martes, 31 de agosto de 2010

Carta de nuestro Obispo Luis.



Quilmes, 30 de agosto de 2010.
Circular Nº 14/10
Peregrinación Diocesana a Luján
Invitación
Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
“Soy de la Virgen, nomás” era la expresión del negro Manuel, quien cuidaba la imagen de la Inmaculada que se había quedado en Lujan, al cobijo de un rancho primero, y de una humilde capilla después. Mas por intuición creyente que por comprensión intelectual había llegado a esta convicción.
Cuando nosotros vamos a Luján como pueblo de Dios de nuestra diócesis, queremos hacerlo con la misma convicción del corazón, que es propia de los que se sienten hijos e hijas de la nueva Eva, que Jesús mismo nos dio como Madre.
La devoción a María siempre se ha manifestado pública y masivamente, desde que ella fue identificada y reconocida por el Magisterio de la Iglesia como Madre de Dios. El pueblo agradeció a los Padres del Concilio de Éfeso, en el año 431, con una procesión de antorchas este dogma de fe. No se puede comprender al Dios que se hizo hombre, sin María; y a la inversa, no se puede comprender a la Virgen sin Cristo. Por eso, en los santuarios marianos, los peregrinos no solamente quieren acercarse a la sagrada imagen, sino encontrarse con el Señor, especialmente en los sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía.
Si como diócesis nos apropiamos la expresión del negro Manuel y decimos “Somos de la Virgen, nomás”, queremos reafirmar nuestro compromiso con Cristo y su Iglesia, por la cual él entregó su vida para el bien de todos los hombres. Entregarnos con él en la Misa por la mañana, y a él en la Adoración de la tarde, significa, a la vez, entrar en comunión con aquellos, por los cuales rezamos en estas celebraciones.
La coincidencia de nuestra Peregrinación Diocesana con la Colecta Mas por Menos, no debería ser una excusa para no aportar a esta iniciativa de la Iglesia Argentina, sino, por el contrario, tomar cada vez mayor conciencia de la solidaridad entre los hijos de la misma Madre. Pido que los pastores y las comunidades dispongan los medios necesarios para que nuestra Diócesis de Quilmes responda con generosidad al lema de este año “Construyamos una historia sin excluidos”.
Desde ya les expreso mi alegría de encontrarnos en la casa de nuestra Madre, patrona de nuestra Argentina que necesita mucho de su guía y protección, y de nuestra fidelidad a su Hijo.
+ Luis T. Stöckler
Obispo de Quilmes
P.S
Esta carta se leerá en todas las misas y celebraciones del domingo 5 de septiembre de 2010.

domingo, 29 de agosto de 2010

Evangelio Dominical"El que se enaltece serà humillado y el que se humillare serà enaltecido".


Señor, tú revelas tus secretos a los humildes” (Eclo 3, 20).Queridos amigos y hermanos del blog:


Muchas veces tenemos la tentación de competir y sobresalir, de deslumbrar a los demás, de querer hacer gala de privilegios y de sobresalir sobre los otros, con nuestras actitudes: “aquí estoy yo”. En este 22º Domingo del Tiempo Ordinario, la liturgia, a través de la Palabra de Dios, nos invita a vivir la humildad, una virtud que no está de moda. Jesús, hoy, nos enseña a participar del banquete del Reino imitándolo a él, que es “paciente y humilde de corazón”.La humildad, tanto más oportuna cuanto menos se comprende y practica esta virtud. Ya en el Antiguo Testamento (1ª lectura: Eclo 3, 17-18. 20. 28-29) habla de su necesidad sea en las relaciones con Dios sea en las relaciones con el prójimo. “Hazte pequeño en las grandezas humanas y así alcanzarás el favor de Dios” (ib 18).La humildad no consiste en negar las propias cualidades sino en reconocer que son puro don de Dios; síguese de ahí que cuanto uno tiene más “grandezas humanas”, o sea, es más rico en dotes, tanto más debe humillarse reconociendo que todo le ha sido dado por Dios. Hay luego “grandezas” puramente accidentales provenientes del grado social o del cargo que se ocupa; aunque nada añadan éstas al valor intrínseco de la persona, el hombre tiende a hacer de ellas un timbre de honor, un escabel sobre el que levantarse sobre los otros.“Hijo mío –amonesta la Escritura-, en tus asuntos procede con humildad, y te querrán” (ib 17). Como la humildad atrae a sí el amor, la soberbia lo espanta; los orgullosos son aborrecibles a todos. Si luego el hombre deja arraigar en sí la soberbia, ésta se hace en él como una segunda naturaleza, de modo que no se da ya cuenta de su malicia y se hace incapaz de enmienda.Por eso Jesús anatematiza todas las formas de orgullo, sacando a luz su profunda vanidad. Así sucedió cuando, invitado a comer por un fariseo, veía a los invitados precipitarse a ocupar los primeros puestos (Lc 14, 1. 7-14). Escena ridícula y desagradable, pero verdadera. ¿Puede acaso un puesto hacer al hombre mayor o mejor de lo que es? Es precisamente su mezquindad lo que le lleva a enmascarar su pequeñez con la dignidad del puesto. Por lo demás, esto le expone a más fáciles humillaciones, porque antes o después no faltará quien haga notar que ha pretendido demasiado.Es lo que enseña Jesús diciendo: “Cuando te conviden, ve a sentarte en el último puesto… Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido” (ib 10-11). Puede parecer todo esto muy elemental; sin embargo, la vida de muchos, aun cristianos, se reduce a una carrera hacia los primeros puestos. Y no les faltan motivos para justificarlo, a título de bien, de apostolado y hasta de gloria de Dios. Pero si tuviesen el valor de examinarse a fondo, descubrirían que se trata sólo de vanidad.Jesús dirige otra lección a su huésped: “Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus parientes ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote y quedarás pagado” (ib 12). Jesús invierte por completo la mentalidad corriente. El mundo reserva sus invitaciones a las personas que lo honran por su dignidad o de las que puede esperar algún provecho; conducta inspirada en la vanidad y el egoísmo. Pero el discípulo de Cristo debe conducirse al revés: invitar a los “pobres, lisiados, cojos y ciegos, o sea, a gente necesitada de ayuda e incapaz de “pagar” lo recibido.De este modo podrá decirse no sólo honrado, sino “dichoso” (ib 13-14). Es imposible cambiar la mentalidad hasta este punto si no se está convencido profundamente de que los valores son verdaderos sólo en la medida en que pueden ordenarse a los eternos, y que la vida terrena no es más que una peregrinación hacia la “ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celeste” donde los justos –los humildes y caritativos- están “inscritos en el cielo” (2ª lectura, Heb 12, 18-19. 22-24a).Vayamos terminando con una reflexión de san Agustín que hacemos oración: “Inclina, Señor tu oído y escúchame… Tú inclinas el oído, si yo no me engrío. Te acercas al humillado y te apartas lejos del exaltado, a menos que no hayas exaltado tú al antes que se humilló. Oh Dios, inclina hacia nosotros tu oído. Tú estás arriba, nosotros abajo. Tú te hallas en la altura, nosotros en la bajeza, pero no abandonados, pues has mostrado tu amor con nosotros, porque aún siendo pecadores, Cristo murió por nosotros… ‘Inclina, Señor, tu oído y escúchame, porque soy pobre y desvalido’. Luego no inclinas el oído al rico, sino al pobre y desvalido, al humilde y al que confiesa; al que necesita misericordia. No inclinas tu oído al hastiado y al engreído, al que se jacta como si nada le faltase” (In Ps 85, 2).La vivencia profunda de estas verdades hará que estemos unidos con todos nuestros hermanos, hasta con los más lejanos, hasta con aquellos que nosotros mismos hemos tratado de manera diferente. Viviendo la humildad a la manera de Jesús nos enseñará a amar verdaderamente a todos, a hacer que se aprovechen de nuestras riquezas los hermanos menos favorecidos, y llegaremos a amarlos fraternalmente de verdad. Aún más, que compartamos con ellos nuestros bienes, que corramos a ofrecérselos suplicándoles que los acepten.Jesús siendo Dios se hizo hombre, siendo libre se hizo esclavo, siendo grande se hizo pequeño, siendo fuerte se hizo débil, siendo el Maestro le lavó los pies a los discípulos… ¿y nosotros?...Con mi bendición.

domingo, 22 de agosto de 2010

"LECTURA DEL DÌA".

Primera Lectura
Ez 43, 1-7

El hombre me condujo a la puerta del es te, y de repente llegó del Oriente la Gloria del Dios de Israel con un ruido semejante a los grandes torrentes; la tierra se iluminó con su Gloria. Esa visión era semejante a la que había tenido cuando Yavé llegó para destruir la ciudad; también era parecida a la visión que había tenido a orillas del río Quebar; me tiré de bruces al suelo. La Gloria de Yavé entró en el Templo por la puerta este. El Espíritu me levantó y me hizo entrar en el patio interior, y la Gloria de Yavé llenó la Casa. Oí entonces a alguien que me hablaba desde el interior del Templo, mientras el hombre seguía siempre a mi lado. Me dijo: "Hijo de hombre, has visto el lugar de mi trono, el sitio para la planta de mis pies; allí habitaré para siempre en medio de los Israelitas. El pueblo de Israel junto con sus reyes no ensuciará más mi Santo Nombre con sus prostituciones o con los cadáveres de sus reyes cuando éstos mueran.

Salmo
Sal 85, 9-10; 11-12; 13-14

Quiero escuchar lo que dice el Señor, pues Dios habla de paz a su pueblo y a sus servidores, con tal que en su locura no recaigan. "Cerca está su salvación de los que le temen y habitará su Gloria en nuestra tierra. La Gracia y la Verdad se han encontrado, la Justicia y la Paz se han abrazado; de la tierra está brotando la verdad, y del cielo se asoma la justicia. El Señor mismo dará la felicidad, y dará sus frutos nuestra tierra. La rectitud andará delante de él, la paz irá siguiendo sus pisadas"

Evangelio
Mt 23, 1-12

NO IMITEN A LOS MAESTROS DE LA LEY Entonces Jesús habló tanto para el pueblo como para sus discípulos: "Los maestros de la Ley y los fariseos han ocupado el puesto que dejó Moisés. Hagan y cumplan todo lo que ellos dicen, pero no los imiten, porque ellos enseñan y no practican. Preparan pesadas cargas, muy difíciles de llevar, y las echan sobre las espaldas de la gente, pero ellos ni siquiera levantan un dedo para moverlas. Todo lo hacen para ser vistos por los hombres. Miren esas largas citas de la Ley que llevan en la frente y los largos flecos de su manto. Les gusta ocupar los primeros lugares en los banquetes y los asientos reservados en las sinagogas. Les agrada que los saluden en las plazas y que la gente los llame Maestro. Lo que es ustedes, no se dejen llamar Maestro, porque no tienen más que un Maestro, y todos ustedes son hermanos. No llamen Padre a nadie en la tierra, porque ustedes tienen un solo Padre, el que está en el Cielo. Tampoco se dejen ustedes llamar Guía, porque ustedes no tienen más Guía que Cristo. El más grande entre ustedes se hará el servidor de todos. Porque el que se pone por encima, será humillado, y el que se rebaja, será puesto en alto.

"Todo pasa"...







Tú sólo Jesucristo, eres el único que permanece, pasa todo lo demás, pasa la ilusión, pasan los proyectos, pasan los programas humanos, pasan las culturas, pasa la historia, pasan los días, todo pasa; Tú sólo Jesucristo, permaneces para siempre. Tú con un atractivo inmenso exigiéndonos un acto absoluto de fe, exigiéndonos un acto de dejarlo todo por Ti y escogiéndote a Ti en la vida.
Qué bello es vivir y morir en la absoluta seguridad de que Tú eres la Verdad. Todo lo demás es relativamente dudoso y frágil.
Tú sólo Jesucristo, para siempre; Tú, el Resucitado, el glorioso, el que cubre el Universo y que llenas lo invisible y el que iluminas el campo abrumador del misterio que rodea la vida.No te tocamos, no te hemos visto, tampoco queremos pruebas de Ti; lo único que queremos es la fe; lo único que queremos es la experiencia íntima de Ti.

Sabemos que tu infancia fue oscurísima, que tu vida de caminante y de predicador tuvo por testigos a un pequeño grupo de hombres; sabemos que causaste escándalos tremendos en el pueblo judío; sabemos que todos tus discípulos te abandonaron a la hora de la muerte. Pero estemos ciertos que ellos te vieron, estemos seguros de tu resurrección, que te palparon, te palparon vivo, no es una ilusión; es tu presencia espiritual.
Somos testigos tuyos. En ciertos momentos, parece que te estamos viendo.
¿Cuándo cambiará el mundo con tu presencia? ¿Cuándo lo llenaremos de esta experiencia; cuándo muchos cristianos descubrirán que Tú estás vivo, que nos amas, que eres una infinita realidad?
Aproxima el día, Señor, en que una extraña presencia tuya se difunda en la cristiandad; que no haya cristianos sin Cristo, sino cristianos experimentando personalmente a Jesús como a su Señor y como su Cristo.

Pídale Usted, amigo que lee este mensaje, al Espíritu Santo la suprema gracia de tener la absoluta seguridad de Cristo, de participar en la oleada de resurrección y de la Glorificación de Jesús, y tener los ojos fijos en El. De proclamar su Santo nombre, de leer su Palabra, de ensayar una vida de liberación total del pecado, de justicia y de amor.

Viva Usted, el acontecimiento más importante de estos últimos tiempos: la renovación de la cristiandad por la fuerza del Espíritu Santo.

Participe Usted, en la más preciosa batalla de los últimos tiempos; la expansión del Reino de Cristo en todo el mundo, como la respuesta de la verdad ante la apostasía moderna.
Participe Usted, de la batalla más gloriosa, apocalíptica, la batalla de implantar el amor, la fe y la seguridad en Cristo, en los últimos tiempos de la historia.

Reflexiòn espiritual.





Hay muchos momentos de nuestra vida que parecen una "tarde de invierno", oscura, triste, impaciente, etc. En muchos ojos no ha parado de "llover", las tristezas embargan su vida como si la esperanza no se avecinara. ¿Porque estamos así a veces? ¿Es necesario pasar por horas de amargura?.. Jesús nos consuela en el Getsemaní cuando dice “Padre mío, si no es posible evitar que yo sufra esta prueba, hágase tu voluntad” Mt 26,42.

Tal vez sea difícil comprender o evitar el sufrimiento, y más, cuando en esos momentos nos encerramos en la soledad y vemos las cosas negativamente. Todos nosotros estamos cerca del sufrimiento, ¿por qué? Por una sencilla razón, por el Amor, sí, porque sufrimos por amor y no por placer. Es el amor el que nos enseña a valorar el sufrimiento. Imagínese esa “tarde de invierno” y vívela con el Amor; por ejemplo: la lluvia ya no será señal de tristeza, sino de alegría porque la tierra queda fecunda, las nubes no serán grises, porque hay un gran destello de luz blanca escondido en ellas, la hierba reverdecería continuamente.


El Amor puede cambiarte la forma de ver las cosas. Dios es el Amor y está contigo en todas las “tardes de invierno” de tu vida. Es el Amor que empapa la tierra con el rocío de su Palabra y que no la hace regresar hasta que la haga germinar; Es el Amor que alumbra tu vida con la blanca luz de la esperanza; y es el Amor que reverdece tu alma para que sigas caminando.
¡Ha Pasado el invierno y la lluvia se ha ido, ha llegado el tiempo de cantar! (Cant 2,11-12)


Padre Luis alfonso Anaya





Había una vez un hombre pobre que era vecino de un rico y este estaba dispuesto a darle lo que necesitará a cambiarle la vida si este se lo pedía, pero aquel hombre siguió viviendo en la pobreza porque nunca le pidió nada al generoso rico, ¿qué piensas sobre la actitud del pobre?


La pobreza de este hombre consistió en no pedirle al rico lo que necesitaba, no hubo comunicación de este pobre con el rico; en el mundo de hoy los medios de comunicación (Internet, celulares, la televisión) juegan un papel importante en nuestra sociedad para mantenerla informada y actualizada, en pocas palabras comunicada… pero también hay un medio de comunicación con Dios. Sabías que él tiene teléfono… sí, tiene celular.

Ahora, valdría la pena preguntar ¿conoces el teléfono de Dios? Si lo conoces ¿lo usas? ¿Cómo lo haces? ¿Con qué frecuencia? La Palabra de Dios dice en Jer 33, 3: “Llámame y te responderé y mostraré cosas grandes, inaccesibles, que desconocías.”. Llámame dice la Palabra, el teléfono de Dios es la Oración. ¿Sabes qué es la Oración? La oración es el medio con el cual hablamos con Dios, dialogamos con Él.

La Iglesia es Madre y Maestra en esto, ella nos puede decir mucho a través del Catecismo de la Iglesia Católica: La oración es “una relación viviente y personal con Dios vivo y verdadero” CEC No 2538 El CEC en el No 2559 nos dice lo que necesitamos para orar: La humildad es una disposición necesaria para recibir gratuitamente el don de la oración: el hombre es un mendigo de Dios (cf San Agustín, serm 56, 6, 9).

La oración para los santos:

“Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría”.

Santa Teresa del Niño Jesús

"La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes"
San Juan Damasceno

Como puedes ver, la oración es un medio muy poderoso, es el teléfono que Dios nos ha dejado para comunicarle nuestras necesidades, darles gracias por lo que nos da, alabarlo por lo que Él es y muchas otras cosas. Por consiguiente, la oración cristiana es una relación de Alianza entre Dios y el hombre en Cristo. Es acción de Dios y del hombre; brota del Espíritu Santo y de nosotros, dirigida por completo al Padre, en unión con la voluntad humana del Hijo de Dios hecho hombre.

Definitivamente de la Oración hay mucho que decir, pero más que decirlo es vivirlo, los Predicadores de Cristo y María tenemos una vida de oración constante y vivimos diferentes tipos de oración entre ellas esta la de Alabanza, la Intercesión, la Acción de gracias, y esto es un gran riqueza para nosotros. Y todo esto por la acción maravillosa del Espíritu Santo.
Finalmente, no seamos como el hombre pobre que no cambio de vida por no dialogar con el rico, Dios es ese hombre rico que esta dispuesto a darte todo su amor si tú le oras, si hablas con Él. Aprovecha el teléfono de Dios que es la Oración y Anímate a orar y experimentar su presencia de y su acción en tu vida.

miércoles, 18 de agosto de 2010

"Dìa del catequista"




¿Quién nos llamó a enseñar? En esta fecha la Iglesia celebra el “Día del catequista”.


EN HONOR A San Pío X, PATRONO DE LOS CATEQUISTS.


Te invito a que te hagas esta pregunta y puedas así renovar tu respuesta.¿QUIEN NOS LLAMO A ANUNCIAR LA BUENA NUEVA? Algunos podrían r...esponder; “me llamó el sacerdote o la encargada de la catequesis parroquial, me llamaron y me pidieron que lo hiciera” o tal vez alguno se sienta llamado por el Espíritu para involucrarse personalmente con el programa de educación religiosa en la parroquia.Aunque todo esto puede ser cierto, el ministerio de la enseñanza nunca es un asunto meramente personal. No importa si a uno lo llaman para enseñar o se siente un deseo fuerte de hacerlo, los catequistas enseñan porque la comunidad los llama. La comunidad comprende que ella misma necesita instrucción, formación y transformación, por eso requiere que algunos de sus miembros sean instrumentos para lograr esta tarea. Los catequistas son personas que responden al llamado de Jesús: como nos señala esta cita bíblica: “ustedes no me escogieron a mí; he sido yo quien los eligió a ustedes y los preparé para que vayan y den fruto, y ese fruto permanezca” (Jn.15, 16). Esa llamada es siempre a la comunidad al Pueblo de Dios.Podemos resumir diciendo que: los catequistas son quienes alimentan el “hambre” del corazón, alabando a Dios con todo su ser. Es importante poder reconocer: ¿Qué “hambre del corazón” hallas en tus catequizandos? ¿Cómo los alimento?¿Cuál es tu “hambre del corazón”?.

lunes, 16 de agosto de 2010

Primeras comunidades....



Lecciones de la Iglesia primitiva
por Alter Christus el Lunes, 16 de agosto de 2010 a las 18:43


Todo “comenzó” en la experiencia pascual de la Última Cena en torno al mensaje de Jesús: amar a todos como él nos amó; ahí se condensa toda la fuerza del Dios-Amor que llegaría hasta su entrega total pocas horas más tarde, haciendo inseparables el culto de la vida. Desde entonces, nada es igual, hay un antes y un después porque Él es el motor de la Historia.

El término Iglesia (del griego Ekklesia) significa asamblea. Se puede decir que la Iglesia nació a partir de Pentecostés, cuando las primeras comunidades desarrollaron una sorprendente vitalidad y su notoriedad ejemplar al propagar la Buena Nueva gracias a la llegada del Espíritu cuando más temerosos estaban.

A los que no eran seguidores de Jesús les parecía más una secta que una nueva religión (les llamaban la secta de los "Nazarenos"). Nada les resultó fácil a aquellos primeros cristianos, guiados por ese Dios que respeta la libertad y la condición humana en toda su extensión, como nos cuentan los Hechos de los Apóstoles, el “quinto Evangelio”.

El rechazo histórico que sufrieron entre su propio pueblo judío activó su labor misionera, acrecentada por sus primeros éxitos con los gentiles. Antioquía fue el primer lugar donde Pablo y los suyos recibieron el nombre de cristianos.

Pronto empezaron a ser vistos como un peligro que chocaba con los intereses del Imperio y con los de muchos ciudadanos romanos que se sentían incómodos con su apuesta de fe y de vida. A principios del siglo III comienza una represión brutal de casi dos siglos, planificada para hacer desaparecer a los cristianos.

En el siglo IV aparece Constantino y cambian las cosas. Cierto es que se consolida la Iglesia institución, pero tuvo su lado oscuro porque el cristianismo empezó a ser la religión de un emperador utilizando en su provecho a la Iglesia. Y sus sucesores siguieron la táctica de otorgar privilegios y ventajas para controlarla mejor como instrumento de su política imperial.

Pero aquella Iglesia primitiva, la más cercana en el tiempo a Jesús:
Tenía atractivo, su estilo de vida era una Buena Noticia;
Era una Iglesia con una vivencia comunitaria y solidaria;
Las dificultades existieron desde el principio: grandes diversidades culturales y con visiones teológicas diferentes. Pero el Mensaje no podía estar anclado en la ley sino en la vivencia religiosa de la entrega a los demás, frente al judaísmo clásico;
Aquellos cristianos no arrugaban su testimonio ante las dificultades.

En ella tendremos siempre un ejemplo a seguir en nuestras comunidades cristianas.

Jesús nos enseña que «la felicidad está más en dar que en recibir...». Si te gusto esta nota, ¡compártela! ¡Compartir no cuesta nada!.

16 DE AGOSTO ANIVERSARIO SAN JUAN BOSCO.

ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE SAN JUAN BOSCO.

Mateo 19, 16-22: Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes.
Luego se le acercó un hombre y le preguntó: "Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?".Jesús le dijo: "¿Cómo me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos"."¿Cuáles?", preguntó el hombre. Jesús le respondió: "No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo".El joven dijo: "Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?"."Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús, ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme".Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.

El texto: tejido
La clave para nuestra lectura será "el sentido de la vida"Observemos con atención la inquietud de este hombre: ¿Qué busca?Ante la respuesta de Jesús a lo largo del diálogo ¿Por qué se retira frustrado?¿Qué es lo que le impide dejarlo todo y seguir a Jesús? ¿Qué representa la riqueza en su vida?

La trama vital...
"Para conseguir la Vida eterna..." Miro a nuestros chicos y chicas en búsqueda de un sentido esencial para sus vidas."¿Qué me queda por hacer?" ...Tantos jóvenes que traen ante nosotros sus mejores fuerzas, sus energías jóvenes. Miro la generosidad de tantos chicos y chicas que sirven a otros más pequeños en nuestras casas salesianas. Contemplo la riqueza de sus vidas, la dedicación desinteresada que vibra en tantos patios y pasillos de nuestras comunidades. Agradezco por este don de nuestro carisma. Contemplo la Gracia de Dios obrando en los pequeños gestos."Anda, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres. Después ven y sígueme" Repaso en mi corazón los nombres de aquellos jóvenes que con fidelidad y alegría ofrecen su vida a la misión dando su tiempo más hermoso. Contemplo, agradezco el don de sus vidas. Siento en ellos el fuego del Espíritu ardiendo en sus corazones, moviéndolos como a los primeros discípulos y discípulas, enamorados de Jesús..."Se retiró entristecido porque poseía muchos bienes" a veces los ruidos y las demandas del mundo ahogan ese Fuego de Dios en sus vidas. Pero como un rescoldo tibio, como una brasa escondida, Dios esperara el tiempo del reavivamiento de su Espíritu.

...y su hilo donboscano
Un día como hoy, hace muchos años, nacía Don Bosco. Desde joven tomo decisiones que cambiarían la historia de tantos y tantas. Fue dócil y generoso desde su pobreza: Contemplo su fidelidad que llega hasta su último suspiro. "He prometido al Señor que hasta mi último aliento, estaré al servicio de mis pobres muchachos"Observo el proceso pedagógico que aplica Jesús con sus preguntas. Reflexiono sobre la pedagogía salesiana y cómo la adaptamos a cada destinatario, aquí y ahora.

Enlazándonos al Hilo Primordial
Señor! queremos agradecerte por la vida de Don Bosco. Porque en su búsqueda no renunció a perderlo todo con tal de ganar corazones jóvenes para vos. Y con él también queremos agradecerte por la fidelidad de tantos jóvenes, chicos y chicas, que lo dejaron todo para seguirte. Con ellos tenemos un tesoro en el cielo que nos alienta en el Camino. Te pedimos que sigas llamando a la misión a muchos más porque es mucha la mies y son pocos los trabajadores!

domingo, 15 de agosto de 2010

EVANGELIO DEL DIA.


La Asunción de la Virgen María - Solemnidad : Lc 1,39-56Leer el comentario del Evangelio por San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia 1er sermón sobre la Asunción.

«Por Cristo todos volverán a la vida, cada uno en su puesto» (1C 15,22-23)

Hoy, la Virgen María, sube gloriosa al cielo. Colma completamente el gozo de los ángeles y de los santos. En efecto, es ella quien, con la simple palabra de salutación, hizo exultar al niño todavía encerrado en el seno materno (Lc 1,41). ¡Cuál ha debido de ser la exultación de los ángeles y de los santos cuando han podido escuchar su voz, ver su rostro, y gozar de su bendita presencia! ¡Y para nosotros, amados hermanos, qué fiesta en su gloriosa Asunción, qué causa de alegría y qué fuente de gozo el día de hoy! La presencia de María ilumina el mundo entero tal como el cielo resplandece por la irradiación esplendorosa de la santísima Virgen. Es, pues, con todo derecho, que en los cielos resuena la acción de gracias y la alabanza. Pero nosotros..., en la misma medida que el cielo exulta de gozo por la presencia de María ¿no es razonable que nuestro mundo de aquí abajo llore su ausencia? Pero no nos lamentamos porque no tenemos aquí abajo la ciudad permanente (Hb 13,14) sino que buscamos aquella a donde la Virgen María ha llegado hoy. Si estamos ya inscritos en el número de los habitantes de esta ciudad, es conveniente que hoy nos acordemos de ella..., compartamos su gozo, participemos de la misma alegría que goza hoy la ciudad de Dios, y que hoy cae como rocío sobre nuestra tierra. Sí, ella nos ha precedido, nuestra reina nos ha precedido y ha sido recibida con tanta gloria que nosotros, sus humildes siervos, podemos seguir a nuestra soberana con toda confianza gritando [con la Esposa del Cantar de los Cantares]: «Llévame en pos de ti: ¡Correremos tras el olor de tus perfumes!» (Ct 1,3-4). Viajeros todavía en la tierra, hemos enviado por delante a nuestra abogada..., madre de misericordia, para defender eficazmente nuestra salvaciòn.

domingo, 8 de agosto de 2010



La oración es un don


La oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada al cielo, un grito de reconocimiento y de amor.
La oración, algo indispensable
La oración es tan necesaria en nuestra vida espiritual como lo es respirar para nuestra vida del cuerpo
Orar... lo que es y lo que no es
Orar es llamar y responder. Es llamar a Dios y es responder a sus invitaciones. Es un diálogo de amor
La oración es hablar con Dios
Hablar con Él con la misma naturalidad y sencillez con la que hablamos con un amigo de absoluta confianza.
¿Para qué sirve la oración?
Vida para el espíritu y medio de comunicación con Dios.
¿Tienes problemas para orar?
Los grandes maestros de la oración te pueden enseñar cómo vencerlos.
¡Orar es algo sencillo!
Hablarle a Dios con la misma naturalidad con la que le hablaban sus amigos en el Evangelio.
La oración, medio veloz de comunicación
En el instante que decidimos elevar a Dios nuestro pensamiento, nuestro corazón, nuestras peticiones, Dios ya está de vuelta.
La oración conmueve a Dios
La importancia de rezar diariamente
¡Oh Dios mío, yo te amo!
Una manera fácil de hacer oración
Cara y cruz de la Oración
Quien confía en Dios nunca queda defraudado. Dios nos comprende siempre, nos quiere, lo puede todo
La oración de contemplación
Buscad al Señor con alegría
La oración no se hace sólo con la cabeza. Se hace sobre todo con el "corazón".
El Espíritu Santo en la oración de Cristo y del hombre.

Enseñanzas de SS Juan Pablo II sobre la Oración.


LecturasDomingo, 08 de Agosto del 2010

Tiempo Ordinario: (2da Parte)


Primera Lectura


Sap 18, 6-9


Esa noche había sido anunciada a nuestros padres, para que supieran después valorar tus promesas y depositaran en ellas su confianza. Tu pueblo, pues, aguardaba el momento en que los justos serían salvados y sus enemigos, arruinados; al castigar a nuestros adversarios cubriste de gloria a tus elegidos, es decir, a nosotros mismos. Tus santos hijos, la raza de los buenos, ofrecieron pues en secreto el sacrificio y se comprometieron a observar esa Ley divina: el pueblo seguiría siendo solidario tanto en los éxitos como en los peligros; después de lo cual entonaron los cantos de sus padres.

Salmo


Sal 33, 1; 12; 18-19; 20; 22


Buenos, festejen al Señor, pues los justos le deben alabar. Es feliz la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él escoge como herencia. Está el ojo del Señor sobre los que le temen, y sobre los que esperan en su amor, para arrancar sus vidas de la muerte y darles vida en momentos de hambruna. En el Señor nosotros esperamos, él es nuestra defensa y nuestro escudo; Venga, Señor, tu amor sobre nosotros, como en ti pusimos nuestra confianza.


Segunda Lectura


Heb 11, 1-2; Heb 11, 8-19


RECORDEMOS A LOS HÉROES DE LA FE La fe es como aferrarse a lo que se espera, es la certeza de cosas que no se pueden ver. Esto mismo es lo que recordamos en nuestros antepasados. Por la fe Abrahán, llamado por Dios, obedeció la orden de salir para un país que recibiría en herencia, y partió sin saber adónde iba. La fe hizo que se quedara en la tierra prometida, que todavía no era suya. Allí vivió en tiendas de campaña, lo mismo que Isaac y Jacob, a los que beneficiaba la misma promesa. Pues esperaban la ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe pudo tener un hijo a pesar de su avanzada edad y de que Sara era también estéril, pues tuvo confianza en el que se lo prometía. Por eso de este hombre únicamente, ya casi impotente, nacieron descendientes tan numerosos como las estrellas del cielo e innumerables como los granos de arena de las orillas del mar. Todos murieron como creyentes. No habían conseguido lo prometido, pero lo habían visto de lejos y contemplado con gusto, reconociendo que eran extraños y peregrinos en la tierra. Los que así hablan, hacen ver claramente que van en busca de una patria; pues si hubieran añorado la tierra de la que habían salido, tenían la oportunidad de volver a ella. Pero no, aspiraban a una patria mejor, es decir, a la del cielo. Por eso Dios no se avergüenza de ellos ni de llamarse su Dios, pues él les preparó la ciudad. Por la fe Abrahán fue a sacrificar a Isaac cuando Dios quiso ponerlo a prueba; estaba ofreciendo al hijo único que debía heredar la promesa, y Dios le había dicho: Por Isaac tendrás descendientes que llevarán tu nombre. Abrahán pensó seguramente: Dios es capaz de resucitar a los muertos. Por eso recobró a su hijo, lo que tiene un sentido para nosotros.


Evangelio


Lc 12, 32-48


No temas, pequeño rebaño, porque al Padre de ustedes le agradó darles el Reino. Vendan lo que tienen y repártanlo en limosnas. Háganse junto a Dios bolsas que no se rompen de viejas y reservas que no se acaban; allí no llega el ladrón, y no hay polilla que destroce. Porque donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón. ESTÉN PREPARADOS Tengan puesta la ropa de trabajo y sus lámparas encendidas. Sean como personas que esperan que su patrón regrese de la boda para abrirle apenas llegue y golpee a la puerta. Felices los sirvientes a los que el patrón encuentre velando a su llegada. Yo les aseguro que él mismo se pondrá el delantal, los hará sentar a la mesa y los servirá uno por uno. Y si es la medianoche o la madrugada cuando llega y los encuentra así, ¡felices esos sirvientes! Si el dueño de casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, ustedes entienden que se mantendría despierto y no le dejaría romper el muro. Estén también ustedes preparados, porque el Hijo del Hombre llegará a la hora que menos esperan." Pedro preguntó: "Señor, esta parábola que has contado, ¿es sólo para nosotros o es para todos?" El Señor contestó: "Imagínense a un administrador digno de confianza y capaz. Su señor lo ha puesto al frente de sus sirvientes y es él quien les repartirá a su debido tiempo la ración de trigo. Afortunado ese servidor si al llegar su señor lo encuentra cumpliendo su deber. En verdad les digo que le encomendará el cuidado de todo lo que tiene. Pero puede ser que el administrador piense: "Mi patrón llegará tarde". Si entonces empieza a maltratar a los sirvientes y sirvientas, a comer, a beber y a emborracharse, llegará su patrón el día en que menos lo espera y a la hora menos pensada, le quitará su cargo y lo mandará donde aquellos de los que no se puede fiar. Este servidor conocía la voluntad de su patrón; si no ha cumplido las órdenes de su patrón y no ha preparado nada, recibirá un severo castigo. En cambio, si es otro que hizo sin saber algo que merece azotes, recibirá menos golpes. Al que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho; y cuanto más se le haya confiado, tanto más se le pedirá cuentas.

sábado, 7 de agosto de 2010



Texto completo de la homilía del Cardenal Bergoglio. San Cayetano 2010.


Ayer a las 21:39


"San Cayetano: caminamos con fe pidiendo tu protección”. El lema de este año es muy especial. Como siempre, fue el más elegido por los peregrinos. Es bien directo y con un pedido concreto. Le pedimos a nuestro querido San Cayetano que nos proteja: es que somos peregrinos, gente que va de camino, y ya sabemos que el que sale a la calle necesita protección. Por eso le decimos: “San Cayetano, caminamos con fe pidiendo tu protección”. Es linda la primera afirmación: San Cayetano, caminamos con fe. Lo nombramos primero al santo para que nos mire, como diciendo “San Cayetano mirá que caminamos con fe”. Nos alegra y enorgullece que nos veas aquí, haciendo la fila, caminando en la fe de la Iglesia. La fe la tenemos. Nuestro pueblo tiene fe. Creemos en Dios nuestro Padre. Creemos en Jesucristo su único Hijo, nuestro Señor. Creemos en Dios Espíritu Santo, Señor y dador de Vida. Creemos en nuestra Madre la Iglesia, creemos en la Comunión de los Santos, que nos hace venir a vos, junto con todos nuestros hermanos y hermanas, a pedirte que, junto con la Virgen y todos los santos del cielo, intercedan por nosotros que necesitamos protección. La protección que pedimos es para todas las necesidades de nuestra vida: la salud, el pan, el trabajo… También pedimos protección ante la inseguridad que produce tanta violencia desatada en nuestra sociedad. Pero junto con estas cosas pedimos de manera especial protección para nuestra fe. Te pedimos que protejas, conserves y aumentes nuestra fe. Porque vivimos en medio de una cultura cada vez más pagana. Una cosa es ser pagano si uno nació en una cultura que no conoce aún la verdad del Evangelio y la bondad de Jesucristo. Pero para nosotros, hacer como si Jesucristo no hubiera venido a salvarnos, es dar un paso muy atrás. Es como negar a nuestros padres y a nuestros abuelos. Es como querer no tener historia. Es como si eligiéramos ser huérfanos, gente desamparada, que tiene que empezar de cero sin contar con el tesoro de la sabiduría de nuestros mayores. Al hacer como si Jesucristo no existiera, al relegarlo a la sacristía y no querer que se meta en la vida pública, negamos tantas cosas buenas que el cristianismo aportó a nuestra cultura, haciéndola más sabia y justa; a nuestras costumbres, haciéndolas más alegres y dignas… Si somos personas de bien no debemos desconocer tantas gracias recibidas. Nosotros hemos escuchado el anuncio del Evangelio, somos gente bautizada en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, gente que ha vivido cuidada con el amor infinito de la providencia de nuestro Padre Dios y amparada bajo el manto de ternura de la Virgen María. Nosotros hemos sido marcados con el signo de la cruz y le pertenecemos a Jesús que nos compró con su Sangre. Si en algo fallan nuestros valores es porque no los vivimos a fondo. No es que tengamos que remplazarlos por otros sino que tenemos que arrepentirnos de no haberlos guardado bien y comenzar a vivirlos en toda su plenitud. Y mientras caminamos con fe pedimos tu protección para nuestro amor. Te pedimos que cuides, conserves y acrecientes nuestro amor. Creemos con todo el corazón que es verdad lo que dice el Evangelio: que el que recibe los mandamientos de Jesús y los cumple, ése lo ama y el que ama a Jesús es amado por el Padre, que lo cuida y lo protege como a su hijo querido.Te pedimos San Cayetano que cuides este amor en el corazón de nuestro pueblo, en cada familia, en cada institución. Que nos cuides el amor misericordioso para compadecernos de los que sufren y ayudarlos como hizo el buen Samaritano. Te pedimos San Cayetano que nos cuides nuestro amor de caridad, ese amor gratuito que nos hace alegres en todo lo que sea positivo y creativo, en busca de un bien siempre mayor. Te pedimos San Cayetano que cuides nuestro amor familiar: el amor con que se aman los esposos, el amor que hace que los hijos honren a sus padres y que los padres tengan paciencia con sus hijos y los alienten. Te pedimos San Cayetano que protejas en nosotros nuestro amor de amistad, que establece vínculos de igualdad entre las personas de toda condición y es la base de las relaciones sociales. Y mientras caminamos con fe y amor, te pedimos también que protejas nuestra esperanza. Nosotros somos conscientes de que hemos recibido una bendición y que esa bendición es al mismo tiempo una promesa. Queremos transmitir esta bendición-promesa a nuestros hijos. Decirles: “Que el Señor te bendiga y te proteja…” –como dice tan lindo la primera lectura-. “Que el Señor haga brillar su rostro sobre vos y te muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro de Padre bueno y te conceda la paz”. San Cayetano, cuidá nuestra esperanza. Protegela de los males que la amenazan: el bajar los brazos, el tirar la toalla, el apagar la mirada pensando que no vale la pena, que en este país no se puede… ¡Nada de eso! Con tu ayuda levantamos los brazos, para bendecir al Cielo y para trabajar la tierra. Con tu ayuda nos ceñimos la toalla, como hizo Jesús en la última cena y le lavamos los pies a nuestros hermanos. Con tu ayuda encendemos la mirada y contemplamos el futuro con esperanza: ¡cuánto nos ha dado el Señor! ¡Cómo no soñar con todo lo que tiene para darle a nuestros hijos!


“San Cayetano: caminamos con fe pidiendo tu protección”.+

DESPOJARSE DEL HOMBRE VIEJO.

Homilía del Domingo 18º C 01-08-2010.



Después del reciente decreto presidencial de la ley que declara matrimonio la convivencia entre personas del mismo sexo, los cristianos tanto más estamos llamados a ser testigos de un Dios que puso su ley en el corazón de todos los hombres y que vino para darle cumplimiento en Jesús. Es importante tener claro algunos principios fundamentales en la comprensión de las normas de conducta. En el documento “Líneas pastorales para una nueva evangelización” del año 1990, se advirtió que “a diferencia de la legítima secularización, el secularismo se presenta como desafío, por cuanto intenta reducir todo a la inmanencia. Al prescindir de Dios se despoja al hombre de su referente último y los valores pierden el carácter de tales, convirtiéndose en ídolos que terminan degradándolo” (LPNE, 12). Aclaremos que, “en la salvaguardia de las exigencias éticas fundamentales no se trata de “valores confesionales”; ellas están radicadas en el ser humano y pertenecen a la ley moral natural. El hecho de que algunas de estas verdades también sean enseñadas por la Iglesia , no disminuye su legitimidad civil” (Los católicos y la vida política, 5). El hecho de la promulgación de una ley civil, si no respeta la ley natural, no la convalida como ley moral. Lo que es intrínsicamente desordenado, no puede ser norma para la conciencia, aunque sea declarado ley en el orden civil. Afirmamos como Iglesia la libertad de conciencia y la libertad religiosa para toda persona; pero esto no significa reconocer las diferentes propuestas religiosas y culturales como iguales. “Es falsa la tesis relativista, según la cual no existe una norma moral, arraigada en la naturaleza misma del ser humano” (id. 2). “No puede haber dos vidas paralelas: por una parte, la denominada vida ‘espiritual’, con sus valores y exigencias; y por otra, la denominada vida ‘secular’ “(id. 6). “Verdad y libertad, o bien van juntas o juntas perecen irremediablemente” (Fides et Ratio, 90). La libertad que Cristo nos alcanzó y su gracia nos hacen responsables de nuestro destino eterno, que se juega en el fuero íntimo, pero también en los actos y omisiones en los ámbitos comunitarios y el Estado, por el amor con que damos cumplimiento a la ley de Dios. En cuanto a los hombres y las mujeres que sufren la soledad y que por alguna razón no pueden ejercer la sexualidad en el matrimonio, la Iglesia ha de ser un lugar donde sientan la cercanía de Jesús quien buscaba con preferencia a los heridos y los necesitados de amor y comprensión. Como para tantas personas solteras e enviudadas, separadas y enfermas, su soledad puede significar una auténtica prueba, que es, a la vez también, una invitación a acercarse gradual y resueltamente a la plenitud cristiana en castidad. Todos estamos llamados a despojarnos del hombre viejo y de sus obras, y de revestirnos del hombre nuevo. En el Reino de Dios ya no hay muros que separan, “sino sólo Cristo, que es todo y está en todos.”


Luis T. Stöckler Obispo de Quilmes

Nuestro Padre Obispo habla a la Iglesia....