado:
- ¿Tú vienes a que yo te bautice, si soy yo quien debe ser bautizado por ti?...Jesús quiere participar la suerte de sus hermanos pecadores. Precisamente para arrancar de ellos la culpa que los mancha, se solidariza con todos, y se pone a disposición del Padre, que le va a exigir el sacrificio de su vida. De este modo responde a Juan:
- ¡Déjate de miedos, y hazlo! Conviene que cumplamos así todo lo que pide la justicia y la santidad de Dios. Jesús sale de dudas sobre su persona y su misión cuando deja las aguas del río. Porque se abren los cielos, aparece el Espíritu Santo sobre Él en forma de paloma, y se deja oír potente la voz del Padre:
- ¡Éste es mi Hijo querido, en el que tengo todas mis delicias! Así nos cuenta Mateo en el Evangelio de hoy aquella escena sublime. A partir de ahora, empieza el cumplimiento de la misión de Jesús, con el anuncio del Reino de Dios que se instala en el mundo. Juan ha preparado el camino con el bautismo del Jordán a las turbas que esperan ansiosas la llegada del Cristo, a las que se dirige el austero profeta:
- Yo os bautizo en agua. Pero recibid al que viene detrás de mí, porque Él os va a bautizar con Espíritu Santo. Y preparaos bien para su venida. Allanad para el Señor el camino, que lo tenéis lleno de altibajos. Enderezadlo, que está muy torcido. Que desaparezcan los boquetes y las piedras, de modo que la carroza del Señor puede correr bien y sin estorbos.Así disponía Juan a la gente para recibir el Bautismo que traería el Cristo anunciado. Nosotros ahora, aprendida la lección de Juan, queremos practicar todo eso para que el Bautismo nuestro sea algo vivo, y no un recuerdo muerto. En él se nos dio el Espíritu Santo, y Dios Padre nos ve tan bellos que sigue gritando sobre cada uno de nosotros, igual que cuando salimos de la pila bautismal:
- ¡Este hijo mío, esta hija mía que me encantan!...Porque el prodigio que se obró sobre Jesús al salir del agua, se renueva continuamente en la Iglesia con cada candidato que llevamos a bautizar.¿Qué espera Dios después? Ha dicho de nosotros, como de Jesús, que le encantamos, que somos su delicia. ¿Qué nos pide a cambio? Unicamente que nos mantengamos en esa vida divina que Él nos infundió, ¡que vivamos nuestro Bautismo!... Y lo vivimos con la fe, la esperanza, el amor, la oración, la justicia.
* La fe, creciente de continuo con la Palabra, estudiada en la Biblia y escuchada en la Iglesia.
* La esperanza, que nos hace suspirar por la vida futura en el seno de Dios, sin sujetarnos a la tierra.* El amor, que nos abre con generosidad el corazón a todo el que nos necesita y nos pide.
* La oración, que nos mantiene siempre en comunión con Dios, al que cada día rezamos siempre con más asiduidad y entusiasmo.
* La justicia, con la cual nadie abusa de su puesto, quizá privilegiado, y con la cual seayuda generosamente a todos.
Si Juan pedía justicia a los judíos, ¡cuánto más la pedirá Jesucristo a su Iglesia!...¡Bautizados! Encantadores a los ojos de Dios. Hijos suyos que le embelesamos.
Testimonios del Reino en el mundo. ¡Qué bien, si sabemos vivir como pide nuestro Bautismo!...
sábado, 8 de enero de 2011
Marìa es tambièn AMOR...
Dios es amor.
María Santísima es también amor.
Podríamos decir que María es el lado misericordioso y tierno del amor de Dios.“Tú sola, Virgen María, le curas a Dios de todas las heridas que le hacemos los hombres. Por ti sola valió la pena la redención, aunque, afortunadamente, hay otras y otros que se han tomado en serio la redención ".Este amor tuyo que, por un lado, sube hasta Dios y, por lo tanto, tiene toda la gratitud de una creatura, toda la profundidad de una madre, toda la pureza de una virgen; por otro lado, se dirige a nosotros, hacia la tierra, hacia tus hijos.
Cómo me impresionó -y aparte al principio no lo creí- leer aquellas palabras de San Alfonso María de Ligorio: "Si juntáramos el amor de todos los hijos a sus madres, el de todas las madres a sus hijos, el de todas las mujeres a sus maridos, el de los santos y los ángeles a sus protegidos: todo ese amor no igualaría al amor que María tiene a una sola de nuestras almas". Primero, no lo creí porque era demasiado grande para ser cierto. Hoy, lo creo, y posiblemente estas palabras de San Alfonso se quedaron cortas.
Yo me pregunto: si uno de veras cree en este amor que le tiene María Santísima como madre ¿podrá sentirse desgraciado? ¿Podrá sentirse desesperado? ¿Podrá vivir una vida sin alegría, sin fuerza, sin motivación? ¿Podrá alguna vez, en su apostolado, llegar a decir "no puedo, me doy"? ¿Podrá algún día decir : "renuncio al sacerdocio y lo dejo"? Si Cristo, por nosotros, dio su sangre, su vida, ¿qué no dará la Santísima Virgen por salvarnos? Ella ha muerto crucificada, espiritualmente, por nosotros. A Cristo le atravesaron manos y pies por nosotros; a ella una espada le atravesó el alma, por nosotros. Si Él dijo: "He ahí a tus hijos" ¿cómo obedece la Santísima Virgen a Dios? Entonces, cuánto nos tiene que amar. Y si somos los predilectos de su hijo: "vosotros sois mis amigos", somos también los predilectos de Ella.
El amor de María llena nuestro corazón, debe llenarlo. El amor de una esposa no es el único que puede llenar el corazón de un hombre como yo. El amor de María Santísima es muchísimo más fuerte, rico, tierno, confortante, que el de todas las esposas de la tierra. El amor de mi madre celestial llena, totalmente, mi corazón. Una mirada, una sonrisa de María Santísima, me ofrecen más que todo lo que pueden darme todas la mujeres de la tierra juntas.
¿Cuál debe ser mi respuesta a tan grande y tierno amor?
Como Juan Pablo II debemos decir cada uno de nosotros, también, "totus tuus": todo tuyo y para siempre. Aquella expresión que el Papa nos decía: "Luchando como María y muy juntos a María", que le repitan siempre: "totus tuus".
¿Por qué no llevarme a todas partes a la Santísima Virgen? En el pensamiento, en el corazón, y también, en una imagen, en un cuadro: su presencia es benéfica. Yo tengo en mi despacho y en mi cuarto una imagen de la Santísima Virgen. Con mucha frecuencia la miro, con mucha frecuencia le hablo y, también, la escucho. Siento su presencia y su amor a través de esa imagen.
Evangelio del Dìa 8 de Enero del 2011.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 6, 34-44
Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato. Como se había hecho tarde, sus discípulos se acercaron y le dijeron: «Éste es un lugar desierto, y ya es muy tarde. Despide a la gente, para que vaya a los campos y poblaciones cercanos a comprar algo para comer». Él respondió: «Denles de comer ustedes mismos». Ellos le dijeron: «¿Tendríamos que ir a comprar doscientos denarios de pan para dar de comer a todos?»Jesús preguntó: «¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver». Después de averiguarlo, dijeron: «Cinco panes y dos pescados». Él les ordenó que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde, y la gente se sentó en grupos de cien y de cincuenta. Entonces Él tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. También repartió los dos pescados entre la gente Todos comieron hasta saciarse, y se recogieron doce canastas llenas de sobras de pan y de restos de pescado. Los que comieron eran cinco mil hombres.
Compartiendo la Palabra
Queridos amigos, paz y bien. Aunque no solo de pan vive el hombre, Jesucristo se ocupa de los necesitados. Porque Dios es amor. Y no pasa de larga ante las necesidades. Nosotros, ¿qué? ¿Cómo reaccionamos ante las necesidades del prójimo? No las del prójimo de África o Australia, que también, sino ante el próximo que vemos en el metro, en el barrio, en la oficina o en la escuela. Primera pregunta para la reflexión. Es que Dios necesita de nosotros para seguir actuando hoy. Necesitó del “sí” de María, para encarnarse. Necesitó del “si” de José, para cuidar de su familia. Necesitó de un Juan Bautista, para preparar el camino. Y necesita hoy de ti, para poder llevar a todos el mensaje de salvación de Cristo. Aunque tengas poco, eso puede usarse para ayudar a los demás. Cinco panes y dos peces para cinco mil personas es “muy poquito”, pero con la ayuda de Dios, llegó para todos. Y sobró. Ese milagro se repite cada día, en la Eucaristía, cuando el mismo Jesús se da para que todos disfrutemos de Él. Podíamos pedirle hoy que nos ayude a colocarnos en nuestro puesto. O sea, que dejemos a Dios hacer el papel principal, protagonista, y tratar de ser buenos actores secundarios. Sin los actores secundarios, la película está incompleta. Las grandes estrellas acumulan muchos minutos, pero los secundarios son imprescindibles. Hasta hay premios especiales para ellos. Sin ellos, la obra quedaría incompleta. En la vida de Jesús hay muchos de esos personajes secundarios, como las mujeres que le acompañaban y le servían, los que le acogían cuando iba de camino, los que le daban algo para comer, los que le escuchaban un rato y luego se convertían en mensajeros de la Buena Nueva. Sentir que Dios es amor es suficiente para mover los corazones de muchas personas en todo el mundo. Con el salmista, podemos desear que todas las naciones se postren ante Dios, no por afán expansionista o proselitista, sino porque estamos convencidos que el mensaje de Cristo alegra, mejora a la persona y le ayuda a ser feliz. Tienes tu papel en esta historia. Termina la primera semana del año. Si todavía no has pensado cómo quieres vivir este año, si no has hecho tu plan de vida para este 2011, hoy puede ser un buen día. Dios es amor, y se preocupa por las necesidades de la gente. ¿Cómo lo puedes adaptar a tu vida?
Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato. Como se había hecho tarde, sus discípulos se acercaron y le dijeron: «Éste es un lugar desierto, y ya es muy tarde. Despide a la gente, para que vaya a los campos y poblaciones cercanos a comprar algo para comer». Él respondió: «Denles de comer ustedes mismos». Ellos le dijeron: «¿Tendríamos que ir a comprar doscientos denarios de pan para dar de comer a todos?»Jesús preguntó: «¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver». Después de averiguarlo, dijeron: «Cinco panes y dos pescados». Él les ordenó que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde, y la gente se sentó en grupos de cien y de cincuenta. Entonces Él tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. También repartió los dos pescados entre la gente Todos comieron hasta saciarse, y se recogieron doce canastas llenas de sobras de pan y de restos de pescado. Los que comieron eran cinco mil hombres.
Compartiendo la Palabra
Queridos amigos, paz y bien. Aunque no solo de pan vive el hombre, Jesucristo se ocupa de los necesitados. Porque Dios es amor. Y no pasa de larga ante las necesidades. Nosotros, ¿qué? ¿Cómo reaccionamos ante las necesidades del prójimo? No las del prójimo de África o Australia, que también, sino ante el próximo que vemos en el metro, en el barrio, en la oficina o en la escuela. Primera pregunta para la reflexión. Es que Dios necesita de nosotros para seguir actuando hoy. Necesitó del “sí” de María, para encarnarse. Necesitó del “si” de José, para cuidar de su familia. Necesitó de un Juan Bautista, para preparar el camino. Y necesita hoy de ti, para poder llevar a todos el mensaje de salvación de Cristo. Aunque tengas poco, eso puede usarse para ayudar a los demás. Cinco panes y dos peces para cinco mil personas es “muy poquito”, pero con la ayuda de Dios, llegó para todos. Y sobró. Ese milagro se repite cada día, en la Eucaristía, cuando el mismo Jesús se da para que todos disfrutemos de Él. Podíamos pedirle hoy que nos ayude a colocarnos en nuestro puesto. O sea, que dejemos a Dios hacer el papel principal, protagonista, y tratar de ser buenos actores secundarios. Sin los actores secundarios, la película está incompleta. Las grandes estrellas acumulan muchos minutos, pero los secundarios son imprescindibles. Hasta hay premios especiales para ellos. Sin ellos, la obra quedaría incompleta. En la vida de Jesús hay muchos de esos personajes secundarios, como las mujeres que le acompañaban y le servían, los que le acogían cuando iba de camino, los que le daban algo para comer, los que le escuchaban un rato y luego se convertían en mensajeros de la Buena Nueva. Sentir que Dios es amor es suficiente para mover los corazones de muchas personas en todo el mundo. Con el salmista, podemos desear que todas las naciones se postren ante Dios, no por afán expansionista o proselitista, sino porque estamos convencidos que el mensaje de Cristo alegra, mejora a la persona y le ayuda a ser feliz. Tienes tu papel en esta historia. Termina la primera semana del año. Si todavía no has pensado cómo quieres vivir este año, si no has hecho tu plan de vida para este 2011, hoy puede ser un buen día. Dios es amor, y se preocupa por las necesidades de la gente. ¿Cómo lo puedes adaptar a tu vida?
miércoles, 5 de enero de 2011
El cuarto rey podemos ser cada uno de nosotros.
¿Qué es la vida? Un largo viaje. Un viaje con muchas turbulencias y muchas escalas. ¿Cuántos de nosotros vivimos en el pueblo que nos vio nacer? Dejamos atrás nuestro pueblo... y seguimos viajando porque ninguna ciudad es el final del viaje.
El viaje de los pies y de los pasaportes pone a millones de personas en camino pero hay un viaje espiritual, el viaje del corazón, que todos estamos llamados a hacer. El viaje hacia Dios, hacia su hijo Jesucristo. Nosotros, los aquí reunidos, somos la familia que viaja unida hacia el mismo destino: el Kennedy del cielo.
La Palabra de Dios, hoy, nos enseña que Jesucristo no es un Salvador local sino un Mesías y Salvador global: para todos. En Cristo la salvación es universal. Ayer un joven se me acercó y me dijo que él ya no esperaba regalos de los reyes. Yo le dije que la estrella que brilló y guió a los tres Reyes , hoy, brilla también para usted y para mi. Dios no está limitado como nosotros.
Dios habla de mil maneras y en esta fiesta de la Epifanía Dios habló y guió a nuestros tres Reyes mediante una estrella. Ustedes no emplean la palabra "epifanía" en su vida diaria pero no porque no tengan pequeñas o grandes epifanías: una intuición súbita: una epifanía,un grito de alegría: una epifanía,una mujer hermosa a la que siguen con la vista durante cinco minutos: una epifanía, su primer amor: una epifanía,su primer hijo: una epifanía,su primer fracaso: una epifanía...Abrir los ojos grandes, ver lo que otros no ven, sentir lo que nadie siente, descubrir lo secreto... epifanías muy humanas. Dicen que todas las zarzas arden con el fuego de Dios que no se consume. Los que ven -epifanía- se quitan los zapatos y adoran a Dios escondido. Los que no ven, -no epifanía- se acercan a la zarza y cogen sus frutos.
La epifanía que hoy celebramos es la fiesta de la imaginación, de una corazonada. Aquellos tres hombres vieron una estrella y la siguieron y encontraron a la estrella, a Jesús. Le ofrecieron sus dones y regresaron a su país. El evangelio no nos dice lo que ellos recibieron. Cuenta una leyenda que hubo un cuarto rey, llamado Artabán. Este tardó en ponerse en camino y seguir la estrella. Cuando llegó a Jerusalén ya Jesús no estaba. Habiendo oído decir que había huido a Egipto se dirigió hacia allí. En el camino encontró muchos necesitados. Movido por la compasión vendió dos de las joyas que llevaba para Jesús.Siguió buscando a Jesús durante treinta años. Llegó a Jerusalén, después de tantos años de búsqueda, y estaban celebrando la fiesta de la Pascua. La ciudad estaba revuelta. Iban a crucificar a un tal Jesús de Nazaret, el rey de los judíos. Artabán comprendió que su viaje había llegado a su término. Quiso abrirse camino entre la multitud para acercarse hasta Jesús y oyó los gritos de una joven que iba a ser vendida como esclava. Y vendió la tercera joya para rescatarla. En ese momento el cielo se oscureció, la tierra tembló y una piedra enorme le cayó encima. Mientras moría en los brazos de la joven una voz del cielo dijo:
"Lo que has hecho por uno de mis hermanos más pequeños lo has hecho por mi".El cuarto rey podemos serlo cada uno de nosotros.
¿Dónde encajamos nosotros en esta fiesta de la Epifanía? Somos parte de una comunidad, la iglesia, juntos formamos una caravana en búsqueda. Nadie viaja solo. Nadie se salva solo. Necesitamos una estrella que nos guíe: el consejo de un hermano, consultar las escrituras, preguntar el camino...Estamos en diferentes etapas del viaje: viejos buscadores y novatos, los que arrastran los pies, los que dudan, los que pecan, los que tienen problemas como Herodes, los que saben la respuesta como los escribas. Fiesta de la esperanza. Fiesta de la luz para todos. Llegar al final del viaje y ver el rostro del Mesías. ¿Hasta donde estás dispuesto a viajar?
Sorprendente visita, para los màs jovenes...
1.- Advertir, mis queridos jóvenes lectores, que el nombre de la fiesta no es la llegada de los Reyes Magos. Epifanía es una palabra griega que significa manifestación alrededor.
Hasta hoy los relatos se centraban en un ámbito concreto, determinado, relativamente pequeño. Sí, el Salvador fue concebido en Nazaret y nació en Belén. He estado muchas veces en estos lugares, desplazándome en utilitario, autobús o furgoneta, pero no sabría ahora deciros cuantos kilómetros separan ambas ciudades, en línea recta, no deben ser mucho mas de cien.
Y la decisión de Dios era compenetrarse y salvar a los de todo el orbe. Convenía que desde el principio se tuvieran pruebas de la universalidad de su proyecto. Hay que aclarar que en el texto no se dice ni cuantos eran, ni de donde exactamente venían, ni cual era su categoría social.
La palabra mago nos debería sugerir sabio investigador de una cierta categoría científica y por las indagaciones que hacen ellos, los deberíamos situar en el campo de la astronomía, que, dada la inexistencia de telescopios y poseyendo únicamente instrumentos geométricos de medida, añadiendo que sus saberes se adentraban en el campo de la historia documentada, hoy en día tal vez se parecerían más a los astrofísicos.
Quedemos, pues, que eran matemáticos, investigadores de documentos y tradiciones históricas, dotados de inteligencia racional e intuitiva y de temperamento atrevido, con capacidad de asombro y de audacia. ¡anda, ya, que no es moco de pavo! Olvidaos de disfraces y de pasaportes diplomáticos, de coronas y espectaculares semovientes.Venían de Oriente. Como os he adelantado, el que no se nos precise el lugar, indica que lo que el autor inspirado por Dios quiere, es que sepamos que vienen de lejos y de cultura diferente de la hebrea. Tampoco se nos dice que residieran en un mismo país, ni juntos.
2.- Los dones que ofrecen no son lo espectaculares que presentan nuestros artistas. El oro era, y es aun hoy en día, un valor universalmente admitido. Os pongo una comparación para que entendáis la significación del regalo. Hasta la creación del Euro, cuando queríamos viajar al extranjero, debíamos llevar dólares, ya que es una moneda que casi siempre sirve para pagar y para obsequiar, algo así representaba el oro.El incienso es un perfume. Continúa siendo apropiado regalo. En aquel tiempo los aromas eran resinas sólidas o gomosas, que se desprendían de ciertos árboles. Su comercio, por aquellas tierras, era casi exclusivo de los nabateos. Seguramente os suena la ciudad de Petra, era una de sus cinco ciudades, las otras eran de menor categoría, no por ello carentes de interés. He visitado las ruinas de dos más, desconocidas por la mayoría de turistas. Me alejaba del tema, perdonadme. Estos señores se proveerían de perfumes de diferentes calidades, como hoy se compran corbatas de diferentes colores o diseños.
Los perfumes debían quemarse para gozar de su aroma, algo así como hoy en día se acude a sprays o a pulverizadores. En algunos casos, mezclados con aceite, se lograban fragancias semilíquidas. (No sé si sabéis que el alcohol, base de nuestras esencias y aguas de colonia, era desconocido y, evidentemente, también la destilación). Pero conste que, en muchos de los mejores perfumes de hoy en día, oculto entre aceites esenciales vegetales y extractos de secreciones animales, continúa estando el incienso.
Como eran substancias caras, traídas, como os he dicho, por mercaderes extranjeros, los de Israel descubrieron que tenían un pequeño territorio cuyo microclima permitía su cultivo. Era un área próxima al precioso y mítico manantial de Ein-Guedi. Pero les sirvió de poco el descubrimiento, pues, las sublevaciones que sucedieron al año 70, destruyeron totalmente estas artesanías y hasta obligaron a los judíos a alejarse de su tierra.
3.- ¡Venga, que vuelvo al relato evangélico que es lo importante! ¡Olvidad mis disquisiciones! ¡Aprended la lección de la Escritura!, reconocer a Jesús, tener Fe en Él, es cosa de sabios y su aceptación, desde el principio, no se restringió a un limitado territorio, la Fe cristiana no es una fe provinciana. Reconozco que he sido demasiado prolífico en explicaciones tal vez inútiles, que estas tres últimas líneas hubieran sido suficientes. Pues os recomiendo que las volváis a leer y meditar y me dejaréis libre de remordimientos.Según se dice en la maravillosa catedral de Colonia, en una preciosa arca de plata dorada reposan las reliquias de nuestros protagonistas. Ni soy amante de venerar restos corporales, ni me creo demasiado lo que cuentan, pero os aseguro que, más de una vez, he entrado allí a rezar, poniendo el mayor interés y fervor en mi súplica.
Hasta hoy los relatos se centraban en un ámbito concreto, determinado, relativamente pequeño. Sí, el Salvador fue concebido en Nazaret y nació en Belén. He estado muchas veces en estos lugares, desplazándome en utilitario, autobús o furgoneta, pero no sabría ahora deciros cuantos kilómetros separan ambas ciudades, en línea recta, no deben ser mucho mas de cien.
Y la decisión de Dios era compenetrarse y salvar a los de todo el orbe. Convenía que desde el principio se tuvieran pruebas de la universalidad de su proyecto. Hay que aclarar que en el texto no se dice ni cuantos eran, ni de donde exactamente venían, ni cual era su categoría social.
La palabra mago nos debería sugerir sabio investigador de una cierta categoría científica y por las indagaciones que hacen ellos, los deberíamos situar en el campo de la astronomía, que, dada la inexistencia de telescopios y poseyendo únicamente instrumentos geométricos de medida, añadiendo que sus saberes se adentraban en el campo de la historia documentada, hoy en día tal vez se parecerían más a los astrofísicos.
Quedemos, pues, que eran matemáticos, investigadores de documentos y tradiciones históricas, dotados de inteligencia racional e intuitiva y de temperamento atrevido, con capacidad de asombro y de audacia. ¡anda, ya, que no es moco de pavo! Olvidaos de disfraces y de pasaportes diplomáticos, de coronas y espectaculares semovientes.Venían de Oriente. Como os he adelantado, el que no se nos precise el lugar, indica que lo que el autor inspirado por Dios quiere, es que sepamos que vienen de lejos y de cultura diferente de la hebrea. Tampoco se nos dice que residieran en un mismo país, ni juntos.
2.- Los dones que ofrecen no son lo espectaculares que presentan nuestros artistas. El oro era, y es aun hoy en día, un valor universalmente admitido. Os pongo una comparación para que entendáis la significación del regalo. Hasta la creación del Euro, cuando queríamos viajar al extranjero, debíamos llevar dólares, ya que es una moneda que casi siempre sirve para pagar y para obsequiar, algo así representaba el oro.El incienso es un perfume. Continúa siendo apropiado regalo. En aquel tiempo los aromas eran resinas sólidas o gomosas, que se desprendían de ciertos árboles. Su comercio, por aquellas tierras, era casi exclusivo de los nabateos. Seguramente os suena la ciudad de Petra, era una de sus cinco ciudades, las otras eran de menor categoría, no por ello carentes de interés. He visitado las ruinas de dos más, desconocidas por la mayoría de turistas. Me alejaba del tema, perdonadme. Estos señores se proveerían de perfumes de diferentes calidades, como hoy se compran corbatas de diferentes colores o diseños.
Los perfumes debían quemarse para gozar de su aroma, algo así como hoy en día se acude a sprays o a pulverizadores. En algunos casos, mezclados con aceite, se lograban fragancias semilíquidas. (No sé si sabéis que el alcohol, base de nuestras esencias y aguas de colonia, era desconocido y, evidentemente, también la destilación). Pero conste que, en muchos de los mejores perfumes de hoy en día, oculto entre aceites esenciales vegetales y extractos de secreciones animales, continúa estando el incienso.
Como eran substancias caras, traídas, como os he dicho, por mercaderes extranjeros, los de Israel descubrieron que tenían un pequeño territorio cuyo microclima permitía su cultivo. Era un área próxima al precioso y mítico manantial de Ein-Guedi. Pero les sirvió de poco el descubrimiento, pues, las sublevaciones que sucedieron al año 70, destruyeron totalmente estas artesanías y hasta obligaron a los judíos a alejarse de su tierra.
3.- ¡Venga, que vuelvo al relato evangélico que es lo importante! ¡Olvidad mis disquisiciones! ¡Aprended la lección de la Escritura!, reconocer a Jesús, tener Fe en Él, es cosa de sabios y su aceptación, desde el principio, no se restringió a un limitado territorio, la Fe cristiana no es una fe provinciana. Reconozco que he sido demasiado prolífico en explicaciones tal vez inútiles, que estas tres últimas líneas hubieran sido suficientes. Pues os recomiendo que las volváis a leer y meditar y me dejaréis libre de remordimientos.Según se dice en la maravillosa catedral de Colonia, en una preciosa arca de plata dorada reposan las reliquias de nuestros protagonistas. Ni soy amante de venerar restos corporales, ni me creo demasiado lo que cuentan, pero os aseguro que, más de una vez, he entrado allí a rezar, poniendo el mayor interés y fervor en mi súplica.
sábado, 1 de enero de 2011
Intenciones del Papa para Èl 2011.
El papa Benedicto XVI llamó a rezar “para que las riquezas de la creación sean preservadas, valorizadas y puestas a disposición de todos, como don precioso de Dios a los hombres”.
Esta será la intención general del Santo Padre para enero de 2011, mientras que la intención misionera será: “para que los cristianos puedan alcanzar la plena unidad, testimoniando a todo el género humano la paternidad universal de Dios”.
Las intenciones del Apostolado de la Oración del Papa para el resto del año hacen referencia al respeto por la familia, a la pobreza y el sida, a la Jornada Mundial de la Juventud, a los enfermos, a las iglesias orientales y a la paz, entre otras cosas.Las intenciones del Apostolado de la Oración del Papa para el resto del año son:
Febrero General: Para que la familia sea respetada por todos en su identidad y sea reconocida su insustituible contribución a favor de la sociedad entera.
Misionera: Para que en los territorios de misión donde es más urgente la lucha contra las enfermedades, las comunidades cristianas sepan testimoniar la presencia de Cristo a quienes sufren.
Marzo General: Para que las naciones de América Latina puedan caminar en la fidelidad al Evangelio y sean pródigas en la justicia social y la paz.
Misionera: Para que el Espíritu Santo dé luz y fuerza a las comunidades cristianas y a los fieles perseguidos o discriminados a causa del Evangelio en tantas regiones del mundo.
Abril General: Para que la Iglesia sepa ofrecer a las nuevas generaciones, a través del anuncio creíble del Evangelio, razones siempre nuevas de vida y esperanza.
Misionera: Para que los misioneros, con la proclamación del Evangelio y el testimonio de vida sepan llevar a Cristo a cuantos todavía no lo conocen.
Mayo General: Para que cuantos operan en los medios de comunicación respeten siempre la verdad, la solidaridad y la dignidad de toda persona.
Misionera: Para que el Señor done a la Iglesia en China la capacidad de perseverar en la fidelidad al Evangelio y crecer en la unidad.
Junio General: Para que los sacerdotes, unidos al Corazón de Cristo, sean siempre verdaderos testimonios del amor cuidadoso y misericordioso de Dios.
Misionera: Para que el Espíritu Santo haga surgir de nuestras comunidades numerosas vocaciones misioneras, dispuestas a consagrarse plenamente a la difusión del Reino de Dios.
Julio General: Para que los cristianos contribuyan a aliviar, especialmente en los países más pobres, el sufrimiento material y espiritual de los enfermos de SIDA.
Misionera: Por los religiosos que operan en territorios de misión, para que sean testimonios de la alegría del Evangelio y signo viviente del amor de Cristo.
Agosto General: Para que la Jornada Mundial de la Juventud que se desarrolla en Madrid aliente a todos los jóvenes del mundo a enraizar y fundar sus vidas en Cristo.
Misionera: Para que los cristianos de Occidente, dóciles a la acción del Espíritu Santo, reencuentren la frescura y el entusiasmo de su fe.
Septiembre General: Por todos los maestros, para que sepan transmitir el amor a la verdad y educar en los auténticos valores morales y espirituales.
Misionera: Para que las comunidades cristianas esparcidas en el continente asiático proclamen el Evangelio con fervor, testimoniando la belleza con la alegría de la fe.
Octubre General: Por los enfermos terminales, para que en sus sufrimientos sean sostenidos por la fe en Dios y por el amor de los hermanos.
Misionera: Para que la celebración de la Jornada Misionera Mundial acreciente en el Pueblo de Dios la pasión por la evangelización y el apoyo a la actividad misionera con la oración y la ayuda económica a las Iglesias más pobres.
Noviembre General: Por las Iglesias orientales, para que su venerable tradición sea conocida y estimada como riqueza espiritual para toda la Iglesia.
Misionera: Para que el continente africano encuentre en Cristo la fuerza para realizar el camino de reconciliación y justicia, indicado en el segundo Sínodo de los Obispos para África.
Diciembre General: Para que todos los pueblos de la tierra, a través del conocimiento y el respeto recíproco, crezcan en la concordia y la paz.
Misionera: Para que los niños y jóvenes sean mensajeros del Evangelio y para que su dignidad sea siempre respetada y preservada de toda violencia y explotación.
Solemnidad Virgen Marìa Madre de Dios.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 2, 16-21
Los pastores fueron rápidamente adonde les había dicho el Ángel del Señor, y encontraron a María, a José y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores. Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.
Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción.
Compartiendo la Palabra
Por Pedro Garcia cmf
En plenas fiestas navideñas aún, damos un salto de siglos hacia atrás, y nos plantamos en el año 431. Vamos hasta Éfeso, la célebre ciudad del Asia Menor. Cuando se originó el tumulto creado por la predicación de San Pablo, como nos cuentan los Hechos de los Apóstoles, se armó un griterío fenomenal, porque todos, sin saber por qué, se abalanzaron hacia el estadio gritando como locos:- ¡Diana, la grande diosa de los efesios! ¡Diana, la grande diosa de los Efesios!...Por lo visto, los habitantes de la simpática ciudad gozaban con manifestaciones populares como aquélla.
Los efesios paganos no sufrían que nadie les tocase a su diosa Artemisa, nombre que ellos daban a la Diana de los romanos, y aquel día les había tocado alguien aquella fibra del corazón. Se habían metido con su diosa, y los culpables la tenían que pagar...Pero los efesios cristianos toleraban aún mucho menos que alguien les tocase a María, la Madre de Jesús, y esta noche del 22 de Junio del año 0431 iban a repetir la aventura con otra manifestación imponente, pero no por Diana, la simpática y bella Diosa de la caza, sino por María, nuestra Virgen María, la Madre de Jesús, mucho más Reina y más robadora de corazones que la Diana de la mitología...Los Obispos están reunidos en Concilio Ecuménico, de toda la Iglesia, presididos por los legados del Obispo de Roma, madre y cabeza de todas las Iglesias.
El pueblo sabe el porqué de este Concilio tan importante, y se une fervoroso a las discusiones de los Obispos, que bajo la guía del Espíritu Santo, como los Apóstoles en el primer concilio de Jerusalén, van a salir garantes de la verdad revelada por Dios. Un hereje famoso, Patriarca de Constantinopla, niega que Jesucristo sea Dios y, por lo mismo, que María sea verdadera Madre de Dios. Al pueblo cristiano le han tocado la fibra más delicada del corazón. Se pasan todo el día esperando y preguntándose unos a otros:
- ¿Qué ocurrirá? ¿Qué dirán los Padres conciliares? ¿Qué nos dirá el Espíritu Santo por ellos?...La gente está a la expectativa hasta la caída de aquel día estival. Al fin, ante el silencio imponente, un portavoz del Concilio da la gran noticia:
- Los Padres, y el Espíritu Santo con ellos, han decidido proclamar una vez más la fe de la Iglesia, bien clara y definitiva.Todo el gentío escucha con el aliento en suspenso, mientras sigue el pregonero con las palabras definitorias, que se harán inmortales en la Iglesia:
- Si alguno niega que Jesús, el Emmanuel, el Dios-con-nosotros, es verdaderamente Dios, y por lo tanto, niega también que la Santa Virgen sea verdadera Madre de Dios, porque, según está escrito, El Verbo se hizo hombre, ese tal que sea anatema: excomunión y maldición sobre él.
El pueblo estalló en aplausos indescriptibles. Prendió miles de antorchas y acompañó por todas las calles a los Obispos hacia sus casas, gritando sin cesar y cada vez más enardecidamente: ¡María, Madre de Dios! ¡María, Madre de Dios, hoy como ayer, y lo será siempre!...Dejemos a los manifestantes de Éfeso que sigan en su locura mariana. Con este hecho, conservado amorosamente por la Historia, confesaron aquellos cristianos la fe de la Iglesia en la Maternidad Divina de María. Porque ésta ha sido siempre la fe de la Iglesia desde un el principio, creída y vivida por todos los cristianos antes de que se separasen las Iglesias. Nosotros la recordamos en este día primero de Año, al celebrar con toda la Iglesia la Solemnidad de María, Madre de Dios.
Con fiesta tan hermosa se abre el Año Nuevo que Dios nos da.No hemos relatado el Evangelio, como siempre, pero este hecho de la proclamación dogmática de la Maternidad Divina de María en el Concilio de Éfeso es la síntesis de todo el Evangelio de la Infancia de Jesús en relación a María. El pueblo cristiano ha discurrido siempre así:- ¿Jesús es Dios? Sí; Jesús es Dios. Esto es cierto... ¿María es Madre de Jesús? Sí; también es cierto?... Entonces María, la Madre de Jesús, es Madre de Dios. Un razonar tan sencillo lo entiende cualquiera que discurra y tenga el don de la fe, como todo nuestro pueblo cristiano. Quien lo negare, sería por no querer discurrir y, lo peor, porque habría perdido la fe en la Palabra de Dios.
* Al confesar la Maternidad Divina de María, tributamos una gloria inmensa a Dios Padre, que ha querido compartir su Paternidad Divina con María, verdadera Madre de su Hijo hecho Hombre.* Al llamar a María Madre de Dios, confesamos que Jesús es verdadero Dios, y todo el honor que rendimos a María va a parar sin más a la Divinidad de Jesús, el Hijo.
* Al reconocer a María, la Madre-Virgen de Jesús, reconocemos la obra maestra del Espíritu Santo, pues sólo por obra de esta Divina Persona pudo concebir María de modo virginal al Hijo de Dios.
* Al proclamar a María, Madre de Dios, hacemos la profesión más grande y más fundamental de nuestra fe, a saber, que Jesús es Dios verdadero y Hombre verdadero:Dios nacido del Padre antes de todos los siglos, y Hombre nacido de María Virgen por obra del Espíritu Santo.
* La Virgen, por su Maternidad Divina, viene a ser la Medianera más natural entre nosotros y Jesucristo: por María vamos a Jesús, así como Jesús ha venido a nosotros por María...¡Oh María, Madre de Dios! Comenzamos el año proclamando la mayor de tus grandezas. Danos tú, en cambio, el mayor de los amores, el amor a Jesucristo tu Hijo. Con ese amor y con tu protección, ¡que buen año nos espera!...
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