Esteban, Santo
Protomártir, 26 de Diciembre del siglo I
Autor: P. Ángel Amo. Fuente: Catholic.net
Protomártir Diciembre 26
Se le llama "protomartir" porque tuvo el honor de ser el primer mártir que derramó su sangre por proclamar su fe en Jesucristo.Después de Pentecostés, los apóstoles dirigieron el anuncio del mensaje cristiano a los más cercanos, a los hebreos, despertando el conflicto por parte de las autoridades religiosas del judaísmo.Como Cristo, los apóstoles fueron inmediatamente víctimas de la humillación, los azotes y la cárcel, pero tan pronto quedaban libres, continuaban la predicación del Evangelio. La primera comunidad cristiana, para vivir integralmente el precepto de la caridad fraterna, puso todo en común, repartían todos los días cuanto bastaba para el sustento. Cuando la comunidad creció, los apóstoles confiaron el servicio de la asistencia diaria a siete ministros de la caridad, llamados diáconos.Entre éstos sobresalía el joven Esteban, quien, a más de desempeñar las funciones de administrador de los bienes comunes, no renunciaba a anunciar la buena noticia, y lo hizo con tanto celo y con tanto éxito que los judíos “se echaron sobre él, lo prendieron y lo llevaron al Sanedrín. Después presentaron testigos falsos, que dijeron: Este hombre no cesa de proferir palabras contra el lugar santo y contra la Ley; pues lo hemos oído decir que este Jesús, el Nazareno, destruirá este lugar y cambiará las costumbres que nos transmitió Moisés”.Esteban, como se lee en el capítulo 7 de Los Hechos de los apóstoles, “lleno de gracia y de fortaleza”, se sirvió de su autodefensa para iluminar las mentes de sus adversarios. Primero resumió la historia hebrea desde Abrahán haste Salomón, luego afirmó que no había blasfemado contra Dios ni contra Moisés, ni contra la Ley o el templo. Demostró, efectivamente, que Dios se revela aun fuera del templo, e iba a exponer la doctrina universal de Jesús como última manifestación de Dios, pero sus adversarios no lo dejaron continuar el discurso, porque “lanzando grandes gritos se taparon los oídos...y echándolo fuera de la ciudad, se pusieron a apedrearlo”.Doblando las rodillas bajo la lluvia de piedras, el primer mártir cristiano repitió las mismas palabras de perdón que Cristo pronunció en la cruz: “Señor, no les imputes este pecado”. En el año 415 el descubrimiento de sus reliquias suscitó gran conmación en el mundo cristiano. Cuando parte de estas reliquias fueron llevadas más tarde por Pablo Orosio a la isla de Menorca, fue tal el entusiasmo de los isleños que, ignorando la lección de caridad del primer mártir, pasaron a espada a los hebreos que se encontraban allí. La fiesta del primer mártir siempre fue celebrada inmediatamente después de la festividad navideña, es decir, entre los “comites Christi”, los más cercanos a la manifestación del Hijo de Dios, porque fueron los primeros en dar testimonio de él.
domingo, 26 de diciembre de 2010
Sagrada familia!
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 2, 13-15. 19-23
Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta:«Desde Egipto llamé a mi hijo».Cuando murió Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto, y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño».José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel. Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas:«Será llamado Nazareno».
COMPARTIENDO LA PALABRA
Por Pedro Garcia cmf
Hoy, fiesta de la Sagrada Familia, con un Evangelio algo desconcertante.
¿No podría presentarnos un cuadro idílico de vida del hogar? ¿Y por qué ha de traer a nuestra consideración un hecho familiar tan duro como el destierro, la angustia de un extranjero que busca trabajo, la incertidumbre por los seres más queridos? Pues, así es. Más que un misterio de gozo, lo que hoy leemos es un misterio de dolor...Porque vemos cómo el Dios hecho Hombre se insertó en la vida de familia con todas las aventuras e inquietudes de los hogares más probados. Aunque nos dice también cómo, en medio de tantas peripecias, dentro de la familia de Jesús reinaba la felicidad más grande.Los Magos se han marchado de la casita de Belén. El astuto Herodes está al acecho, y, antes de que se consuma la tragedia de los Niños Inocentes, José ha de emprender la huida hacia Egipto, en penosas jornadas a través de la estepa. Y llegados a Alejandría o a cualquier otra ciudad donde existen fuertes colonias judías, ¡a buscar trabajo, porque hay una esposa y un hijo que mantener!...Pasa el tiempo, y llega un día la noticia, traída por otros que vienen de Judea:- ¡Herodes ha muerto!...Todos respiran hondo. José y María, también, porque ven la mano amorosa de Dios.Una inspiración muy íntima le dice a José que regrese a su tierra, y atrás quedarán, sólo como un recuerdo, las Pirámides que vieran Abraham y Moisés..., el Nilo que pasaron a pie seco las tribus de Israel al abandonar el país de la esclavitud..., las otras familias de emigrantes judíos con las cuales ya han trabado amistad... Ahora, hacia la patria querida.Sólo que, al llegar a su tierra, se enteran de que en Judea reina Arquelao, el hijo de Herodes, que puede resultar tan malo o peor que su padre. ¿Qué hacer?...José, bien pensado todo, deja de nuevo Belén, tan querido. Pasan Jerusalén, la ciudad santa en la que visitan el Templo. Llegan a Galilea, y, al vislumbrar Nazaret, José estalla en un grito, señala con el dedo lo que tiene delante, y le dice al Niño, ya algo crecidito:- ¡Mira, mira, Nazaret, nuestro pueblo!...María tampoco puede con su emoción, y le ruedan unas lágrimas preciosas, porque allí viven sus padres y todos sus parientes, a los que no ha visto desde que tuvo que ir a Belén, encinta, cuando los días del censo...Ahora, aquí, en este pueblo campesino, la familia va a pasar treinta años.José, a trabajar en el taller.María, el ama de casa más dichosa.Jesús, a desarrollarse, a empezar a trabajar, a recorrer los campos.Los tres, a rezar, a descansar los sábados, al culto de la sinagoga, a las diversiones inocentes de sus paisanos... Esta es la vida de la Sagrada Familia, el hogar más encantador que ha existido.Si se nos preguntase: ¿cuál es la mayor lección de vida que Jesucristo nos da en su Evangelio?, es posible que nos quedásemos un poco desconcertados, y no supiéramos qué responder. ¡Son tantas!... Pero es cierto que la palabra Nazaret encierra una lección inmensa, de riqueza inagotable. Esta lección del Obrero de Nazaret es hoy más actual y urgente que nunca. ¿Por qué la familia, niña de los ojos de Dios, se desmorona en tantas partes?¿Por qué el enemigo de Dios se ha cebado precisamente en ella?¿Por qué el divorcio, el aborto, el placer sin control, han de destruir la obra maestra del Creador?¿Por qué la riqueza de unos y la pobreza extrema de otros han de ser la causa de tanta tragedia familiar?...* Con este hecho de Nazaret, viene a preguntarnos Jesucristo hoy, precisamente hoy:- ¿Dónde está el valor y la felicidad de la vida, no de la mía, sino de la vuestra? No los busquéis ni en la fama, ni en el mando, ni en el dinero, ni en el divertirse loco, ni en el furor del deporte, ni en el casarse y descasarse de las grandes estrellas del cine o de la pasarela... En nada de eso hallaréis el valor y la felicidad de vuestra vida.* Y seguiría preguntando Jesucristo:- Y el valor de la vida cristiana, la que yo quiero y Dios os pide, ¿dónde se encuentra concretamente? ¿en los milagros? ¿en las apariciones? ¿en los fenómenos extraordinarios que leéis de los grandes santos? No; tampoco los hallaréis en hechos semejantes.* Jesucristo nos daría entonces la respuesta más acertada, nos diría y nos dice:- Mi lección primera y más importante sobre el valor de la vida os la di escondiéndome durante treinta años en Nazaret.Allí estaba el valor real de la vida.
Allí, el amor. Allí, la unión. Allí, el trabajo. Allí, la austeridad. Allí, la alegría de la convivencia ciudadana. Allí, el respeto a la ley de Dios.Allí os lo digo con palabras de uno de vuestros poetas, estaba la descansada vida del que huye el mundanal ruido, y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido...Eso fue mi familia de Nazaret en la que nunca faltó el amor más cariñoso, la unión más fuerte y la ayuda más generosa, y por eso no faltó nunca la felicidad más grande.¿Le creeríamos a Jesucristo, si nos hablara así? Le creemos, sí, y le pedimos: ¡Señor Jesús, que nuestras familias sean como la tuya de Nazaret!...
domingo, 12 de diciembre de 2010
3er Domingo de Adviento...
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 11, 2-11
Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle:«¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?».
Jesús les respondió«Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquél para quien Yo no sea motivo de tropiezo!».Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo:«¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes.¿Qué fueron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta. Él es aquél de quien está escrito:“Yo envío a mi mensajero delante de ti,para prepararte el camino”.
Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él».
Compartiendo la Palabra
Por Pedro Garcia cmf
¿Qué vamos a pensar del Evangelio de hoy? ¿Es o no es actual para nuestros días?Porque podemos hacer la pregunta de Juan el Bautista: ¿Es Jesús el que tenía que venir, odebemos esperar a otro? Si nos la hacemos, ¿qué nos contestamos? ¿Mantiene estapregunta su interés, o es cuestión pasada ya de moda?...Estamos asistiendo en nuestros días a un espectáculo que sería divertido si no fuera tantrágico, como es la aparición de muchas sectas fundamentalistas, que acaban a vecescometiendo unos crímenes enormes, como suicidios colectivos; o pregonan y se dedican aprácticas sexuales aberrantes; o bien forman unos imperios económicos imponentes...Con todo, sin hablar de esas sectas más preocupantes, podemos referirnos también atantas otras como aparecen entre nosotros cada día.Lo curioso es que muchas de esas sectas están fundadas por individuos que seautoproclaman nuevos y hasta definitivos mesías o cristos enviados por Dios... ¿Qué hemosde decir de este fenómeno, constatado tantas veces en los medios de comunicaciónsocial?...Semejante fenómeno, ni nos extraña, ni es nada nuevo.El mundo suspira hoy, quizá más que en otras épocas, por una salvación que no sabedónde buscar.Y se agarra a cualquiera que le tienda una mano, aunque sea una mano que lo arrastre amayor perdición.Pero, miremos ahora al Evangelio.Cuando vino Jesús al mundo, Israel vivía esta angustia:- ¿Cuándo vendrá el Mesías? ¿Y quién es el Mesías?...Aunque Israel, el pueblo elegido, no se iba detrás de ningún loco parecido a esosactuales... No; Israel buscaba al verdadero Mesías. Ahora bien, ¿quién era y dónde estabaese Cristo tan suspirado?...Lo vemos claro en este hecho ocurrido entre Jesús y los enviados de Juan el Bautista,preso en la cárcel, donde lo ha metido el rey Herodes Antipas. El pobre Juan se pasa lashoras pensando:- ¿Qué es lo que ocurre aquí? Yo, enviado por Dios, soy un preso del rey. Jesús, dequien di testimonio y a quien reconocí porque me lo indicó el Espíritu de Dios, se veperseguido también, ha tenido que alejarse al tener noticia de mi detención, y misdiscípulos no saben a qué atenerse. Entre tanto, el pueblo, que busca la liberación de losromanos, sigue esclavo y esperando al Cristo. Yo decía que el Cristo es Jesús, pero ya seve que Jesús se alza contra los romanos para echarlos fuera. ¿Me habré equivocado? ¿Nohabrá sido todo una ilusión?...Juan, en su angustia, y ante las dudas de sus discípulos, manda a éstos con un encargopreciso:
- Id a Jesús, y preguntadle a él personalmente: ¿Eres tú el que tiene que venir, odebemos esperar a otro?...Jesús recibe la embajada, y responde muy sencillo:
- Quedaos un poco aquí conmigo, y ya marcharéis después.Jesús predica; atiende a todos, especialmente a los más pobres y a los pecadores; realizamilagros... Los enviados de Juan lo ven todo, lo comprueban todo. Hasta que Jesús, que piensa en Juan, al que quiere mucho y cuya angustia comprende,les dice de manera contundente:
- Volveos ahora a Juan. Y decidle lo que habéis oído y habéis visto: los ciegosrecuperan la vista, los cojos echan a andar, los leprosos se ven limpios, los sordos llegan aoír, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia del Reino.¡Dichoso el que no se escandaliza de mí!...Aquí tenemos la respuesta a la angustia moderna, pero también la condenación de losque se van detrás de otros mesías o cristos que no son Jesús.
Se equivocan como se equivocaba todo el pueblo de Israel al esperar una liberación sociopolítica, como si Jesucristo hubiera venido a restaurar el paraíso terrenal, y no aanunciarnos y realizar la liberación del pecado y darnos una felicidad eterna, muy diferentede la predicada por el marxismo y por tantos otros revolucionarios.
Se equivocan igualmente los que no saben leer los signos de la misión de Jesucristo, quehoy, como entonces, son el anuncio del Evangelio a los pobres; el trabajo de la Iglesia porlos más necesitados; el empeño por el triunfo de la justicia social; la abolición de todaesclavitud que degrada al hombre, y esto, como signo de la verdadera liberación del pecadoy de la muerte eterna.La Iglesia presenta hoy estos signos, los mismos de Jesús, y por eso puede ser creída.
Al trabajar por los pobres, los enfermos y los marginados, la Iglesia está diciendo:
- Aquí tienen todos el rostro del Cristo verdadero. El del único Salvador. El del únicoenviado por Dios. Que nadie se escandalice de Jesús y de su Iglesia. Por el contrario, queentren sospechas de cualquiera que predica otros mesianismos diferentes del de Jesús, el obrero de Nazaret, el predicador de Galilea, el crucificado del Calvario, el resucitado que entrega las llaves del Reino a Pedro...La Iglesia puede hablar ciertamente así.
¡Señor Jesucristo! Nosotros sabemos que Tú eres el único en quien podemos confiar. Tú eres el que nos manda trabajar y hacer algo por la liberación de los hermanos quesufren. Tú eres el que nos va a dar un Reino que no es de este mundo, y que supera con crecesla dicha de aquel paraíso que se perdió... Si Tú eres el único Salvador, ¿por qué irse detrásde otros?...
Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle:«¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?».
Jesús les respondió«Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquél para quien Yo no sea motivo de tropiezo!».Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo:«¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes.¿Qué fueron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta. Él es aquél de quien está escrito:“Yo envío a mi mensajero delante de ti,para prepararte el camino”.
Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él».
Compartiendo la Palabra
Por Pedro Garcia cmf
¿Qué vamos a pensar del Evangelio de hoy? ¿Es o no es actual para nuestros días?Porque podemos hacer la pregunta de Juan el Bautista: ¿Es Jesús el que tenía que venir, odebemos esperar a otro? Si nos la hacemos, ¿qué nos contestamos? ¿Mantiene estapregunta su interés, o es cuestión pasada ya de moda?...Estamos asistiendo en nuestros días a un espectáculo que sería divertido si no fuera tantrágico, como es la aparición de muchas sectas fundamentalistas, que acaban a vecescometiendo unos crímenes enormes, como suicidios colectivos; o pregonan y se dedican aprácticas sexuales aberrantes; o bien forman unos imperios económicos imponentes...Con todo, sin hablar de esas sectas más preocupantes, podemos referirnos también atantas otras como aparecen entre nosotros cada día.Lo curioso es que muchas de esas sectas están fundadas por individuos que seautoproclaman nuevos y hasta definitivos mesías o cristos enviados por Dios... ¿Qué hemosde decir de este fenómeno, constatado tantas veces en los medios de comunicaciónsocial?...Semejante fenómeno, ni nos extraña, ni es nada nuevo.El mundo suspira hoy, quizá más que en otras épocas, por una salvación que no sabedónde buscar.Y se agarra a cualquiera que le tienda una mano, aunque sea una mano que lo arrastre amayor perdición.Pero, miremos ahora al Evangelio.Cuando vino Jesús al mundo, Israel vivía esta angustia:- ¿Cuándo vendrá el Mesías? ¿Y quién es el Mesías?...Aunque Israel, el pueblo elegido, no se iba detrás de ningún loco parecido a esosactuales... No; Israel buscaba al verdadero Mesías. Ahora bien, ¿quién era y dónde estabaese Cristo tan suspirado?...Lo vemos claro en este hecho ocurrido entre Jesús y los enviados de Juan el Bautista,preso en la cárcel, donde lo ha metido el rey Herodes Antipas. El pobre Juan se pasa lashoras pensando:- ¿Qué es lo que ocurre aquí? Yo, enviado por Dios, soy un preso del rey. Jesús, dequien di testimonio y a quien reconocí porque me lo indicó el Espíritu de Dios, se veperseguido también, ha tenido que alejarse al tener noticia de mi detención, y misdiscípulos no saben a qué atenerse. Entre tanto, el pueblo, que busca la liberación de losromanos, sigue esclavo y esperando al Cristo. Yo decía que el Cristo es Jesús, pero ya seve que Jesús se alza contra los romanos para echarlos fuera. ¿Me habré equivocado? ¿Nohabrá sido todo una ilusión?...Juan, en su angustia, y ante las dudas de sus discípulos, manda a éstos con un encargopreciso:
- Id a Jesús, y preguntadle a él personalmente: ¿Eres tú el que tiene que venir, odebemos esperar a otro?...Jesús recibe la embajada, y responde muy sencillo:
- Quedaos un poco aquí conmigo, y ya marcharéis después.Jesús predica; atiende a todos, especialmente a los más pobres y a los pecadores; realizamilagros... Los enviados de Juan lo ven todo, lo comprueban todo. Hasta que Jesús, que piensa en Juan, al que quiere mucho y cuya angustia comprende,les dice de manera contundente:
- Volveos ahora a Juan. Y decidle lo que habéis oído y habéis visto: los ciegosrecuperan la vista, los cojos echan a andar, los leprosos se ven limpios, los sordos llegan aoír, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia del Reino.¡Dichoso el que no se escandaliza de mí!...Aquí tenemos la respuesta a la angustia moderna, pero también la condenación de losque se van detrás de otros mesías o cristos que no son Jesús.
Se equivocan como se equivocaba todo el pueblo de Israel al esperar una liberación sociopolítica, como si Jesucristo hubiera venido a restaurar el paraíso terrenal, y no aanunciarnos y realizar la liberación del pecado y darnos una felicidad eterna, muy diferentede la predicada por el marxismo y por tantos otros revolucionarios.
Se equivocan igualmente los que no saben leer los signos de la misión de Jesucristo, quehoy, como entonces, son el anuncio del Evangelio a los pobres; el trabajo de la Iglesia porlos más necesitados; el empeño por el triunfo de la justicia social; la abolición de todaesclavitud que degrada al hombre, y esto, como signo de la verdadera liberación del pecadoy de la muerte eterna.La Iglesia presenta hoy estos signos, los mismos de Jesús, y por eso puede ser creída.
Al trabajar por los pobres, los enfermos y los marginados, la Iglesia está diciendo:
- Aquí tienen todos el rostro del Cristo verdadero. El del único Salvador. El del únicoenviado por Dios. Que nadie se escandalice de Jesús y de su Iglesia. Por el contrario, queentren sospechas de cualquiera que predica otros mesianismos diferentes del de Jesús, el obrero de Nazaret, el predicador de Galilea, el crucificado del Calvario, el resucitado que entrega las llaves del Reino a Pedro...La Iglesia puede hablar ciertamente así.
¡Señor Jesucristo! Nosotros sabemos que Tú eres el único en quien podemos confiar. Tú eres el que nos manda trabajar y hacer algo por la liberación de los hermanos quesufren. Tú eres el que nos va a dar un Reino que no es de este mundo, y que supera con crecesla dicha de aquel paraíso que se perdió... Si Tú eres el único Salvador, ¿por qué irse detrásde otros?...
viernes, 10 de diciembre de 2010
10 de Diciembre"Dìa de los derechos humanos".
Un año más, se celebra el Día de los Derechos Humanos.
Son 62 años desde su proclamación. Es un buen día para poner ante nuestros ojos y nuestro corazón todo el sufrimiento de millones de personas cuyos derechos se conculcan por todas partes y todos los días, comenzando por los inmigrantes, los presos de conciencia, los condenados a muerte, las mujeres maltratadas, los niños soldado, los parados definidos e indefinidos, pueblos enteros condenados a la pobreza y al hambre...Jesús de Nazaret, "el compasivo", nos invita a no perder sensibilidad por todas estas cosas y a aunar en nuestra vida oración y compromiso por un mundo donde pueda llegar a vivirse, en la teoría y en la práctica, una nueva ética mundial en la que estos Derechos Humanos abarquen también las nuevas realidades que, con los tiempos, van apareciendo: derechos de los pueblos, indígenas o no, derechos de la tierra, etc.
miércoles, 8 de diciembre de 2010
Bendita entre todas las mujeres!!!!!
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 26-38
El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo».Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido., Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; El será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin».María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relación con ningún hombre?»El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios».María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí según tu Palabra».Y el Ángel se alejó.
Compartiendo la Palabra
Por Pedro Garcia cmf
Después de largos siglos de luchas ¡y qué luchas tan caballerescas en el seno de la cristiandad! en torno al privilegio de la Inmaculada Concepción de María, por fin el Papa Pío IX, secundando el deseo ardiente de toda la Iglesia, definió el dogma tan anhelado: María, por disposición especial de Dios, y en previsión de los méritos de la Sangre de Jesucristo, preservó a María de toda mancha de pecado original en el mismo instante de su Concepción. ¡María es Inmaculada, toda pura, sin sombra de culpa que desluzca su hermosura del todo singular.Una persona íntima le preguntaba después al Papa:- Santo Padre, ¿y qué sintió al definir el dogma de la Concepción Inmaculada de María?A lo que el Papa respondió:“Es tal lo que experimenté y lo que aprendí al definir el dogma que no puede expresarlo una lengua humana. Mientras Dios proclamaba el dogma por boca de su Vicario, Dios mismo le dio a mi espíritu un conocimiento tan claro y tan profundo de la incomparable pureza de la Santísima Virgen, que, abismada en la profundidad de aquel conocimiento, mi alma quedó inundada de delicias inenarrables, que no son de este mundo y que no pueden probarse más que en el Cielo. No dudo en afirmar que el Vicario de Dios necesitó de una gracia especial para no morir de dulzura bajo la impresión de este conocimiento y de la belleza incomparable de María Inmaculada”.Así se expresaba el querido Papa Pío IX, alma tan bella y tan inocente.En esta fiesta de la Inmaculada Concepción nos toca a nosotros adentrarnos en este misterio,con espíritu humilde porque no lo llegaremos a comprender, con amor de hijos porque nos apasiona la belleza de nuestra Madre, con alegría inmensa porque no queremos desentonar de toda la Iglesia, la cual se regocija hoy al cantar con más ardor que nunca: Toda hermosa eres, María, toda hermosa y singular. ¡Concebida fuiste, María, sin pecado original!...¿Por qué María es Inmaculada?
Si abrimos la Biblia en su primera página, nos encontramos con una lucha gigantesca entablada por Satanás contra Dios. El ángel rebelde grita en el paraíso: -¡He triunfado!Pero Dios no se deja vencer tan fácilmente ni tolera que nadie se ría de Él. Y en el mismo momento de la ruin victoria de la serpiente que ha engañado a la pobre mujer,seductora del hombre, Dios acepta la guerra y asegura la victoria final:- Pondré enemistades entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya, la cual machacará tu cabeza.Dios señalaba a Jesucristo, el Nuevo Adán, asociando consigo a otra Mujer, la nueva Eva, la Madre de todos los vivientes.
¿Y esa Mujer escogida, iba a ser esclava de Satanás, aunque no fuera más que por unos momentos?...Dios prevé desde entonces los méritos de la Sangre de Jesucristo, el Redentor que prometía al mundo. Por esa Sangre, salvará a Abraham, a los patriarcas, a los profetas, a tantos hombres y mujeres justos de la Antigua Alianza, como a Juan el Bautista, santificado en el mismo seno materno.¿Y qué hará con María, la asociada a la obra salvadora de Jesús?
Dios es con Ella más espléndido que con nadie. Por la Sangre de Cristo que iba a venir, Dios sacaba de la culpa a todos los que nacieron y se salvaban antes de la venida de Jesucristo. Por esa misma Sangre, Dios no quiso que María, la que iba a ser la Madre de Jesús y la colaboradora de la salvación, fuese pecadora, y la libró de caer en pecado alguno. María, de este modo, fue más redimida que nadie por Jesucristo.Así podemos entender las palabras del Angel: ¡Salve, la llena de gracia!¿Llena de gracia y pecadora, aunque no fuera más que por un instante? ¡Imposible! Al pueblo cristiano, guiado siempre en su fe por el Espíritu Santo, no le cabía esto en la cabeza. Y a esas palabras tan claras de la Biblia Enemistades perpetuas entre ti y la mujer..., La llena de gracia les dio la interpretación debida: La Virgen María no fue nipor un momento esclava de Satanás..., la Virgen María es Inmaculada.
María Inmaculada nos arrebata con su hermosura. Pero no nos contentamos con los sentimientos de alegría que nos inundan al ver a nuestra Madre tan bella.Queremos más, mucho más, y aceptamos el plan de Dios: nos miramos a nosotros mismos recién salidos de la pila bautismal, y nos vemos, como nos dice San Pablo, santos, inmaculados, amantes.Así nos quiere Dios, que nos predestina y nos llama a esa pureza sin mancha de la cual nos da un avance tan esplendoroso en la Concepción Inmaculada de María, imagen de la Iglesia y avance desde el principio de lo que será la Iglesia en su consumación, cuando aparecerá ante Jesucristo, su Esposo, sin mancha ni arruga ni nada que le deforme su preciosa faz...María Inmaculada es un ideal de belleza y de amor especialmente para el mundo de hoy. María, la Mujer Nueva, se nos presenta como la Mujer plenamente liberada de cualquier esclavitud.María aparece desde el principio como luchadora invencible de Satanás.María se nos presenta asociada a Jesucristo en su persona y en su misión, de modo que Jesucristo es la única razón de su vida y de su ser. ¿Y no es éste el ideal supremo de la Iglesia?...Con Jesucristo, y con María al frente, luchamos contra el pecado original del mundo moderno y causa de todos sus males: el desamor, que lleva a la injusticia y a la impureza. María Inmaculada es para nosotros un ideal, y por el ideal se lucha hasta el fin...
El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo».Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido., Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; El será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin».María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relación con ningún hombre?»El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios».María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí según tu Palabra».Y el Ángel se alejó.
Compartiendo la Palabra
Por Pedro Garcia cmf
Después de largos siglos de luchas ¡y qué luchas tan caballerescas en el seno de la cristiandad! en torno al privilegio de la Inmaculada Concepción de María, por fin el Papa Pío IX, secundando el deseo ardiente de toda la Iglesia, definió el dogma tan anhelado: María, por disposición especial de Dios, y en previsión de los méritos de la Sangre de Jesucristo, preservó a María de toda mancha de pecado original en el mismo instante de su Concepción. ¡María es Inmaculada, toda pura, sin sombra de culpa que desluzca su hermosura del todo singular.Una persona íntima le preguntaba después al Papa:- Santo Padre, ¿y qué sintió al definir el dogma de la Concepción Inmaculada de María?A lo que el Papa respondió:“Es tal lo que experimenté y lo que aprendí al definir el dogma que no puede expresarlo una lengua humana. Mientras Dios proclamaba el dogma por boca de su Vicario, Dios mismo le dio a mi espíritu un conocimiento tan claro y tan profundo de la incomparable pureza de la Santísima Virgen, que, abismada en la profundidad de aquel conocimiento, mi alma quedó inundada de delicias inenarrables, que no son de este mundo y que no pueden probarse más que en el Cielo. No dudo en afirmar que el Vicario de Dios necesitó de una gracia especial para no morir de dulzura bajo la impresión de este conocimiento y de la belleza incomparable de María Inmaculada”.Así se expresaba el querido Papa Pío IX, alma tan bella y tan inocente.En esta fiesta de la Inmaculada Concepción nos toca a nosotros adentrarnos en este misterio,con espíritu humilde porque no lo llegaremos a comprender, con amor de hijos porque nos apasiona la belleza de nuestra Madre, con alegría inmensa porque no queremos desentonar de toda la Iglesia, la cual se regocija hoy al cantar con más ardor que nunca: Toda hermosa eres, María, toda hermosa y singular. ¡Concebida fuiste, María, sin pecado original!...¿Por qué María es Inmaculada?
Si abrimos la Biblia en su primera página, nos encontramos con una lucha gigantesca entablada por Satanás contra Dios. El ángel rebelde grita en el paraíso: -¡He triunfado!Pero Dios no se deja vencer tan fácilmente ni tolera que nadie se ría de Él. Y en el mismo momento de la ruin victoria de la serpiente que ha engañado a la pobre mujer,seductora del hombre, Dios acepta la guerra y asegura la victoria final:- Pondré enemistades entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya, la cual machacará tu cabeza.Dios señalaba a Jesucristo, el Nuevo Adán, asociando consigo a otra Mujer, la nueva Eva, la Madre de todos los vivientes.
¿Y esa Mujer escogida, iba a ser esclava de Satanás, aunque no fuera más que por unos momentos?...Dios prevé desde entonces los méritos de la Sangre de Jesucristo, el Redentor que prometía al mundo. Por esa Sangre, salvará a Abraham, a los patriarcas, a los profetas, a tantos hombres y mujeres justos de la Antigua Alianza, como a Juan el Bautista, santificado en el mismo seno materno.¿Y qué hará con María, la asociada a la obra salvadora de Jesús?
Dios es con Ella más espléndido que con nadie. Por la Sangre de Cristo que iba a venir, Dios sacaba de la culpa a todos los que nacieron y se salvaban antes de la venida de Jesucristo. Por esa misma Sangre, Dios no quiso que María, la que iba a ser la Madre de Jesús y la colaboradora de la salvación, fuese pecadora, y la libró de caer en pecado alguno. María, de este modo, fue más redimida que nadie por Jesucristo.Así podemos entender las palabras del Angel: ¡Salve, la llena de gracia!¿Llena de gracia y pecadora, aunque no fuera más que por un instante? ¡Imposible! Al pueblo cristiano, guiado siempre en su fe por el Espíritu Santo, no le cabía esto en la cabeza. Y a esas palabras tan claras de la Biblia Enemistades perpetuas entre ti y la mujer..., La llena de gracia les dio la interpretación debida: La Virgen María no fue nipor un momento esclava de Satanás..., la Virgen María es Inmaculada.
María Inmaculada nos arrebata con su hermosura. Pero no nos contentamos con los sentimientos de alegría que nos inundan al ver a nuestra Madre tan bella.Queremos más, mucho más, y aceptamos el plan de Dios: nos miramos a nosotros mismos recién salidos de la pila bautismal, y nos vemos, como nos dice San Pablo, santos, inmaculados, amantes.Así nos quiere Dios, que nos predestina y nos llama a esa pureza sin mancha de la cual nos da un avance tan esplendoroso en la Concepción Inmaculada de María, imagen de la Iglesia y avance desde el principio de lo que será la Iglesia en su consumación, cuando aparecerá ante Jesucristo, su Esposo, sin mancha ni arruga ni nada que le deforme su preciosa faz...María Inmaculada es un ideal de belleza y de amor especialmente para el mundo de hoy. María, la Mujer Nueva, se nos presenta como la Mujer plenamente liberada de cualquier esclavitud.María aparece desde el principio como luchadora invencible de Satanás.María se nos presenta asociada a Jesucristo en su persona y en su misión, de modo que Jesucristo es la única razón de su vida y de su ser. ¿Y no es éste el ideal supremo de la Iglesia?...Con Jesucristo, y con María al frente, luchamos contra el pecado original del mundo moderno y causa de todos sus males: el desamor, que lleva a la injusticia y a la impureza. María Inmaculada es para nosotros un ideal, y por el ideal se lucha hasta el fin...
martes, 7 de diciembre de 2010
La homìlia màs Joven. Marìa relato simple...
La Inmaculada Concepción de Santa María Virgen
1.- De esto hace ahora poco más de 2.000 años y ocurrió en una aldea de Galilea, desconocida para la gente importante, pero en la que se había fijado Dios. Vivía allí una chica llamada María, jovencita ella, hacía muy poco que había cumplido doce importantes años. Sus padres, siguiendo las costumbres del país y de la época, ya le habían buscado marido y ella, dócil como era, lo había aceptado de buena gana. Estaban pues casados, aunque a la pareja le faltaba celebrar la boda, el hecho social más importante en la vida de una mujer israelita.
2.- Esta joven, un día al atardecer, se encontraba sola en casa, cuando recibió una visita inesperada. Parecía un joven, pero era algo más sin duda, la saludó amablemente y añadió grandes elogios, cosa que a la chica le hizo sonrojarse. El visitante, que no intruso, eso se veía a la legua, sin inmutarse lo mas mínimo, le comunicó que traía un mensaje de Dios. El Altísimo tenía un proyecto en el cual ella desempeñaba el papel central: el deseo era que tuviera un hijo, que estaba destinado a ser un hombre prodigioso. María se dio cuenta de que le estaba hablando un ángel, y lo era, y de los importantes, si en el Cielo hay escalafones. Lo que más le extrañaba era que le hiciera tantos elogios si ella era una sencilla mujer israelita y que añadiera que la criatura de la que le iba a hablar sería hijo suyo e hijo de Dios, que así sería conocido para siempre, salvador de Israel y de todo el mundo. María se atrevió a preguntar tímidamente cómo se podía realizar aquello si entre ella y su marido no había encuentros matrimoniales.
3.- Para Dios esto es muy sencillo, le contestó, puedes ser madre, engendrarlo en tu seno, si aceptas, por el querer suyo. Lo único que hace falta es que tú consientas libremente. Pues si se trata de eso es muy sencillo, soy servidora del Señor, que haga en mí, y conmigo, lo que guste. Si te parece extraño lo que digo te añadiré que también tu tía, la de Judea, que ya está pachucha y su marido lo mismo, también van a tener un hijo y es que para Dios nada es imposible. No hizo falta que volviera a decir que sí, se veía a la legua que era una chica dispuesta a todo lo que al Señor gustase. La sencilla respuesta de María convirtió a la jovencita en madre y el género humano, sucio de pecado, encontró en el rincón sencillo y pulcro de su seno una cuna para albergar al Mesías esperado. La humanidad toda empezó a ser a los ojos del Eterno, más agraciada.
4.- Nadie lo había oído, nadie estuvo presente en el encuentro, nadie se enteró; no obstante, el instante fue de capital importancia. Como siempre ocurre, lo más excelso empieza en el pequeño rincón de la sencillez humilde. El acontecimiento tuvo lugar en una atmósfera espiritual ingenua, iluminada solo por la gracia, que todo lo invadía, de aquí que el proyecto de la redención humana gozó desde el principio de sólidos cimientos.Todo lo que los cristianos decimos de María, que es inmaculada, que en ella virginidad y maternidad son una sola cosa, que sería en su totalidad, al final de su estancia en la tierra, asumida al Cielo, ella no lo sabía. Y si alguien le hubiera hablado de ello, hubiera reconocido su ignorancia. La vida espiritual del ser humano, y María es muy humana, está fundada en la fe, que, no se olvide, es una virtud oscura. Como cualquier mujer de su tiempo, sus conocimientos escolares eran escasos y por su cuenta había aprendido solo a decir sí a Dios. Pero saber obrar así es más que suficiente.
5.- El sol no se quería ir, hay que advertir que es un astro tozudo, poderoso e importante. Aquel día, nadie sabe cómo, se hacia escurridizo y no quería escuchar las órdenes del dios Cronos que le exigía cumplir con el horario establecido, diríase que hasta para él era imposible conseguirlo. Hoy no quiero irme pronto, decía y repetía, sin dar ninguna explicación más. Alguna cosa grande se avecina y nuestro rey no se la quiere perder, comentaban entre sí los cuerpos celestes.
6.- La Luna, hecha impaciencia toda ella, se había levantado de la siesta antes que de costumbre. Ella que es tan perezosa, aquel día dio un bote y se irguió al darse cuenta de que había llegado el momento (¿pero de qué momento se trata, preguntaban algunos intrigados?) y se colocó estratégicamente al borde y por detrás de una suave colina. El Lucero vespertino proclamó con énfasis que en el Universo no podía haber privilegios personales, mejor dicho, astrales, así que él tampoco se marcharía. Si alguna cosa importante iba a pasar debía dar fe de ello, debía observarlo todo y no dejar, como espectadoras únicas, a las frívolas estrellas. Todo este jaleo de exigencias y caprichos que cada uno alardeaba poseer, se hacía con orden y en silencio, ya que obrar así es norma fundamental del universo.
7.- Los astros no quieren tener ningún trato con la señora Historia. Es una mujer intrigante, de la que nadie puede saber qué está pensando, ni tampoco estar seguro de sus relatos, por muchas demostraciones que aporte. Pero aquella noche la vieron llegar majestuosa por el camino del pasado, iba perdiendo sus prendas, se estaba quedando casi desnuda, pero su bello aspecto ennoblecía su porte. Uno adivinaba que estaba deseando que se la viera en su profunda realidad: un indestructible e importante presente que se repite casi siempre igual pero cada vez nuevo. Ahora bien, el presente de aquel atardecer iba a ser imborrable e iba a iluminar todas las épocas, si se cumplían sus predicciones y deseos. La Historia aquella noche, ya totalmente desnuda, también estaba en silencio.
8.- Eva salió de un hoyo que nadie hasta entonces había visto, iba acompañada de su esposo Adán. Condenada de antiguo por una vieja sentencia, reclamaba por derecho propio estar en primera fila, ante el evento que se aproximaba. Quería observar bien, y llena de esperanza, el proceder de su biznieta, la segunda Eva, inmaculada como ella lo fue en el Paraíso y que esta noche, ella lo sabía de buena tinta, se iba a encontrar con Gabriel, antiguo hermano de Satanás en antigüedades muy antiguas, pero, desde una próxima antigüedad, su mayor adversario entre los creados, como lo era también de ella.
9.- Dios había imaginado una bella historia, pero como tiene la inocencia de un niño, no había sabido mantener el secreto, se le habían escapado muchos detalles de lo que tenía planeado realizar y se lo había explicado a los profetas, cuando estos habían ido a saludarle y recibir órdenes. Había hablado ya tanto que los hombres estaban impacientes y querían saber el desenlace de todo aquel proyecto. Pero Dios es sorprendente y nadie imaginaba que iba a llegar el más importante intento de salvación, en manos de una chiquilla, de una moza de pueblo, de la cual, hasta entonces, nadie había oído hablar.
10.- Todo el universo estaba atento; los hombres, en cambio, se entretenían en monótonas ocupaciones, en insulsos juegos o durmiendo despreocupados. La chica, María, estaba en silencio, sola, disponible, dispuesta, atenta.-- ¡Buenas noches, María! ¡Qué encantadora eres! Me habían hablado tanto de ti allá arriba, que ardía en deseos de conocerte. Te confieso que no esperaba que fueses tan hermosa. Dios me había dicho que te había llenado de su Gracia, pero no imaginaba que fuese tan precioso el resultado.María no se atrevía a decir nada, enrojeció de tímida vergüenza, sonrió después al ángel que continuaba hablando.-- No tengas miedo. Mírame a la cara, que te traigo una buena noticia: vas a tener un hijo maravilloso. Se dirá de Él que es el Hijo de Dios, cumplidor será de los proyectos eternos que se anunciaron al rey David, tu antepasado.- ¿Pero que dices? Un hijo yo... y así de importante...
-- María, ¡si lo supieses! ¡Si te conocieras y supieras cómo eres y qué representas para el universo entero...!
Allí de donde vengo todos sienten admiración por ti, sin siquiera haberte visto. No temas, serás capaz, con la ayuda de Dios, de seguir adelante, con esta ayuda es suficiente, solo es necesaria tu generosidad y yo sé que tu benevolencia es grande.
-- Si es por mí, no hay reparo. Que Dios mande y disponga, aquí estoy yo para obedecer.Gabriel olvidó por una vez la educación, él que es de noble linaje, no obró según le exigía su rango, se fue sin despedirse, sin decir siquiera ¡buenas noches! No, no podía entretenerse, era un imperativo metafísico el proclamarlo a las cuatro dimensiones del universo. La Tierra, qué digo la Tierra, todo, todo lo existente, se iba a trastocar y debían saberlo.La Luna estaba satisfecha y reía a carcajadas, ella que se avergonzaba a veces de tener granos en la cara, iba diciendo que los quería conservar siempre, para parecerse a aquella moza de pueblo que con su acné juvenil había estado hablando, afirmando, consintiendo, aceptando, obedeciendo, a Dios.El Sol se abrazaba la barriga satisfecho, sus cabellos blancos y rizados, tenían tonos cobrizos aquella tarde, uno hubiera dicho que se había emborrachado para celebrarlo, por la nariz rojiza que lucía y por los brincos que daba, iluminando aquel anochecer. El Lucero, Venus, la voluptuosa, dijo que no, que aquella noche no saldría a hacer la calle. La diosa del placer y del sexo se tornó compañera de Adán y Eva, de esta principalmente y marcharon los tres satisfechos, cantaban alegremente aquella tonadilla popular que dice: a tapar la calle, que no pase naide....
Y cuando llegaron al final del firmamento, Venus reunió a los astros y asteroides, a los planetas y satélites y les comunicó la noticia trascendental como ninguna otra, la decisión definitiva, perenne, rotunda, de aquella chiquilla que había dado su conformidad con sencilla entrega a Dios y les contaba y repetía que este sí de ella había convertido su seno santo en una cámara abierta al sí de Dios, que ya había empezado a crecer en sus entrañas, de un misterio tan recóndito nadie hasta entonces había tenido noticia.Los astros celebraron asamblea. La Estrella Polar se levantó solemne y proclamó en tono elocuente:
- Es necesario que escojamos una señal que marque el día. Es imprescindible que los hombres sepan que el firmamento no asiste indiferente a la gran intrepidez de esta chica que ha dado su total consentimiento a Dios, cuando le hizo una petición confidencial difícil y enigmática. La iniciativa se aprobó por unanimidad. Fabricaron las estrellas un fino tul con las más diminutas, que acudieron ilusionadas por haber sido tenidas en cuenta, se agruparon danzando en torno a un desconocido núcleo luminoso, marcharon en lenta procesión hacia Belén, fue entonces cuando la inmensidad solemne de un Cometa se hizo homenaje al Niño-Dios que iba a nacer y que con sus lágrimas reclamaría la aceptación total de los hombres al plan divino, para que se dejaran salvar definitivamente. La Historia esbelta en su desnudez se vistió con las mejores galas. El dios Cronos paró el reloj, lo miró detenidamente, le dio cuerda, lo puso en marcha y funcionó el tiempo, como si estrenara maquinaria. Marcaba exactamente las cero horas del día uno, del primer año.
Marìa Inmaculada Concepciòn...8 de Diciembre,,,
DIOS, PENDIENTE DEL "SI" DE UNA DONCELLA
Parece increíble. Dios pide el asentimiento de una joven aldeana para verificar en su seno la humanización del Hijo divino.Dios no avasalla, no se impone, "propone" a mediadores humanos para que descubran su presencia a los hombres. Y María dice "sí" a la propuesta de Dios. Pero no creamos que hubiera sido absurdo decir "no" al proyecto. La cosa no será nada sencilla para la joven nazarena. El primer problema lo tendrá cuando se lo explique a José, su esposo. Decir "sí" significa embarcarse en una aventura cuyo fin no se adivina, significa romper el proyecto de su vida personal que tiene como cualquier joven de su edad.Y María no pide tiempo para asegurarse haciendo una consulta familiar; en cuanto sabe que es voluntad de Dios, pronuncia un "sí" rotundo, con el que el Hijo de Dios se "a-vecina", se hace vecino a los hombres en Nazaret. Así, de puntillas, a través del seno de una joven humilde, entra Dios en la historia humana.María acepta al hijo, pero sin apropiarse jamás de él. Engendra al hijo y lo alumbra para darlo, para estar ella misma a su lado colaborando en su proyecto liberador.Como María, cada comunidad, cada familia, cada cristiano lleva dentro a Cristo. Pero no para que sea exclusivamente "nuestro" Salvador, ni como un sagrario inerte, sino como luz y fuerza que hay que comunicar a los demás.Es oportuno recordar que quien tiene a Cristo sólo para sí, en realidad no lo tiene. Porque quien lo tiene dentro de sí, se siente impulsado a comunicarlo a los demás, se vuelve "cristóforo".De la misma manera que respetó la voluntad de la que había de ser su madre para humanarse y esperó su "sí", del mismo modo espera el "sí" de nuestra libertad para llegar a otros y transformar sus vidas.Hay que decir que Dios respeta la libertad de los hombres casi hasta el escándalo de las catástrofes, de los 60 millones de muertos de hambre cada año por nuestra pasividad. Por el contrario, muchos millones de seres humanos han podido nacer, han podido seguir viviendo, han resucitado a una vida digna, han llegado a la fe, se han encontrado con Cristo, porque ha habido "cristóforos" como María que les han acercado al Señor.¡Cuántas cosas y qué transcendentales dependen de nosotros! Tu marido o tu esposa, tu hijo o tu hermano, tu cuñado o tu primo, tu familia, tu compañero de trabajo, se quedarán sin Cristo, si tú no le dices "sí" y te prestas como María a ser mensajero de su persona. Nuestro barrio, nuestro entorno laboral, zonas de la sociedad en que vivimos quedarán sin luz, si las comunidades cristianas no son mediadoras de salvación para los demás.
LOS MENSAJEROS
Dios sigue enviando mensajeros para comunicarnos su voluntad; lo que hace falta es tener el espíritu despierto para reconocerlos: Cuando veo o escucho un testimonio aleccionador y siento admiración, cuando descubro en los miembros de mi grupo o comunidad cristiana gestos y actitudes de generosidad y me viene de dentro una voz que dice: "¡qué bueno sería hacer algo semejante!"... el testigo que me interpela es un ángel del Señor.Cuando alguien que está con las manos en la masa de una tarea humanitaria, evangelizadora o promocional me invita a que le eche una mano, ése es, quizás, un mensajero del Señor, cuya llamada es preciso discernir.El libro que he cogido entre las manos y que despierta inquietudes en mí y me propone caminos nuevos, una reunión en la que han surgido iniciativas... pueden ser mensajeros del Señor. Es preciso discernirlo. Las personas dispuestas, los cristianos vigilantes, los santos se encuentran con muchos mensajeros que les comunican mensajes del Señor. Adviento es realizar un lavado de oídos para escuchar cada vez más fielmente a los mensajeros (ángeles) del Señor.
NAVIDAD PARA TODOS
Aquel "sí" generoso de María hizo posible la primera Navidad de Jesús. Pero con la luz de Cristo ocurre lo mismo que con la luz eléctrica; se ha inventado ya hace más de un siglo, pero, ¿de qué les sirve a los más pobres si no les llega? A pesar de que hace ya veinte siglos que llegó la "Luz" divina de Jesús de Nazaret, hay todavía comunidades, ambientes, incontables personas, a los que no ha llega esa Luz.Paul Claudel, que se lamentaba de haber llegado tan tarde a la fe por negligencia de los cristianos en ofrecérsela, nos interpela a todos: "¿Qué habéis hecho de la luz, hijos de la luz?".Oremos como enseñó Francisco de Asís, el hombre luz: "Que donde haya tinieblas, yo ponga tu luz". Que Jesús nazca en algún corazón. Así, Navidad será un acontecimiento y no una mera conmemoración.
Parece increíble. Dios pide el asentimiento de una joven aldeana para verificar en su seno la humanización del Hijo divino.Dios no avasalla, no se impone, "propone" a mediadores humanos para que descubran su presencia a los hombres. Y María dice "sí" a la propuesta de Dios. Pero no creamos que hubiera sido absurdo decir "no" al proyecto. La cosa no será nada sencilla para la joven nazarena. El primer problema lo tendrá cuando se lo explique a José, su esposo. Decir "sí" significa embarcarse en una aventura cuyo fin no se adivina, significa romper el proyecto de su vida personal que tiene como cualquier joven de su edad.Y María no pide tiempo para asegurarse haciendo una consulta familiar; en cuanto sabe que es voluntad de Dios, pronuncia un "sí" rotundo, con el que el Hijo de Dios se "a-vecina", se hace vecino a los hombres en Nazaret. Así, de puntillas, a través del seno de una joven humilde, entra Dios en la historia humana.María acepta al hijo, pero sin apropiarse jamás de él. Engendra al hijo y lo alumbra para darlo, para estar ella misma a su lado colaborando en su proyecto liberador.Como María, cada comunidad, cada familia, cada cristiano lleva dentro a Cristo. Pero no para que sea exclusivamente "nuestro" Salvador, ni como un sagrario inerte, sino como luz y fuerza que hay que comunicar a los demás.Es oportuno recordar que quien tiene a Cristo sólo para sí, en realidad no lo tiene. Porque quien lo tiene dentro de sí, se siente impulsado a comunicarlo a los demás, se vuelve "cristóforo".De la misma manera que respetó la voluntad de la que había de ser su madre para humanarse y esperó su "sí", del mismo modo espera el "sí" de nuestra libertad para llegar a otros y transformar sus vidas.Hay que decir que Dios respeta la libertad de los hombres casi hasta el escándalo de las catástrofes, de los 60 millones de muertos de hambre cada año por nuestra pasividad. Por el contrario, muchos millones de seres humanos han podido nacer, han podido seguir viviendo, han resucitado a una vida digna, han llegado a la fe, se han encontrado con Cristo, porque ha habido "cristóforos" como María que les han acercado al Señor.¡Cuántas cosas y qué transcendentales dependen de nosotros! Tu marido o tu esposa, tu hijo o tu hermano, tu cuñado o tu primo, tu familia, tu compañero de trabajo, se quedarán sin Cristo, si tú no le dices "sí" y te prestas como María a ser mensajero de su persona. Nuestro barrio, nuestro entorno laboral, zonas de la sociedad en que vivimos quedarán sin luz, si las comunidades cristianas no son mediadoras de salvación para los demás.
LOS MENSAJEROS
Dios sigue enviando mensajeros para comunicarnos su voluntad; lo que hace falta es tener el espíritu despierto para reconocerlos: Cuando veo o escucho un testimonio aleccionador y siento admiración, cuando descubro en los miembros de mi grupo o comunidad cristiana gestos y actitudes de generosidad y me viene de dentro una voz que dice: "¡qué bueno sería hacer algo semejante!"... el testigo que me interpela es un ángel del Señor.Cuando alguien que está con las manos en la masa de una tarea humanitaria, evangelizadora o promocional me invita a que le eche una mano, ése es, quizás, un mensajero del Señor, cuya llamada es preciso discernir.El libro que he cogido entre las manos y que despierta inquietudes en mí y me propone caminos nuevos, una reunión en la que han surgido iniciativas... pueden ser mensajeros del Señor. Es preciso discernirlo. Las personas dispuestas, los cristianos vigilantes, los santos se encuentran con muchos mensajeros que les comunican mensajes del Señor. Adviento es realizar un lavado de oídos para escuchar cada vez más fielmente a los mensajeros (ángeles) del Señor.
NAVIDAD PARA TODOS
Aquel "sí" generoso de María hizo posible la primera Navidad de Jesús. Pero con la luz de Cristo ocurre lo mismo que con la luz eléctrica; se ha inventado ya hace más de un siglo, pero, ¿de qué les sirve a los más pobres si no les llega? A pesar de que hace ya veinte siglos que llegó la "Luz" divina de Jesús de Nazaret, hay todavía comunidades, ambientes, incontables personas, a los que no ha llega esa Luz.Paul Claudel, que se lamentaba de haber llegado tan tarde a la fe por negligencia de los cristianos en ofrecérsela, nos interpela a todos: "¿Qué habéis hecho de la luz, hijos de la luz?".Oremos como enseñó Francisco de Asís, el hombre luz: "Que donde haya tinieblas, yo ponga tu luz". Que Jesús nazca en algún corazón. Así, Navidad será un acontecimiento y no una mera conmemoración.
domingo, 5 de diciembre de 2010
Para los + chiquitos. "Un corazòn preparado para Jesùs".
Reflexión para niñosPublicado
Seguro que alguna vez, yendo de viaje, has visto a gente arreglando la carretera. Lo hacen para que esté más lisa y limpia... para que podamos circular más seguros. En este segundo domingo de Adviento, Juan el Bautista, nos anima a “allanar los senderos”... para que Jesús pueda llegar mejor. Los “senderos” a los que se refiere son los que llevan al corazón de cada uno de nosotros. Para que Jesús llegue a nosotros, el camino a nuestro corazón tienen que estar limpio y llano... libre de obstáculos. Juan nos pide que cambiemos nuestra manera de pensar y actuar en todos los momentos de nuestras vidas... siguiendo las enseñanzas de Jesús.
Y que ese “cambio a mejor” se note en lo que hacemos cada día y en cómo tratamos a los que nos rodean.Cualquier momento es bueno para darnos cuenta de las cosas que hacemos mal. Debemos encontrar los pequeños “obstáculos”... que dificultan la llegada de Jesús a nuestro corazón. Porque los amigos de Jesús, cuando descubrimos nuestros pecados, buscamos arrepentirnos, nos llenamos de ganas de mejorar... y decimos: “Perdóname Señor”. Esta Navidad Jesús no quiere nacer en una cueva o en un lugar oscuro. Quiere nacer en nuestros corazones, y espera encontrar en cada uno de nosotros un corazón lleno de luz... limpio, en paz, lleno de amor a Dios y a los demás.
● ¿Cómo sería el corazón en el que estaría a gusto el Niño Jesús?
● Este corazón... ¿en qué se parece al tuyo? ¿Es un sitio en el que hay más cosas malas... o más cosas buenas?
● De las cosas que piensas que tienes que cambiar, de los “obstáculos” que tienes que ir quitando... piensa en uno en concreto. ¿Qué vas a hacer durante esta semana para mejorar?
PREPARA MI CORAZÓN
Prepara mi corazón, Señor, para que te reciba en Navidad. Ayúdame a mejorar, a cambiar mis actitudes,a pedir perdón por las cosas que no hago bien. Quiero prepararme con alegría para encontrarte. Quiero ofrecerte un corazón sencillo, bueno, generosopara que vivas siempre en él.Quiero que crezcas en mi interiory me enseñes cada día a amar más a Diosy a los demás. Querido Jesús, acepta lo que te ofrezco,mi persona y mi corazónpara que siempre estés a mi lado.¡Que así sea, Señor!
Misiòn es relanzar la Esperanza.
II Domingo de AdvientoAño A - 5.12.2010
/ Publicado por EUNTES
Isaías 11,1-10 / Salmo 71 / Romanos 15,4-9Mateo 3,1-12
Reflexiones
Tres son los personajes principales que, en el tiempo de Adviento, nos preparan para el encuentro con Cristo: el profeta Isaías, Juan el Bautista y María. Cada uno de ellos tiene una relación misionera especial con el Salvador que viene: Isaías lo preanuncia, Juan lo señala ya presente, María lo posee y lo dona. También otros “pobres de Yahvé” del Primer Testamento vivían a la espera de un Mesías, aunque para muchos la espera resultaba confusa y mezclada de esperanzas humanas.Asimismo, hoy la esperanza es un valor en crisis de contenidos, porque muchos desconocen lo que más necesitan para conseguir el auténtico crecimiento integral de su vida. En una pieza teatral emblemática de nuestro tiempo, el escritor irlandés Samuel Beckett, Premio Nobel de literatura (1969), denuncia lo absurdo de la condición humana: la obra Esperando a Godot se desarrolla en la larga espera de un personaje importante, pero desconocido, con perfil y trazos nebulosos. Cuando ya se anuncia que ese personaje está a punto de llegar, la última manifestación de los actores es un poco convencido ¡Vamos!”, pero en la indicación escenográfica se anota: “Que nadie se mueva”. La larga espera ha sido en vano. La obra simboliza la carencia de significado de la vida humana, tema recurrente del existencialismo.
Nada que ver con la esperanza cristiana, que es un dinamismo de apertura y de encuentro con una Persona conocida, de la cual uno se siente profundamente amado: es el Salvador de todos, con un nombre y un rostro bien definidos. Se llama Jesucristo. Él es el centro del anuncio misionero de la Iglesia. La “esperanza cristiana” es el tema de la segunda encíclica del Papa Benedicto XVI, Spe Salvi (en esperanza fuimos salvados – Rm 8,24). Si la caridad es el corazón de la fe cristiana -porque ¡Dios es amor!- la esperanza es el dinamismo que la mantiene viva en el tiempo y en el espacio; el alma que sustenta el anuncio misionero del Evangelio en cada época y entre todos los pueblos. El Papa lo demuestra también con la historia emblemática de Santa Josefina Bakhita (1869-1947), la cual fue esclava en Darfur, secuestrada por “traficantes de esclavos, golpeada y vendida cinco veces en los mercados de Sudán”; luego logró ser plenamente libre y salvada: en el cuerpo y en su dignidad como persona, pero más tarde también en calidad de bautizada y de religiosa. Ella se sentía conocida, amada y esperada por su Señor, al que empezó a llamar su nuevo y único Patrón supremo. De esta experiencia nacía en ella el ardor misionero: estaba convencida de que “la esperanza que en ella había nacido y la había «redimido» no podía guardársela para sí sola; esta esperanza debía llegar a muchos, llegar a todos” (Spe Salvi, n. 3). (Cronológicamente, la sudanesa Bakhita pertenecía al territorio y a la época en que S. Daniel Comboni era obispo, aunque los dos nunca se encontraron). (*)El profeta Isaías (I lectura), ocho siglos antes de Cristo, en tiempos de violencia y desolación, fue capaz de cantar la esperanza en un futuro de vida, reconciliación y prosperidad para su pueblo. En situaciones análogas de sufrimiento, también otro joven profeta, Jeremías, fue capaz de ver el almendro en ciernes (Jer 1,11). Allí donde todos ven sólo negatividad, los profetas ven más allá, lejos, una historia y una esperanza diferente: la historia de Dios que lleva a todos a la salvación. Isaías veía despuntar un retoño, que en seguida fue lleno del multiforme espíritu del Señor (v. 1-3). Y describe el estupendo jardín de la convivencia pacífica de los seres vivientes (animales y personas) entre sí y con la creación (v. 5-9). Tan sólo un pueblo que vive así, en la justicia y armonía de relaciones, tiene algo positivo que decir a los otros, puede llegar a ser un “estandarte de pueblos” (v. 10). Tan sólo así tendrá algo hermoso y verdadero que compartir en el concierto de las naciones. ¡Y se convierte en comunidad misionera! Entre las notas de ese pueblo en paz dentro y fuera, S. Pablo (II lectura) incluye la capacidad de acogerse mutuamente como nos acogió Cristo (v. 7), por su misericordia (v. 9).Juan el Bautista (Evangelio), profeta austero e interiormente libre, con palabras de fuego prepara el camino del Señor que viene detrás de él, bautiza “con agua para la conversión”, anunciando la presencia de uno que es más fuerte que él, el cual “bautizará en el Espíritu Santo y en el Fuego” (v. 11). Por eso, Juan grita: “Conviértanse” (v. 2). Ya existe una criatura plenamente convertida, es decir, totalmente orientada hacia Dios, llena de Espíritu Santo: es, ejemplarmente, María, toda pura, sin mancha; es la Inmaculada (fiesta el 8 de diciembre). Ella ha acogido a su Señor y le ha dado un cuerpo humano; ahora lo ofrece a todos, incluso a aquellos que todavía no lo conocen. El Adviento es un tiempo privilegiado para vivir la misión: en Adviento y en Navidad el Señor llega a nosotros; no faltará a la cita. Pero Él quiere llegar a otros también por medio de nosotros.
Palabra del Papa(*) “Según la fe cristiana, la «redención», la salvación, no es simplemente un dato de hecho. Se nos ofrece la salvación en el sentido de que se nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente: el presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino... En este caso, aparece también como elemento distintivo de los cristianos el hecho de que tienen un futuro: no es que conozcan los pormenores de lo que les espera, pero saben que su vida, en conjunto, no acaba en el vacío. Sólo cuando el futuro es cierto como realidad positiva, se hace llevadero también el presente”.
Benedicto XVI Encíclica Spe Salvi, 30 de noviembre de 2007, n. 1-2
/ Publicado por EUNTES
Isaías 11,1-10 / Salmo 71 / Romanos 15,4-9Mateo 3,1-12
Reflexiones
Tres son los personajes principales que, en el tiempo de Adviento, nos preparan para el encuentro con Cristo: el profeta Isaías, Juan el Bautista y María. Cada uno de ellos tiene una relación misionera especial con el Salvador que viene: Isaías lo preanuncia, Juan lo señala ya presente, María lo posee y lo dona. También otros “pobres de Yahvé” del Primer Testamento vivían a la espera de un Mesías, aunque para muchos la espera resultaba confusa y mezclada de esperanzas humanas.Asimismo, hoy la esperanza es un valor en crisis de contenidos, porque muchos desconocen lo que más necesitan para conseguir el auténtico crecimiento integral de su vida. En una pieza teatral emblemática de nuestro tiempo, el escritor irlandés Samuel Beckett, Premio Nobel de literatura (1969), denuncia lo absurdo de la condición humana: la obra Esperando a Godot se desarrolla en la larga espera de un personaje importante, pero desconocido, con perfil y trazos nebulosos. Cuando ya se anuncia que ese personaje está a punto de llegar, la última manifestación de los actores es un poco convencido ¡Vamos!”, pero en la indicación escenográfica se anota: “Que nadie se mueva”. La larga espera ha sido en vano. La obra simboliza la carencia de significado de la vida humana, tema recurrente del existencialismo.
Nada que ver con la esperanza cristiana, que es un dinamismo de apertura y de encuentro con una Persona conocida, de la cual uno se siente profundamente amado: es el Salvador de todos, con un nombre y un rostro bien definidos. Se llama Jesucristo. Él es el centro del anuncio misionero de la Iglesia. La “esperanza cristiana” es el tema de la segunda encíclica del Papa Benedicto XVI, Spe Salvi (en esperanza fuimos salvados – Rm 8,24). Si la caridad es el corazón de la fe cristiana -porque ¡Dios es amor!- la esperanza es el dinamismo que la mantiene viva en el tiempo y en el espacio; el alma que sustenta el anuncio misionero del Evangelio en cada época y entre todos los pueblos. El Papa lo demuestra también con la historia emblemática de Santa Josefina Bakhita (1869-1947), la cual fue esclava en Darfur, secuestrada por “traficantes de esclavos, golpeada y vendida cinco veces en los mercados de Sudán”; luego logró ser plenamente libre y salvada: en el cuerpo y en su dignidad como persona, pero más tarde también en calidad de bautizada y de religiosa. Ella se sentía conocida, amada y esperada por su Señor, al que empezó a llamar su nuevo y único Patrón supremo. De esta experiencia nacía en ella el ardor misionero: estaba convencida de que “la esperanza que en ella había nacido y la había «redimido» no podía guardársela para sí sola; esta esperanza debía llegar a muchos, llegar a todos” (Spe Salvi, n. 3). (Cronológicamente, la sudanesa Bakhita pertenecía al territorio y a la época en que S. Daniel Comboni era obispo, aunque los dos nunca se encontraron). (*)El profeta Isaías (I lectura), ocho siglos antes de Cristo, en tiempos de violencia y desolación, fue capaz de cantar la esperanza en un futuro de vida, reconciliación y prosperidad para su pueblo. En situaciones análogas de sufrimiento, también otro joven profeta, Jeremías, fue capaz de ver el almendro en ciernes (Jer 1,11). Allí donde todos ven sólo negatividad, los profetas ven más allá, lejos, una historia y una esperanza diferente: la historia de Dios que lleva a todos a la salvación. Isaías veía despuntar un retoño, que en seguida fue lleno del multiforme espíritu del Señor (v. 1-3). Y describe el estupendo jardín de la convivencia pacífica de los seres vivientes (animales y personas) entre sí y con la creación (v. 5-9). Tan sólo un pueblo que vive así, en la justicia y armonía de relaciones, tiene algo positivo que decir a los otros, puede llegar a ser un “estandarte de pueblos” (v. 10). Tan sólo así tendrá algo hermoso y verdadero que compartir en el concierto de las naciones. ¡Y se convierte en comunidad misionera! Entre las notas de ese pueblo en paz dentro y fuera, S. Pablo (II lectura) incluye la capacidad de acogerse mutuamente como nos acogió Cristo (v. 7), por su misericordia (v. 9).Juan el Bautista (Evangelio), profeta austero e interiormente libre, con palabras de fuego prepara el camino del Señor que viene detrás de él, bautiza “con agua para la conversión”, anunciando la presencia de uno que es más fuerte que él, el cual “bautizará en el Espíritu Santo y en el Fuego” (v. 11). Por eso, Juan grita: “Conviértanse” (v. 2). Ya existe una criatura plenamente convertida, es decir, totalmente orientada hacia Dios, llena de Espíritu Santo: es, ejemplarmente, María, toda pura, sin mancha; es la Inmaculada (fiesta el 8 de diciembre). Ella ha acogido a su Señor y le ha dado un cuerpo humano; ahora lo ofrece a todos, incluso a aquellos que todavía no lo conocen. El Adviento es un tiempo privilegiado para vivir la misión: en Adviento y en Navidad el Señor llega a nosotros; no faltará a la cita. Pero Él quiere llegar a otros también por medio de nosotros.
Palabra del Papa(*) “Según la fe cristiana, la «redención», la salvación, no es simplemente un dato de hecho. Se nos ofrece la salvación en el sentido de que se nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente: el presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino... En este caso, aparece también como elemento distintivo de los cristianos el hecho de que tienen un futuro: no es que conozcan los pormenores de lo que les espera, pero saben que su vida, en conjunto, no acaba en el vacío. Sólo cuando el futuro es cierto como realidad positiva, se hace llevadero también el presente”.
Benedicto XVI Encíclica Spe Salvi, 30 de noviembre de 2007, n. 1-2
Domingo IIº de Adviento, ciclo A.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 3, 1-12
En aquellos días, se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea:«Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca».A él se refería el profeta Isaías cuando dijo:«Una voz grita en el desierto:"Preparen el camino del Señor,allanen sus senderos"».Juan tenía una túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. La gente de Jerusalén, de toda la Judea y de toda la región del Jordán iba a su encuentro, y se hacía bautizar por él en las aguas del Jordán, confesando sus pecados.Al ver que muchos fariseos y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo:«Raza de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca? Produzcan el fruto de una sincera conversión, y no se contenten con decir: "Tenemos por padre a Abraham". Porque yo les digo que de estas piedras, Dios puede hacer surgir hijos de Abraham. El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles: el árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego.Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero Aquél que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. El los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla y limpiará su era: recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en un fuego inextinguible».
Compartiendo la Palabra
Por Pedro Garcia cmf
Es fácil adivinar, cuando leemos el Evangelio de este Domingo, la revolución que se armó en las márgenes del Jordán. Juan el Bautista no se las andaba con chiquitas, como decimos.Por una parte, era todo bondad, reflejo de la bondad del Dios que viene a salvarnos, y anunciaba con júbilo:- ¡Volveos a Dios, que el Reino de los Cielos ya está cerca!Por otra parte, esta bondad y promesa jubilosa se convertían en amenaza grave, al ver a los fariseos hipócritas:- ¡Raza de víboras! ¿Pensáis que os vais a escapar del castigo que os viene encima? No vayáis diciendo por ahí que sois hijos de Abraham, pues Dios es capaz de sacar de estas piedras nuevos hijos de Abraham. O el árbol produce buenos frutos, o el machete lo corta de un solo golpe...Se dirige después a todos, y les dice:- ¡A convertirse! Porque ya viene quien os va a bautizar con Espíritu Santo.Unos, los buenos, gozan y aplauden: ¡Gracias a Dios que al fin surge un profeta en Israel!...Otros, los fariseos de siempre, se enfurecen, y se conjuran ya secretamente: ¡Un día u otro la va pagar éste!...Y nosotros nos preguntamos: ¿Ha pasado de moda el hablar de Juan?... No, no ha pasado de moda. Hoy la Iglesia nos repite el mismo mensaje, porque es perenne y vale para todos los tiempos, hasta que Jesucristo vuelva...Este Evangelio se resume en puntos muy claros, muy concretos.Es necesario decidirse y convertirse de verdad. Porque se puede estar bautizados e ir a Misa de cuando en cuando, o sea, pertenecer a la Iglesia, y no ser en realidad de la Iglesia. Era la confianza temeraria de los fariseos: ¡Somos hijos de Abraham, somos ciudadanos del pueblo elegido, y la salvación la tenemos segura!...Hoy vemos esto en grandes sectores de naciones antes muy cristianas y ahora alejadas de Dios, mientras que los pueblos africanos y asiáticos se van abriendo a la fe, donde la Iglesia florece de manera admirable y esperanzadora.
Y nosotros, ¿dejaremos que nuestra América querida pierda o mengüe su fe católica por apatía nuestra, y poniendo en peligro nuestra propia salvación?Al pedirnos Juan y hoy la Iglesia una conversión sincera, hemos de mirar el pecado más grave de la sociedad moderna, para no caer en él o salir inmediatamente de sus abismos si es que hemos empezado a declinar.Este pecado no es otro que el desinterés por Dios. Cuando Dios ya no tiene importancia en la vida, no hay nada que hacer.¡Por favor! Que Dios nos siga interesando.Que Dios sea lo primero.Que la oración no se caiga de nuestros labios.Que pensemos en nuestro fin, pues no tenemos en el mundo una ciudad permanente, sino que vamos en busca de otra futura, construida por Dios para sus hijos fieles...Todo es cuestión de salir con gozo al encuentro del Señor, que viene a buscarnos con el mayor regalo del Cielo, como es el Espíritu Santo, derramado en nuestros corazones por el Bautismo.El Espíritu Santo nos lleva a Jesucristo y nos hace encontrarnos con Él de una manera viva.No es lo mismo conocer a una persona que amarla y poseerla. Podemos conocer a una muchacha estupenda y suspirar locamente por ella, ¿pero será por eso nuestra?... Se puede soñar en el príncipe azul que se conoció un día, ¿pero significa que todo va a parar en un matrimonio de cuento de hadas?...Esto puede pasar con Jesucristo. Conocerlo, admirarlo, pero... dejar para otros más valientes el seguirlo. No; no se trata de esto. Lo que interesa es que Jesucristo sea alguien en nuestra vida.Que lo tratemos con intimidad de amigos.Que sigamos sus pisadas por caminos a veces escabrosos.Que estemos con Jesucristo por las buenas y por las malas, por las duras y las maduras..., como expresan nuestros dichos populares.Con Jesucristo nuestro, ¿quién nos gana a buena suerte?...Como vemos, esto significa dar una vuelta completa al corazón. ¿Pero, vale o no vale la pena?...Modernamente, y en grandes sectores, Dios no interesa a muchos. A nosotros, sí. Para nosotros, Dios es lo primero. Sin Dios no podemos pasar. Ni un día, ni un momento. Por eso rezamos siempre.Está bien que Juan el Bautista, y hoy la Iglesia, nos sigan exigiendo la conversión. Pero, si se nos dice repetidamente: ¡Levantemos el corazón!, nosotros respondemos convencidos: ¡Ya lo tenemos levantado hacia el Señor! El Reino de los Cielos lo estamos tocando con la mano...Son muchos los hijos de la Iglesia que viven con falsas seguridades. ¿No es más prudente vivir la fe a presión? Aunque a veces cuesta, nosotros la vivimos con valentía precisamente porque cuesta...Con Jesucristo siempre, y siempre con su Espíritu Santo dentro "porque con Él nos bautizó el mismo Jesucristo", ¿no somos la gente más rica y más feliz?...¡Señor Jesucristo!Tú no viviste más que para el Padre, que te llenaba la mente y el corazón. ¡Que así nos llene Dios también a nosotros! Sin Dios no tendríamos nada. Con Dios lo tenemos todo...
En aquellos días, se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea:«Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca».A él se refería el profeta Isaías cuando dijo:«Una voz grita en el desierto:"Preparen el camino del Señor,allanen sus senderos"».Juan tenía una túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. La gente de Jerusalén, de toda la Judea y de toda la región del Jordán iba a su encuentro, y se hacía bautizar por él en las aguas del Jordán, confesando sus pecados.Al ver que muchos fariseos y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo:«Raza de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca? Produzcan el fruto de una sincera conversión, y no se contenten con decir: "Tenemos por padre a Abraham". Porque yo les digo que de estas piedras, Dios puede hacer surgir hijos de Abraham. El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles: el árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego.Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero Aquél que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. El los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla y limpiará su era: recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en un fuego inextinguible».
Compartiendo la Palabra
Por Pedro Garcia cmf
Es fácil adivinar, cuando leemos el Evangelio de este Domingo, la revolución que se armó en las márgenes del Jordán. Juan el Bautista no se las andaba con chiquitas, como decimos.Por una parte, era todo bondad, reflejo de la bondad del Dios que viene a salvarnos, y anunciaba con júbilo:- ¡Volveos a Dios, que el Reino de los Cielos ya está cerca!Por otra parte, esta bondad y promesa jubilosa se convertían en amenaza grave, al ver a los fariseos hipócritas:- ¡Raza de víboras! ¿Pensáis que os vais a escapar del castigo que os viene encima? No vayáis diciendo por ahí que sois hijos de Abraham, pues Dios es capaz de sacar de estas piedras nuevos hijos de Abraham. O el árbol produce buenos frutos, o el machete lo corta de un solo golpe...Se dirige después a todos, y les dice:- ¡A convertirse! Porque ya viene quien os va a bautizar con Espíritu Santo.Unos, los buenos, gozan y aplauden: ¡Gracias a Dios que al fin surge un profeta en Israel!...Otros, los fariseos de siempre, se enfurecen, y se conjuran ya secretamente: ¡Un día u otro la va pagar éste!...Y nosotros nos preguntamos: ¿Ha pasado de moda el hablar de Juan?... No, no ha pasado de moda. Hoy la Iglesia nos repite el mismo mensaje, porque es perenne y vale para todos los tiempos, hasta que Jesucristo vuelva...Este Evangelio se resume en puntos muy claros, muy concretos.Es necesario decidirse y convertirse de verdad. Porque se puede estar bautizados e ir a Misa de cuando en cuando, o sea, pertenecer a la Iglesia, y no ser en realidad de la Iglesia. Era la confianza temeraria de los fariseos: ¡Somos hijos de Abraham, somos ciudadanos del pueblo elegido, y la salvación la tenemos segura!...Hoy vemos esto en grandes sectores de naciones antes muy cristianas y ahora alejadas de Dios, mientras que los pueblos africanos y asiáticos se van abriendo a la fe, donde la Iglesia florece de manera admirable y esperanzadora.
Y nosotros, ¿dejaremos que nuestra América querida pierda o mengüe su fe católica por apatía nuestra, y poniendo en peligro nuestra propia salvación?Al pedirnos Juan y hoy la Iglesia una conversión sincera, hemos de mirar el pecado más grave de la sociedad moderna, para no caer en él o salir inmediatamente de sus abismos si es que hemos empezado a declinar.Este pecado no es otro que el desinterés por Dios. Cuando Dios ya no tiene importancia en la vida, no hay nada que hacer.¡Por favor! Que Dios nos siga interesando.Que Dios sea lo primero.Que la oración no se caiga de nuestros labios.Que pensemos en nuestro fin, pues no tenemos en el mundo una ciudad permanente, sino que vamos en busca de otra futura, construida por Dios para sus hijos fieles...Todo es cuestión de salir con gozo al encuentro del Señor, que viene a buscarnos con el mayor regalo del Cielo, como es el Espíritu Santo, derramado en nuestros corazones por el Bautismo.El Espíritu Santo nos lleva a Jesucristo y nos hace encontrarnos con Él de una manera viva.No es lo mismo conocer a una persona que amarla y poseerla. Podemos conocer a una muchacha estupenda y suspirar locamente por ella, ¿pero será por eso nuestra?... Se puede soñar en el príncipe azul que se conoció un día, ¿pero significa que todo va a parar en un matrimonio de cuento de hadas?...Esto puede pasar con Jesucristo. Conocerlo, admirarlo, pero... dejar para otros más valientes el seguirlo. No; no se trata de esto. Lo que interesa es que Jesucristo sea alguien en nuestra vida.Que lo tratemos con intimidad de amigos.Que sigamos sus pisadas por caminos a veces escabrosos.Que estemos con Jesucristo por las buenas y por las malas, por las duras y las maduras..., como expresan nuestros dichos populares.Con Jesucristo nuestro, ¿quién nos gana a buena suerte?...Como vemos, esto significa dar una vuelta completa al corazón. ¿Pero, vale o no vale la pena?...Modernamente, y en grandes sectores, Dios no interesa a muchos. A nosotros, sí. Para nosotros, Dios es lo primero. Sin Dios no podemos pasar. Ni un día, ni un momento. Por eso rezamos siempre.Está bien que Juan el Bautista, y hoy la Iglesia, nos sigan exigiendo la conversión. Pero, si se nos dice repetidamente: ¡Levantemos el corazón!, nosotros respondemos convencidos: ¡Ya lo tenemos levantado hacia el Señor! El Reino de los Cielos lo estamos tocando con la mano...Son muchos los hijos de la Iglesia que viven con falsas seguridades. ¿No es más prudente vivir la fe a presión? Aunque a veces cuesta, nosotros la vivimos con valentía precisamente porque cuesta...Con Jesucristo siempre, y siempre con su Espíritu Santo dentro "porque con Él nos bautizó el mismo Jesucristo", ¿no somos la gente más rica y más feliz?...¡Señor Jesucristo!Tú no viviste más que para el Padre, que te llenaba la mente y el corazón. ¡Que así nos llene Dios también a nosotros! Sin Dios no tendríamos nada. Con Dios lo tenemos todo...
martes, 30 de noviembre de 2010
Evangelio del dìa...
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 4, 18-22
En aquel tiempo:
Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar, porque eran pescadores. Entonces les dijo: «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres».Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron. Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, ya su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.Inmediatamente, ellos dejaron la barca -y a su padre, y lo siguieron.
Compartiendo la Palabra
Por CELAM - CEBIPAL
La vida del discípulo es la respuesta a una vocación“Venid conmigo y os haré pescadores de hombres”La celebración de la fiesta del apóstol Andrés, el hermano de Pedro, uno de los primeros cuatro vocacionados del Evangelio, llamado en medio del placido ambiente del lago de Galilea y de la cotidianidad de su oficio de pescador, nos hace retroceder a toda velocidad hasta el punto de partida de todo el proceso es decir, de la vida del discípulo como respuesta a una vocación.La vocación es una experiencia de la Palabra de Dios, una palabra que, al interpelarnos, nos hace salir de nosotros mismos y arroja nuestra existencia hacia Dios y hacia los demás. La Palabra nos hace “ser” verdaderamente porque sólo quien se autotrasciende puede vivir plenamente. El llamado del Señor genera, en quien escucha y responde, una existencia radicalmente nueva, que es una obra inédita del Dios creador.La vocación, entonces, es la roca sobre la cual se construye todo el edificio de la vida cristiana. No sabríamos que hacer con ninguna de las enseñanzas que nos ha dado Jesús si no tuviéramos claro que la escucha y vivencia del evangelio no es más que una respuesta cotidiana a la vocación. Cada día, apoyados en el evangelio, es un paso más en la peregrinación, un ladrillo nuevo y hermoso en la edificación de nuestra vida.La palabra que escuchó en aquella mañana de su vocación el apóstol Andrés, lo hizo salir de sí mismo en una doble dirección: En el “Venid conmigo”, invitación que compartió con su hermano Pedro, su existencia encontró un nuevo horizonte: el estar siempre con el Señor compartiendo sus días y sus noches. Su vida maduró en esta relación. En el “Os haré pescadores de hombres”, entendió que su vida tenía sentido en cuanto viviera una misión, una misión compartida junto con la comunidad de Jesús, una misión que era la misma de Jesús.
Apoyados en la experiencia fundamental del apóstol Andrés, revisemos el proceso que hemos hecho, A LA ESCUCHA DEL MAESTRO.
1. ¿Cuánto he crecido en mi vida de discipulado, teniendo en cuenta que cada día Jesús me estuvo dando una nueva enseñanza?
2. ¿Cuáles son los indicadores concretos de este crecimiento? ¿Otros lo pueden confirmar?
3. ¿Qué he ido captando que tengo que hacer en mi familia, en mi comunidad, en mi entorno social? ¿Cómo se ha ido delineando la misión que el Señor quiere que yo realice?
4. ¿Hacia dónde va mi vida? ¿Cuál es mi esperanza?
5. Con la mirada puesta en el futuro, ¿Qué debe caracterizar mi estilo de vida, la vida nueva en el Señor en el “hoy” de mi historia?
En aquel tiempo:
Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar, porque eran pescadores. Entonces les dijo: «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres».Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron. Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, ya su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.Inmediatamente, ellos dejaron la barca -y a su padre, y lo siguieron.
Compartiendo la Palabra
Por CELAM - CEBIPAL
La vida del discípulo es la respuesta a una vocación“Venid conmigo y os haré pescadores de hombres”La celebración de la fiesta del apóstol Andrés, el hermano de Pedro, uno de los primeros cuatro vocacionados del Evangelio, llamado en medio del placido ambiente del lago de Galilea y de la cotidianidad de su oficio de pescador, nos hace retroceder a toda velocidad hasta el punto de partida de todo el proceso es decir, de la vida del discípulo como respuesta a una vocación.La vocación es una experiencia de la Palabra de Dios, una palabra que, al interpelarnos, nos hace salir de nosotros mismos y arroja nuestra existencia hacia Dios y hacia los demás. La Palabra nos hace “ser” verdaderamente porque sólo quien se autotrasciende puede vivir plenamente. El llamado del Señor genera, en quien escucha y responde, una existencia radicalmente nueva, que es una obra inédita del Dios creador.La vocación, entonces, es la roca sobre la cual se construye todo el edificio de la vida cristiana. No sabríamos que hacer con ninguna de las enseñanzas que nos ha dado Jesús si no tuviéramos claro que la escucha y vivencia del evangelio no es más que una respuesta cotidiana a la vocación. Cada día, apoyados en el evangelio, es un paso más en la peregrinación, un ladrillo nuevo y hermoso en la edificación de nuestra vida.La palabra que escuchó en aquella mañana de su vocación el apóstol Andrés, lo hizo salir de sí mismo en una doble dirección: En el “Venid conmigo”, invitación que compartió con su hermano Pedro, su existencia encontró un nuevo horizonte: el estar siempre con el Señor compartiendo sus días y sus noches. Su vida maduró en esta relación. En el “Os haré pescadores de hombres”, entendió que su vida tenía sentido en cuanto viviera una misión, una misión compartida junto con la comunidad de Jesús, una misión que era la misma de Jesús.
Apoyados en la experiencia fundamental del apóstol Andrés, revisemos el proceso que hemos hecho, A LA ESCUCHA DEL MAESTRO.
1. ¿Cuánto he crecido en mi vida de discipulado, teniendo en cuenta que cada día Jesús me estuvo dando una nueva enseñanza?
2. ¿Cuáles son los indicadores concretos de este crecimiento? ¿Otros lo pueden confirmar?
3. ¿Qué he ido captando que tengo que hacer en mi familia, en mi comunidad, en mi entorno social? ¿Cómo se ha ido delineando la misión que el Señor quiere que yo realice?
4. ¿Hacia dónde va mi vida? ¿Cuál es mi esperanza?
5. Con la mirada puesta en el futuro, ¿Qué debe caracterizar mi estilo de vida, la vida nueva en el Señor en el “hoy” de mi historia?
domingo, 28 de noviembre de 2010
Marìa, nos conduce a Jesùs.
Primer domingo de adviento
La primera mirada y el primer pensamiento en este domingo en que inauguramos un nuevo año en la presencia del Señor, quiero dirigirlo a María, que preparó a conciencia el primero y verdadero adviento. Nadie como ella, supo interpretar los signos de los tiempos, sintiendo que el Señor estaba cerca, ella oró como nadie con el Salmo 4: “Descúbrenos, Señor, tus caminos, guíanos con la verdad de tu doctrina. Tú eres nuestro Dios y salvador y tenemos en ti nuestra esperanza”.Y cuando le fue propuesta la maternidad nada menos que del mismísimo Hijo de Dios no supo, y no pudo y no quiso decir que no. Su vida fue un “sí” rotundo a los planes de Dios en su vida: “Con quien guarda su alianza y sus mandatos el Señor es leal y bondadoso. El Señor se descubre a quien le teme y le enseña el sentido de su alianza”.Ella temió al Señor, esperó con verdadera esperanza, y por eso le fue concedido el sentido de la alianza, siendo ella, con su sí, quien propiciaba que el Dios lejano se hiciera nuestro, y a partir de la encarnación de su Hijo, Dios tuviera otro título que antes no tenía: “Emmanuel”, el Dios con nosotros, el Salvador, el que puso su tienda entre nosotros. Parece que de María tendríamos que explayarnos hasta la última semana de Adviento, pero quién mejor que ella para abrir y disponer los corazones para que esta Navidad no tenga las características de ser solo una fiesta más, o mejor la fiesta de las fiestas, donde hay de todo, pero donde se siente muchas veces un vacío.Y no tanto por las cosas de las que no se pudo disponer para la fiesta y el festejo, sino precisamente por no haber dispuesto el corazón, para hacer ahí el Adviento, la llegada, la recepción y la acogida para el recién nacido.Navidad será entonces un festejo anticipado de la Pascua del Señor. Sin su encarnación, no hubiera sido posible ni la entrega, ni la redención, ni la cruz, pero tampoco la Resurrección y la vuelta de los hijos de Dios a la casa, al Reino, a los brazos amorosos del buen Padre Dios.La Navidad nos hermanará en torno al divino Niño, nos hará compadecernos y enternecernos a la vista de quien se convierte en la presencia más cercana del Dios de los Cielos, el Dios de cielo y tierra.Pero no nos hagamos ilusiones ni nos quedemos en un sentimentalismo con ribetes de superficialidad, de placer y hasta de egoísmo. Todos queremos tenerlo todo y disfrutarlo ese día, aunque sepamos muy clarito que a tu lado hay alguien que pasa hambre y sed y desnudez. No nos hagamos ilusiones de que cantado un villancico de bodega comercial ya la hicimos. Cierto que el niño es el niño Dios, y que ya vino y se ha quedado entre nosotros. Pero hoy es día de recordar, que ese niño que vino en carne mortal, en la sencillez, en la humildad y en la pobreza, vendrá de nueva cuenta, y no precisamente en humildad sino con toda la majestuosidad de quien tiene sobre sí el Poderío y el Reino y el Juicio de este mundo: “Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad”. Él volverá, y volverá para dar la mano a los que fueron señalados para el Reino, y para introducirlos a la presencia del Padre. Si pasó desapercibido en su nacimiento y pasa hoy desapercibido porque los que lo tenemos que dar a conocer nos hemos dormido, entonces su presencia será visible a los cuatro puntos cardinales. Es más, ya no habrá puntos cardinales, porque él será el centro de todo.“Cuando estas cosas sucedan, pongan atención y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación”. ¡Qué bueno que sea el mismo Cristo el que lo diga, el que nos haga la gran invitación, levantar la cabeza, levantarla de lo que nos parecía tan importante, de lo que nos parecía imprescindible, de lo que no podíamos desprendernos, hasta de nuestro teléfono celular que nos hacía parecer importantes, cuando en toda ocasión teníamos que levantarnos delante de los demás para entrar en una conversación sin igual, así fuera en el mismo templo y en la mismísima Eucaristía!Entonces Cristo será lo único imprescindible, pues sin él definitivamente no entraremos al Reino de los cielos. Es la hora de la liberación, la hora de la libertad, la libertad que nos asemejará al Buen Padre Dios que en su liberalidad nos envió a su Hijo Jesucristo. De cualquiera de nosotros que lo digan, siempre existe la sospecha de ser candil de la calle y oscuridad de la casa, pero es el mismo Cristo el que nos invita a levantar la cabeza, porque la hora de la liberación estará cerca, el que también nos invita a disponer nuestros corazones.No podemos encontrar mojigatería ni palabras vanas en Cristo: Estén ALERTAS, para que los vicios, con el libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente y aquél día los sorprenda desprevenidos: porque caerá de repente como una tromba sobre todos los habitantes de la tierra”.Además del ALERTAS, Cristo usa otros dos verbos que pueden ser la clave para que este Adviento y esta Navidad sean verdaderamente la clave de nuestra salvación: “VELEN, pues, y HAGAN ORACIÓN, para que puedan escapar de todo lo que ha de suceder y comparecer seguros ante el Hijo del hombre”.Con la cabeza en alto, alertas, velando y en oración, podemos invocar este día la presencia de María sobre nuestro corazón, nuestra familia, nuestra parroquia y nuestro mundo: "Santa maría del adviento, abre nuestros corazones, como tú lo hiciste en el primer Adviento, a la venida de tu Hijo Jesucristo."
La Esperanza y la Realidad...
No se trata de cerrar los ojos a la realidad, se trata de verla de otra manera.
Se trata de ver: Que el mundo está mal,pero ver que puede estar mejor.
Que el matrimonio anda mal,pero ver que podemos vivirlo mejor.
Que los esposos no se entienden,pero ver que somos capaces de dialogar.
Que los hijos ya están perdiendo la fe,pero ver que las semillas que sembramos pueden brotar en cualquier momento.
Que sólo existe justicia para el que puede pagarla,pero ver que algún día puede haber justicia también para los pobres.
Que existe mucho individualismo,pero ver que algún día nos sentiremos solidarios.
Que existen demasiados hombres y mujeres que viven en esteras, pero ver que algún día podrán tener una casa digna.
Que existe demasiada infidelidad conyugal, pero ver que algún día podremos ser fieles a nuestra palabra comprometida.
Que existe demasiada mentira en el mundo, pero ver que algún día podremos vivir en la verdad.
Que vivimos sin conocernos, pero ver que algún día todos nos sentiremos hermanos.
No, no es una utopía porque entonces Jesús sería el más utópico.Él nos enseñará que todo eso es posible porque Jesús desde su misma cuna hará posible que todo pueda cambiar y ser distinto.
Celebrar la Navidad no es celebrar un simple nacimiento, es celebrar que desde el pesebre de Belén todo puede comenzar a ser diferente. Porque Jesús no se encarnó entre nosotros por simple utopía, aunque sea la utopía de Dios, sino porque Él nos mostrará el camino de lo nuevo.
Se trata de ver: Que el mundo está mal,pero ver que puede estar mejor.
Que el matrimonio anda mal,pero ver que podemos vivirlo mejor.
Que los esposos no se entienden,pero ver que somos capaces de dialogar.
Que los hijos ya están perdiendo la fe,pero ver que las semillas que sembramos pueden brotar en cualquier momento.
Que sólo existe justicia para el que puede pagarla,pero ver que algún día puede haber justicia también para los pobres.
Que existe mucho individualismo,pero ver que algún día nos sentiremos solidarios.
Que existen demasiados hombres y mujeres que viven en esteras, pero ver que algún día podrán tener una casa digna.
Que existe demasiada infidelidad conyugal, pero ver que algún día podremos ser fieles a nuestra palabra comprometida.
Que existe demasiada mentira en el mundo, pero ver que algún día podremos vivir en la verdad.
Que vivimos sin conocernos, pero ver que algún día todos nos sentiremos hermanos.
No, no es una utopía porque entonces Jesús sería el más utópico.Él nos enseñará que todo eso es posible porque Jesús desde su misma cuna hará posible que todo pueda cambiar y ser distinto.
Celebrar la Navidad no es celebrar un simple nacimiento, es celebrar que desde el pesebre de Belén todo puede comenzar a ser diferente. Porque Jesús no se encarnó entre nosotros por simple utopía, aunque sea la utopía de Dios, sino porque Él nos mostrará el camino de lo nuevo.
Adviento tiempo de Esperanza...
AHORA LE TOCA A LA ESPERANZA
Todos los tiempos son tiempos de fe porque sin fe todo carece de base y fundamento. Todos los tiempos son tiempos de amor y caridad porque sin amor la vida carece de sentido. ¿Y dónde están los tiempos de la esperanza? Cada año comenzamos el Adviento como tiempo de esperanza, pero en realidad le damos poca importancia. Como decía Peguy la esperanza es la “hermana menor”, pero luego añade que es “la hermana preferida de por Dios”.Sin la fe carecemos de base y sin amor, carecemos de vida; pero sin esperanza carecemos de futuro. Sin esperanza no hay amanecer. Sin esperanza no hay ilusión y nos quedamos todos encerrados en el pasado que ya no existe. Sólo la esperanza es capaz de sacarnos del poco de nuestras desilusiones y fracasos y abrirnos al cambio y a lo nuevo. Sin esperanza la vida es como un camino que tropieza contra un muro sin saber lo que hay al otro lado.Dios es amor, pero también es esperanza. Vive de la esperanza de un nuevo futuro, un nuevo mundo, un hombre nuevo, por eso el libro del Eclesiástico nos dice: “ No preguntes: ¿Por qué los tiempos pasados fueron mejores que los presentes? Eso no lo pregunta el sabio”. (Ecl 7,10)Hemos hablado mucho de la fe, ahora le toca a la esperanza, hemos hablado mucho de la caridad, ahora la toca a la esperanza. Nos han hablado mucho de la fe, ahora le toca el turno a la esperanza. Nos han hablado mucho de la caridad, ahora le toca el turno a la esperanza.Nuestra vida cristiana tiene necesita del trípode de la fe, la caridad y de la esperanza. Si le falta una de las patas al trípode, el resto se nos viene abajo. La fe sostiene la esperanza, pero la esperanza da futuro a la fe. Sin esperanza somos pasado, es decir, ya no somos.José Luís Martín Descalzo escribía en el Prólogo a su libro Razones para la esperanza: “Dicen que la gran enfermedad de ese mundo es la falta de fe o la crisis moral que atraviesa. No lo creo. Me temo que en nuestro mundo lo que está agonizando es la esperanza, las ganas de vivir y luchar, el redescubrimiento de las infinitas zonas luminosas que hay en las gentes y en las cosas que nos rodean.”Por eso es maravilloso que el Ciclo o Año Litúrgico comience siempre con el Adviento como tiempo de Esperanza. Tiempo de espera. De espera del triunfo definitivo de Jesús al final de los tiempos, pero la espera de algo más inmediato que es la venida misma de Jesús en Navidad. Esa es la gran espera de Dios durante siglos. Nosotros celebramos esa espera y esperanza de Dios para convertirla también en esperanza nuestra.Esperar es saber que hay un futuro distinto. Cuando descubrimos este futuro como cierto y como “realidad positiva, se hace llevadero también el presente”. ¿Reconocemos a la Navidad como algo que esperamos no por los regalos sino porque con ella podemos encontrar la razón de nuestras vidas?”
Todos los tiempos son tiempos de fe porque sin fe todo carece de base y fundamento. Todos los tiempos son tiempos de amor y caridad porque sin amor la vida carece de sentido. ¿Y dónde están los tiempos de la esperanza? Cada año comenzamos el Adviento como tiempo de esperanza, pero en realidad le damos poca importancia. Como decía Peguy la esperanza es la “hermana menor”, pero luego añade que es “la hermana preferida de por Dios”.Sin la fe carecemos de base y sin amor, carecemos de vida; pero sin esperanza carecemos de futuro. Sin esperanza no hay amanecer. Sin esperanza no hay ilusión y nos quedamos todos encerrados en el pasado que ya no existe. Sólo la esperanza es capaz de sacarnos del poco de nuestras desilusiones y fracasos y abrirnos al cambio y a lo nuevo. Sin esperanza la vida es como un camino que tropieza contra un muro sin saber lo que hay al otro lado.Dios es amor, pero también es esperanza. Vive de la esperanza de un nuevo futuro, un nuevo mundo, un hombre nuevo, por eso el libro del Eclesiástico nos dice: “ No preguntes: ¿Por qué los tiempos pasados fueron mejores que los presentes? Eso no lo pregunta el sabio”. (Ecl 7,10)Hemos hablado mucho de la fe, ahora le toca a la esperanza, hemos hablado mucho de la caridad, ahora la toca a la esperanza. Nos han hablado mucho de la fe, ahora le toca el turno a la esperanza. Nos han hablado mucho de la caridad, ahora le toca el turno a la esperanza.Nuestra vida cristiana tiene necesita del trípode de la fe, la caridad y de la esperanza. Si le falta una de las patas al trípode, el resto se nos viene abajo. La fe sostiene la esperanza, pero la esperanza da futuro a la fe. Sin esperanza somos pasado, es decir, ya no somos.José Luís Martín Descalzo escribía en el Prólogo a su libro Razones para la esperanza: “Dicen que la gran enfermedad de ese mundo es la falta de fe o la crisis moral que atraviesa. No lo creo. Me temo que en nuestro mundo lo que está agonizando es la esperanza, las ganas de vivir y luchar, el redescubrimiento de las infinitas zonas luminosas que hay en las gentes y en las cosas que nos rodean.”Por eso es maravilloso que el Ciclo o Año Litúrgico comience siempre con el Adviento como tiempo de Esperanza. Tiempo de espera. De espera del triunfo definitivo de Jesús al final de los tiempos, pero la espera de algo más inmediato que es la venida misma de Jesús en Navidad. Esa es la gran espera de Dios durante siglos. Nosotros celebramos esa espera y esperanza de Dios para convertirla también en esperanza nuestra.Esperar es saber que hay un futuro distinto. Cuando descubrimos este futuro como cierto y como “realidad positiva, se hace llevadero también el presente”. ¿Reconocemos a la Navidad como algo que esperamos no por los regalos sino porque con ella podemos encontrar la razón de nuestras vidas?”
Evangelio del dìa.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 24, 37-44
Jesús dijo a sus discípulos:«Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada.Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada».
Compartiendo la Palabra
Por Pedro Garcia
¡Alerta! ;Cuidado! ¡A vigilar!... En estas tres expresiones podríamos resumir todo el Evangelio de este domingo.Al comenzar el Año Litúrgico, el Año religioso de la Iglesia, miramos a Jesús y lo vemos en una actitud algo misteriosa. Parece que tiene los ojos clavados en la lejanía, mira el día último del mundo, cuando vendrá a juzgar a todos y a cerrar la Historia, y se siente preocupado. Ya había dicho una vez:- Pensáis que cuando yo vuelva encontraré fe en la tierra'?...Ahora, diríamos, se siente inquieto. Sabe que aquel día último ya no habrá remedio para tantos, y les previene:- ¿No os habéis fijado en lo que pasó durante los días de Noé? Lo veían las gentes construir el arca, y se reían de él, aunque les avisara: ¡Que va a llegar un enorme diluvio!... Pero no le hacían ningún caso, y le contestaban: ¡Allá tú, si lo crees! Nosotros, a comer, a beber, a casarnos y a pasarla bien!... Sin embargo, llegó el día fatal. Noé se metió en el arca, y comenzaron los cielos a descargar aguaceros imponentes que se engulleron a todos. Pues esto mismo, esto mismo, va a acontecer al final de los tiempos, porque me presentaré a la hora menos pensada.¿Qué les ocurre a muchos cuando oyen estas palabras del Evangelio? Se dicen muy convencidos:- No, si yo voy a contradecir a Jesucristo. Pero el día final está muy lejos... Vete a saber cuántos milenios faltan todavía.Estamos muy acordes al pensar así. Quizá faltan muchos siglos para que se acabe el mundo. Dios quiere que su Cielo esté muy poblado, y se da mucho tiempo para que se llene bien. Hace dos mil años que vino Jesucristo, y a lo mejor estamos nada más que comenzando el tiempo de la Redención. ¿Cuánto falta para que se acabe el mundo? No lo veremos nosotros, seguramente...Sólo que esta pregunta se vuelve demasiado punzante cuando se cambia por esta otra, y que viene a significar lo mismo: Y a mi, ¿cuánto tiempo me falta para acabar mi vida, para que el mundo se acabe para mi?...Entonces, la palabra de Jesús es tremendamente actual: Vigila tú, porque no sabes la hora en que me voy presentar precisamente por ti.Esta es la realidad más preocupante a nivel personal. El mundo puede durar muchos siglos y muchos milenios. Pero, para mí, el mundo tiene un límite muy concreto: el día en que Dios me llame. Y ese día es incierto del todo.Por eso, cada uno se da a Jesucristo cada día y cada momento, y lo espera en el espacio de tiempo que se le concede a él en concreto. El creyente sabe repetir con gran convencimiento: Señor, para cuando vengas, yo y todo lo mío somos enteramente para ti.Estamos hechos a ver tipos muy raros en la sociedad, y a propósito de este Evangelio se dio un caso muy divertido en Inglaterra hace algunos años.Aquel señor debía ser bastante excéntrico y en el testamento dejó toda su fortuna, convertida en dinero contante —en concreto, veintiséis mil libras esterlinas—, en favor de Jesucristo para cuando vuelva a la tierra. Una cláusula del testamento extiende la validez hasta dentro de ochenta años. Como la ley es ley, los ejecutores del testamento no sabenqué hacer. El Tesoro Inglés se hace cargo de esta cantidad por el momento, y si dentro del tiempo establecido no se ha presentado el beneficiario, Jesucristo, al que se le debe entregar —dice el testamento— “una vez obtenida la prueba de su identidad”, se piensa que el Tesoro del Estado se quede con el dinero, junto con todos los intereses acumulados durante ochenta años, o bien se lo entreguen a algún descendiente lejano del desquiciado testador... (Ernest Digweed + 20-lX-1976. Confiado al Public Trustee Office.- I1 Tempo 24-lX-1997)Nos podemos reír si queremos. Pero de la risa pasamos a lo serio. ¿Es esto lo que Jesucristo nos pide ante la seguridad de su vuelta?La espera del que tiene fe es muy diversa a la de este infelizote.Nuestra espera consiste en ilusión por unirnos con Jesucristo y el complacerle con nuestra vida entera.Isaías nos presenta la venida del Señor como un monte inundado de luz deslumbrante. San Pablo, por su parte, nos hace ver en ello la claridad de nuestra fe, que se traduce en deseo ardiente de encontrarnos con el Señor, para lo cual nos preparamos con toda suerte de obras buenas.El cristiano no teme el encuentro con Jesucristo. Al contrario, este futuro encuentro es la mayor ilusión de su vida.El trato ininterrumpido con Jesucristo mediante la oración le hace entablar una amistad con el Señor que aleja radicalmente del alma todo temor. Por eso, la fe se alimenta de la oración: quien ora sabe creer, sabe esperar y sabe amar. Quien ora está inmerso plenamente en la luz de Dios.Y el que sabe que cada día está más cerca del Señor, vive con gozo la esperanza, convencido de que Jesús viene a buscarlo para meterlo en su misma gloria.Hoy llevan muchos una vida perfectamente computarizada: el negocio, el dinero, la diversión están programados al detalle... ¿Lo está también la fe? ¿Se está al tanto de la proximidad del Señor?En el mundo se vive con más atención la palabra de los paisanos de Noé —¡a divertirnos!—, que la prudente de Jesucristo: ¡Vigilad!... Nosotros preferimos vigilar, por si acaso...
Darle sentido a la historia. Primer Domingo de Adviento.
La liturgia católica determina que el tiempo ordinario de cada Ciclo culmine con una mirada escatológica y comience con otra en la misma línea. El penúltimo domingo del tiempo ordinario se lee una sección del pequeño apocalipsis sinóptico, el último domingo es la Fiesta de Cristo Rey donde la escatología se explica desde la cruz, y el primer domingo de adviento se lee otra sección del pequeño apocalipsis sinóptico. De esta manera, simbólicamente, lo que comienza y lo que culmina se resume en el resumen de la historia, que es Jesús crucificado y, rebeldemente, resucitado. Siguiendo con el simbolismo, podemos decir que no hay más historia que la historia del crucificado resucitado. La vida de cada ser humano, de cada varón, de cada mujer, tiene sentido en esa condensación de Dios que es Jesús de Nazareth. La escatología no es algo para ir buscando al final del camino, sino algo para ir caminando, para desentramar los acontecimientos y mirarlos con nueva luz. La dicotomía histórica de la injusticia humana (que crucifica a Jesús) y la justicia divina (que lo resucita) es aplicable a cada instante, y no solamente en un juicio universal final. Hay juicio/discernimiento en las acciones cotidianas, en las decisiones de todos los días. Por eso es importante estar preparados, atentos, velando. El discurso de Jesús no busca generar temor (el temor es anti-evangélico), sino confianza y actitud de vida. Velar no es tener un ojo abierto para ganarle de mano a Dios. Velar es vivir con la certeza de la presencia constante del Cristo. Velamos por fe, no por miedo. Para recalcar esto, Mateo añade al discurso apocalíptico conservado en los Evangelio sinópticos, un capítulo completo elaborado según la redacción mateana. Si recordamos bien, la estructura básica de los capítulos 13 de Marcos y 21 de Lucas (apocalipsis sinópticos), consiste en un agrupamiento de frases y sentencias del Señor sobre la caída del Templo de Jerusalén, el final de los tiempos, las tribulaciones que acontecerán a los discípulos y la exhortación a estar velando. Mateo recoge lo mismo (con algunas particularidades) en el grueso de su capítulo 24, pero añade tres parábolas sobre el tema de la vigilancia y una mirada sorprendente sobre el juicio final que realizará el Rey del Universo. Este añadido mateano refleja su estilo literario por dos cuestiones: porque las parábolas son propias del Jesús Maestro, que es una de las imágenes preferidas de Mateo para presentar a Jesús; y porque la idea de juicio es una herencia del judaísmo del que proviene el autor. Las tres parábolas son la del siervo fiel (Mt. 24, 45-51), las diez vírgenes (Mt. 25, 1-13) y los talentos (Mt. 25, 14-30). El cierre de esta sección está en Mt. 25, 31-46 con el juicio que distribuye a la izquierda los que han despreciado al hambriento, al sediento, al que estaba de paso, al desnudo, al enfermo y al preso; y a la derecha del Hijo del Hombre a los que tuvieron la actitud contraria, de empatía con el hermano sufriente. O sea que, el juicio según Mateo, es el discernimiento de aquellos que vivieron como vivió Jesús, saciando el hambre y la sed, acogiendo, vistiendo, curando enfermos y visitando a los presos. El que supo hacer del hermano necesitado su norma de vida, ha entendido en qué dirección quiere Dios que vaya la historia humana.La contraparte de esta actitud de vida vigilante y comprometida, es lo que sucedía en tiempos de Noé. El libro del Génesis es lapidante al respecto: “Cuando el Señor vio qué grande era la maldad del hombre en la tierra y cómo todos los designios que forjaba su mente tendían constantemente al mal, se arrepintió de haber hecho al hombre sobre la tierra, y sintió pesar en su corazón” (Gn. 6, 5-6). La lectura que hace Jesús difiere de esta visión terrorífica de la humanidad. Para Él, el problema de los días del diluvio reside en que la vida se vivía como si nada, sin sentido. Los seres humanos hacían las mismas acciones que ahora (comer, beber, casarse), pero sin incluir a Dios y a sus planes en sus existencias. Entonces, cuando vino el diluvio, acción de Dios y planificada por Él según el relato, se los llevó a todos. Noé se salvó en el arca porque estaba atento a las señales divinas; supo escuchar el plan y, por estar atento, se salvó. Esta re-lectura que hace Jesús es significativa. El problema no es tanto la maldad de los humanos como su dejadez, su vida sin sentido. Comen, beben y se casan sin saber a dónde se dirigen, por qué lo hacen, y qué sentido tiene que estén en la tierra. Esta forma de existencia no es vivir, sino sobrevivir. Es la manera más dilatada de malgastar la existencia. Para el relato del Génesis la clave del diluvio está en una maldad activa; para Jesús es una maldad pasiva, la maldad de no hacer nada, de dejar las cosas así, de no preocuparse por los otros, de no valorar la vida. Como en aquel tiempo el diluvio arrasó con todos porque no prestaban atención a Dios, de la misma manera la venida del Hijo del Hombre será un cataclismo histórico, porque nadie la estará esperando como es debido, o sea, viviendo sus vidas con sentido. La frase que describe lo que algunos llaman arrebatamiento está construida de tal manera, que en su composición semita, se explica a sí misma. La frase se estructura como un paralelismo entre dos que están en el campo y dos que están moliendo (los vocablos griegos y el contexto permiten inferir, cosa que hacen las traducciones, que los dos primeros son varones y las dos segundas son mujeres), resultando que, de cada par, uno es tomado/recibido (ambas son las acepciones del verbo paralambano) y el otro dejado. Por lo tanto, realizando la misma actividad, puede que alguien la realice como algo más rutinario (serán los dejados) y otro reconozca un sentido profundo en su trabajo, y a partir de ese sentido lo plenifique (serán los tomados). Esto vale para toda la humanidad, para varones y para mujeres, para los que trabajan en el campo y los que usan la piedra de molino. Cada instante de la existencia necesita cobrar sentido, y sobre todo, un sentido de trascendencia que remita a Dios.Si Dios está en el horizonte de lo que hacemos, entonces estaremos velando, como el dueño de casa que, a sabiendas del horario del ladrón, no deja perforar sus paredes. El recurso a esta imagen del ladrón que perfora las paredes ya ha sido utilizada por Mateo en el primer discurso de Jesús: “No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban. Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben” (Mt. 6, 19-20). Nuevamente, la estructura literaria de la frase responde al paralelismo, y además al antagonismo. Vemos cómo el mismo tema de los ladrones que perforan paredes se encuentra en plano escatológico, más allá de ser una metáfora propia del ambiente palestino con casas de paredes de barro que, fácilmente, son destruidas por los bandidos. El tesoro no-material no puede ser robado, porque es tesoro que custodia Dios mismo.———————————————————————————————————————————————————————————————-Adviento suele ser el tiempo litúrgico que refuerza la espera. Estamos ante las puertas de una llegada, de la encarnación. Esperamos a Alguien que viene y que es digno de ser esperado. Pero también es cierto que esperamos porque la liturgia nos marca la espera; de lo contrario, esta época podría ser como cualquier otra, un período más. Y eso es lo que no quiere Dios: que vivamos sin sentido. Dios quiere seres humanos atentos a su proyecto del Reino; seres humanos que se den por enterados de que Él existe, que está entre nosotros y que quiere plenificar nuestras vidas. Cuando los varones y mujeres viven desentendidos de lo trascendente, dejando a Dios afuera, lastiman su más íntima humanidad. Porque el ser humano sólo puede entenderse a sí mismo desde Dios; cualquier otra aproximación, por más técnica, científica o filosófica que sea, siempre es limitada. Lo técnico suele dar un sentido de productividad laboral a la vida, pero nada más. La plenitud parece estar en producir más en menor tiempo y a buen precio. Lo científico se encamina al descubrimiento, con la tentación de descubrir para aumentar el conocimiento que es aumento del poder. La plenitud es saberlo todo, ser omniscientes. Lo filosófico es una reflexión de ejercicio de la mente, pero muchas veces absorbe al ser humano como un objeto de estudio desprendido de su realidad ontológica en Dios. La plenitud, en este caso, es llegar a una reflexión sin errores que responda las preguntas sin respuestas. Cualquiera de las tres vías, por sí sola, encuentra un límite infranqueable. Para lo técnico el límite es el mismo varón o mujer que no pueden vivir para trabajar. En lo científico, el límite es el mundo de las experiencias sentimentales, de la fibra íntima de cada uno. Para lo filosófico son las preguntas que nunca tendrán respuesta definitiva, como las referentes a la muerte o el sufrimiento.Adviento es Dios que viene para abarcar al ser humano con toda la divinidad encarnada. Jesús es el abordaje más completo de la humanidad porque es la locura de un Dios que se hace hombre. ¿Cómo no darle sentido a la vida a partir de Jesús? ¿Cómo dejar pasar el hecho del regalo de que estemos existiendo? De la nada hemos sido llamados a una vida que, para ser vida con mayúsculas, debe ser algo y no, justamente, nada. No podemos comer, beber y casarnos como si se tratara de una representación social que hay que seguir para subsistir. En el fondo, lo que Jesús quiere es que no nos conformemos con el aire que respiramos; ese aire tiene que valer hasta la última gota. Para eso, la actitud de vida ha de ser la actitud de Jesús de Nazareth. Ni comer por comer, ni beber por beber. Todo de cara a Dios, o sea, todo de cara a los hambrientos, sedientos, forasteros, enfermos, desnudos y presos. En ellos cobra sentido la vida. Y si la vida cobra sentido en ellos, entonces la misión también. ¿Nuestras celebraciones son celebradas por celebrar? ¿Nuestros actos evangelizadores se hacen para cumplir una rutina anual? ¿Cómo respondemos a los hambrientos, a los sedientos, a los forasteros, enfermos, desnudos y presos? ¿Respondemos? Adviento es una advertencia para que evangelicemos como Jesús, atentos al proyecto del Reino y no a los proyectos institucionales, porque lo que viene a nuestro encuentro no es algo (no es una iglesia ni un templo ni una moral); lo que viene es Alguien, es Jesús.
sábado, 27 de noviembre de 2010
Santoral del dìa "Medalla Milagrosa".
La primera aparición de la Medalla Milagrosa tuvo lugar el domingo 18 de Julio 1830, en París, justo en la capilla de la casa central de las Hijas de la Caridad, a una religiosa llamada Catalina Laboure. El padre Aladel, confesor de la vidente, fue quien insertó el relato en el proceso canónico siete años más tarde."A las cinco de la tarde, estando las Hijas de la Caridad haciendo oraciones, la Virgen Santísima se mostró a una hermana en un retablo de forma oval. La Reina de los cielos estaba de pie sobre el globo terráqueo, con vestido blanco y manto azul. Tenía en sus benditas manos unos como diamantes, de los cuales salían, en forma de hacecillos, rayos muy resplandecientes, que caían sobre la tierra... También vio en la parte superior del retablo escritas en caracteres de oro estas palabras: ¡Oh María sin pecado concebida!, rogad por nosotros que recurrimos a Vos. Las cuales palabras formaban un semicírculo que, pasando sobre la cabeza de la Virgen, terminaba a la altura de sus manos virginales. En esto volvióse el retablo, y en su reverso viose la letra M, sobre la cual había una cruz descansando sobre una barra, y debajo los corazones de Jesús y de María... Luego oyó estas palabras: Es preciso acuñar una medalla según este modelo; cuantos la llevaren puesta, teniendo aplicadas indulgencias, y devotamente rezaren esta súplica, alcanzarán especial protección de la madre de Dios. E inmediatamente desapareció la visión".Esta visión se repitió algunas veces, durante la Misa y durante la oración, siempre en la rue du Bac, de París, cerca de la parada de "Metro" Sèvre-Babylone, detrás de los grandes almacenes "Au Bon Marché" donde está el edificio de las Hijas de la Caridad, en la capilla rectangular y sin estilo definido similar a las miles que existen en las casas religiosas.¡Oh María sin pecado concebida!, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.¿Quieres saber más? Consulta Medalla Milagarosa
Domingo Primero de Adviento...
Comenzamos el tiempo litúrgico del Adviento.
Un año más volvemos a escuchar en nuestra Iglesia las mismas palabras: “Daos cuenta del momento en que vivís... Ya es hora de que despertéis del sueño…Dejemos las actividades de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz. Portémonos como en pleno día, con dignidad... Revestíos del Señor Jesucristo”. (Rom 13, 11-14).Con ello se nos advierte que es la hora apremiante de Dios, y hemos de adoptar un nuevo estilo de vida para acoger la salvación que Dios mismo nos ofrece.Adviento nos habla de esperanza. Celebrar HOY el adviento es ofrecer esperanza en un momento histórico desesperanzado. Para algunos pensadores, la historia ya no da más de sí, está estancada, estamos en el final. Son los conflictos, injusticias, amenazas y guerras que nos amenazan, la crisis económica, el nihilismo dominante. Parece que no hay esperanza en nuestro mundo.En esta situación, los creyentes nos preguntamos: “¿De dónde me vendrá mi auxilio?” Y afirmamos “Mi auxilio viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra” (Sal. 121)Pero insistimos: ¿Por qué no hay esperanza? Probablemente por muchas razones de tipo filosófico, político, económico, cultural y social.Todo eso será verdad, pero hay un motivo más profundo, que es lo que la Palabra de Dios expresa con las palabras del salmo 146: "No confiéis en los príncipes, seres de polvo que no pueden salvar, porque exhalan el espíritu y vuelven al polvo. Ese día perecen sus planes".La tentación del hombre moderno es la del comienzo de la Humanidad: "seréis como dioses". Pero se ha visto que esos “príncipes” eran "seres de polvo que no podían salvar", seres que, tras una efímera irradiación de poder y de gloria, "exhalan el espíritu y vuelven al polvo". Así ha sido y así ocurre: los sistemas filosóficos, sociales y políticos fallan; los grandes de la tierra mueren, las torres más altas caen, los personajes más famosos desaparecen...La conclusión es evidente: los dioses no nos salvan. El problema más grave de nuestro tiempo es el rechazo de Dios. Recordemos las palabras de Benedicto XVI en Santiago de Compostela:“Es una tragedia que en Europa, sobre todo en el siglo XIX, se afirmase y divulgase la convicción de que Dios es el antagonista del hombre y el enemigo de su libertad. Con esto se quería ensombrecer la verdadera fe bíblica en Dios, que envió al mundo a su Hijo Jesucristo, a fin de que nadie perezca, sino que todos tengan vida eterna (cf. Jn 3,16)…¿Cómo es posible que se haya hecho silencio público sobre la realidad primera y esencial de la vida humana? ¿Cómo lo más determinante de ella puede ser recluido en la mera intimidad o remitido a la penumbra? Los hombres no podemos vivir a oscuras, sin ver la luz del sol. Y, entonces, ¿cómo es posible que se le niegue a Dios, sol de las inteligencias, fuerza de las voluntades e imán de nuestros corazones, el derecho de proponer esa luz que disipa toda tiniebla? Por eso, es necesario que Dios vuelva a resonar gozosamente bajo los cielos de Europa”.Nos preguntamos de nuevo: ¿Se acostumbrará nuestro mundo a vivir sin Dios y sin esperanza? ¿No sería esto caminar hacia la ruina total? En todo caso, los cristianos tenemos que hacer todo lo posible, con palabras verdaderas y el testimonio de una vida distinta, para que Dios vuelva a resonar en Europa, y se abran caminos de auténtica esperanza, una esperanza en la salvación plena y definitiva que no se agota en la liberación terrena.Y nosotros, en la realidad concreta de cada día, ¿dónde ponemos la esperanza de una vida realizada, tranquila y feliz? ¿Simplemente en unos buenos ingresos económicos?, ¿en la satisfacción de nuestros gustos y caprichos?¿O también nosotros hemos perdido la esperanza? Los problemas conyugales y familiares; las dificultades económicas; la falta de salud; la pérdida del puesto de trabajo; el hecho de una fe adormecida... Todo esto y otras muchas cosas pueden estar generando y manteniendo en nuestra vida una crisis de esperanza. En este caso, el Adviento puede ser la gran ocasión para abrir el corazón a la fe en el Dios que viene a iluminar nuestras tinieblas e inaugurar en el mundo su reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz".Una de las tareas más importantes que tenemos los sacerdotes consiste en ofrecer a los hombres signos de esperanza que encuentran en Cristo el gran Signo que explica toda nuestra vida y ministerio: “Cristo, nuestra esperanza”.
Julio García Velasco
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