jueves, 27 de mayo de 2010

CONOCER PARA AMAR!



Vida Cristiana Imágenes
Uno de los temas que continúan causando división entre las diferentes iglesias cristianas y confundiendo, es el uso de imágenes. Basada en una interpretación equivocada de Lutero Ex. 20,4, en la cual, Dios manda al pueblo "no construir imágenes". El problema de esta cita es, como siempre, sacarla de su contexto. Sin embargo, lo que Dios prohibió es "tener ídolos", ya que son muchos los pasajes en los que se muestra como el mismo Dios les mandó hacer imágenes que les hablaran de las realidades que no pueden ver (Cf. Ex 25,10-12; Num 21, 4-9; Re 6,23-28; 7,23-26; Sb 16,5-14; Jn 3,14-15). En Ex 20,1 Dios prohíbe al pueblo adorar otros dioses, los cuales son imágenes (como lo repetirá hasta el cansancio la Biblia). El problema de las imágenes es la "sustitución de Dios" y no la imagen en sí. Esto se comprueba en la misma Escritura ya que un poco más adelante Dios manda construir unas imágenes de Querubines para el arca Ex 25,18-20. Nosotros no creemos que un cuadro o imagen sea de Jesús o de María Santísima o de alguno de los santos sea Dios. Simplemente nos recuerda una presencia, que sabemos bien que está en el cielo. Es fuente de inspiración para nuestras oraciones, pues el hombre necesita de elementos físicos, para relacionarse adecuadamente. Esto no excluye que Dios pueda darle a algunos objetos la "capacidad" de obrar prodigios en su nombre ya que hasta la misma "sombra de San Pedro era capaz de curar enfermos" (Act. 5,15). Por ello no despreciemos el tener imágenes en nuestras casas, ni de darles la veneración que ellas merecen como instrumentos de Dios para nuestra vida espiritual.

¡FELIZ CUMPLE PATRIA QUERIDA!....


domingo, 23 de mayo de 2010

Pentecostes dìa de fiesta....



Especial de Pentecostés
Inicio de la Iglesia Católica, fiesta que se celebra 50 días después de la Pascua, 23 de mayo de 2010

Especial de PentecostésOrigen de la fiestaLos judíos celebraban una fiesta para dar gracias por las cosechas, 50 días después de la pascua. De ahí viene el nombre de Pentecostés. Luego, el sentido de la celebración cambió por el dar gracias por la Ley entregada a Moisés.En esta fiesta recordaban el día en que Moisés subió al Monte Sinaí y recibió las tablas de la Ley y le enseñó al pueblo de Israel lo que Dios quería de ellos. Celebraban así, la alianza del Antiguo Testamento que el pueblo estableció con Dios: ellos se comprometieron a vivir según sus mandamientos y Dios se comprometió a estar con ellos siempre.La gente venía de muchos lugares al Templo de Jerusalén, a celebrar la fiesta de Pentecostés.En el marco de esta fiesta judía es donde surge nuestra fiesta cristiana de Pentecostés.La Promesa del Espíritu SantoDurante la Última Cena, Jesús les promete a sus apóstoles: “Mi Padre os dará otro Abogado, que estará con vosotros para siempre: el espíritu de Verdad” (San Juan 14, 16-17).Más adelante les dice: “Les he dicho estas cosas mientras estoy con ustedes; pero el Abogado, El Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, ése les enseñará todo y traerá a la memoria todo lo que yo les he dicho.” (San Juan 14, 25-26).Al terminar la cena, les vuelve a hacer la misma promesa: “Les conviene que yo me vaya, pues al irme vendrá el Abogado,... muchas cosas tengo todavía que decirles, pero no se las diré ahora. Cuando venga Aquél, el Espíritu de Verdad, os guiará hasta la verdad completa,... y os comunicará las cosas que están por venir” (San Juan 16, 7-14). En el calendario del Año Litúrgico, después de la fiesta de la Ascensión, a los cincuenta días de la Resurrección de Jesús, celebramos la fiesta de Pentecostés. Explicación de la fiesta:Después de la Ascensión de Jesús, se encontraban reunidos los apóstoles con la Madre de Jesús. Era el día de la fiesta de Pentecostés. Tenían miedo de salir a predicar. Repentinamente, se escuchó un fuerte viento y pequeñas lenguas de fuego se posaron sobre cada uno de ellos. Quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas desconocidas.En esos días, había muchos extranjeros y visitantes en Jerusalén, que venían de todas partes del mundo a celebrar la fiesta de Pentecostés judía. Cada uno oía hablar a los apóstoles en su propio idioma y entendían a la perfección lo que ellos hablaban.Todos ellos, desde ese día, ya no tuvieron miedo y salieron a predicar a todo el mundo las enseñanzas de Jesús. El Espíritu Santo les dio fuerzas para la gran misión que tenían que cumplir: Llevar la palabra de Jesús a todas las naciones, y bautizar a todos los hombres en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.Es este día cuando comenzó a existir la Iglesia como tal. ¿Quién es el Espírtu Santo?El Espíritu Santo es Dios, es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia nos enseña que el Espíritu Santo es el amor que existe entre el Padre y el Hijo. Este amor es tan grande y tan perfecto que forma una tercera persona. El Espíritu Santo llena nuestras almas en el Bautismo y después, de manera perfecta, en la Confirmación. Con el amor divino de Dios dentro de nosotros, somos capaces de amar a Dios y al prójimo. El Espíritu Santo nos ayuda a cumplir nuestro compromiso de vida con Jesús.

Señales del Espiritu Santo...


Señales del Espíritu Santo:El viento, el fuego, la paloma.Estos símbolos nos revelan los poderes que el Espíritu Santo nos da: El viento es una fuerza invisible pero real. Así es el Espíritu Santo. El fuego es un elemento que limpia. Por ejemplo, se prende fuego al terreno para quitarle las malas hierbas y poder sembrar buenas semillas. En los laboratorios médicos para purificar a los instrumentos se les prende fuego.El Espíritu Santo es una fuerza invisible y poderosa que habita en nosotros y nos purifica de nuestro egoísmo para dejar paso al amor. Nombres del Espíritu Santo.El Espíritu Santo ha recibido varios nombres a lo largo del nuevo Testamento: el Espíritu de verdad, el Abogado, el Paráclito, el Consolador, el Santificador.

Misión del Espíritu Santo:
El Espíritu Santo es santificador: Para que el Espíritu Santo logre cumplir con su función, necesitamos entregarnos totalmente a Él y dejarnos conducir dócilmente por sus inspiraciones para que pueda perfeccionarnos y crecer todos los días en la santidad.
El Espíritu Santo mora en nosotros: En San Juan 14, 16, encontramos la siguiente frase: “Yo rogaré al Padre y les dará otro abogado que estará con ustedes para siempre”. También, en I Corintios 3. 16 dice: “¿No saben que son templo de Dios y que el Espíritu Santo habita en ustedes?”. Es por esta razón que debemos respetar nuestro cuerpo y nuestra alma. Está en nosotros para obrar porque es “dador de vida” y es el amor. Esta aceptación está condicionada a nuestra aceptación y libre colaboración. Si nos entregamos a su acción amorosa y santificadora, hará maravillas en nosotros.
El Espíritu Santo ora en nosotros: Necesitamos de un gran silencio interior y de una profunda pobreza espiritual para pedir que ore en nosotros el Espíritu Santo. Dejar que Dios ore en nosotros siendo dóciles al Espíritu. Dios interviene para bien de los que le aman.
El Espíritu Santo nos lleva a la verdad plena, nos fortalece para que podamos ser testigos del Señor, nos muestra la maravillosa riqueza del mensaje cristiano, nos llena de amor, de paz, de gozo, de fe y de creciente esperanza.

"Los siete dones del Epìritu Santo"


Los siete dones del Espíritu Santo: Estos dones son regalos de Dios y sólo con nuestro esfuerzo no podemos hacer que crezcan o se desarrollen. Necesitan de la acción directa del Espíritu Santo para poder actuar con ellos.
SABIDURÍA: Nos permite entender, experimentar y saborear las cosas divinas, para poder juzgarlas rectamente.
ENTENDIMIENTO: Por él, nuestra inteligencia se hace apta para entender intuitivamente las verdades reveladas y las naturales de acuerdo al fin sobrenatural que tienen. Nos ayuda a entender el por qué de las cosas que nos manda Dios.
CIENCIA: Hace capaz a nuestra inteligencia de juzgar rectamente las cosas creadas de acuerdo con su fin sobrenatural. Nos ayuda a pensar bien y a entender con fe las cosas del mundo.
CONSEJO: Permite que el alma intuya rectamente lo que debe de hacer en una circunstancia determinada. Nos ayuda a ser buenos consejeros de los demás, guiándolos por el camino del bien.
FORTALEZA: Fortalece al alma para practicar toda clase de virtudes heroicas con invencible confianza en superar los mayores peligros o dificultades que puedan surgir. Nos ayuda a no caer en las tentaciones que nos ponga el demonio.
PIEDAD: Es un regalo que le da Dios al alma para ayudarle a amar a Dios como Padre y a los hombres como hermanos, ayudándolos y respetándolos.
TEMOR DE DIOS: Le da al alma la docilidad para apartarse del pecado por temor a disgustar a Dios que es su supremo bien. Nos ayuda a respetar a Dios, a darle su lugar como la persona más importante y buena del mundo, a nunca decir nada contra Él.

¿Què es Pentecostès?


Fiesta de PentecostésOriginalmente se denominaba “fiesta de las semanas” y tenía lugar siete semanas después de la fiesta de los primeros frutos (Lv 23 15-21; Dt 169). Siete semanas son cincuenta días; de ahí el nombre de Pentecostés (= cincuenta) que recibió más tarde. Según Ex 34 22 se celebraba al término de la cosecha de la cebada y antes de comenzar la del trigo; era una fiesta movible pues dependía de cuándo llegaba cada año la cosecha a su sazón, pero tendría lugar casi siempre durante el mes judío de Siván, equivalente a nuestro Mayo/Junio. En su origen tenía un sentido fundamental de acción de gracias por la cosecha recogida, pero pronto se le añadió un sentido histórico: se celebraba en esta fiesta el hecho de la alianza y el don de la ley.En el marco de esta fiesta judía, el libro de los Hechos coloca la efusión del Espíritu Santo sobre los apóstoles (Hch 2 1.4). A partir de este acontecimiento, Pentecostés se convierte también en fiesta cristiana de primera categoría (Hch 20 16; 1 Cor 168).(Vocabulario Bíblico de la Biblia de América)Comisión Nacional de Pastoral BíblicaPENTECOSTÉS, algo más que la venida del espíritu...La fiesta de Pentecostés es uno de los Domingos más importantes del año, después de la Pascua. En el Antiguo Testamento era la fiesta de la cosecha y, posteriormente, los israelitas, la unieron a la Alianza en el Monte Sinaí, cincuenta días después de la salida de Egipto.Aunque durante mucho tiempo, debido a su importancia, esta fiesta fue llamada por el pueblo segunda Pascua, la liturgia actual de la Iglesia, si bien la mantiene como máxima solemnidad después de la festividad de Pascua, no pretende hacer un paralelo entre ambas, muy por el contrario, busca formar una unidad en donde se destaque Pentecostés como la conclusión de la cincuentena pascual. Vale decir como una fiesta de plenitud y no de inicio. Por lo tanto no podemos desvincularla de la Madre de todas las fiestas que es la Pascua.En este sentido, Pentecostés, no es una fiesta autónoma y no puede quedar sólo como la fiesta en honor al Espíritu Santo. Aunque lamentablemente, hoy en día, son muchísimos los fieles que aún tienen esta visión parcial, lo que lleva a empobrecer su contenido.Hay que insistir que, la fiesta de Pentecostés, es el segundo domingo más importante del año litúrgico en donde los cristianos tenemos la oportunidad de vivir intensamente la relación existente entre la Resurrección de Cristo, su Ascensión y la venida del Espíritu Santo.Es bueno tener presente, entonces, que todo el tiempo de Pascua es, también, tiempo del Espíritu Santo, Espíritu que es fruto de la Pascua, que estuvo en el nacimiento de la Iglesia y que, además, siempre estará presente entre nosotros, inspirando nuestra vida, renovando nuestro interior e impulsándonos a ser testigos en medio de la realidad que nos corresponde vivir.Culminar con una vigilia:Entre las muchas actividades que se preparan para esta fiesta, se encuentran, las ya tradicionales, Vigilias de Pentecostés que, bien pensadas y lo suficientemente preparadas, pueden ser experiencias profundas y significativas para quienes participan en ellas.Una vigilia, que significa “Noche en vela” porque se desarrolla de noche, es un acto litúrgico, una importante celebración de un grupo o una comunidad que vigila y reflexiona en oración mientras la población duerme. Se trata de estar despiertos durante la noche a la espera de la luz del día de una fiesta importante, en este caso Pentecostés. En ella se comparten, a la luz de la Palabra de Dios, experiencias, testimonios y vivencias. Todo en un ambiente de acogida y respeto.Es importante tener presente que la lectura de la Sagrada Escritura, las oraciones, los cantos, los gestos, los símbolos, la luz, las imágenes, los colores, la celebración de la Eucaristía y la participación de la asamblea son elementos claves de una Vigilia.En el caso de Pentecostés centramos la atención en el Espíritu Santo prometido por Jesús en reiteradas ocasiones y, ésta vigilia, puede llegar a ser muy atrayente, especialmente para los jóvenes, precisamente por el clima de oración, de alegría y fiesta.Algo que nunca debiera estar ausente en una Vigilia de Pentecostés son los dones y los frutos del Espíritu Santo. A través de diversas formas y distintos recursos (lenguas de fuego, palomas, carteles, voces grabadas, tarjetas, pegatinas, etc.) debemos destacarlos y hacer que la gente los tenga presente, los asimile y los haga vida.No sacamos nada con mencionarlos sólo para esta fiesta, o escribirlos en hermosas tarjetas, o en lenguas de fuego hechas en cartulinas fosforescentes, si no reconocemos que nuestro actuar diario está bajo la acción del Espíritu y de los frutos que vayamos produciendo.Invoquemos, una vez más, al Espíritu Santo para que nos regale sus luces y su fuerza y, sobre todo, nos haga fieles testigos de Jesucristo, nuestro Señor.

lunes, 17 de mayo de 2010

EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGUN SAN LUCAS 24,46-53

Domingo 16 de Mayo del 2010
Unido al tema de la confianza, está el tema de la fe. Ya en otras oportunidades he comentado que no es lo mismo “cree en Dios” que “creerle a Dios”. La primera propuesta es patrimonio, creo que de toda la humanidad pues hasta quienes dicen no creer en Dios pues la verdad es que en alguna entidad creen (que puede ser el dinero, la fama, etc.). Pero creerle a Dios, particularmente al Dios revelado por Cristo, implica aceptar que su Palabra no sólo es fuente de la verdad, sino que es la verdad misma. Jesús, por ello, se define a sí mismo como “la verdad”… Él es la verdad y por ello su palabra debe ser tenida, no como una opinión más o un comentario sobre algún aspecto de la vida, sino como la expresión de quien sabe cuál es el camino y la norma que hace de nuestra vida una experiencia gozosa. Dios, por medio de la Sagrada Escritura, nos instruye sobre cosas que debemos hacer para ser felices y cosas que debeos evitar para no perder la felicidad. Sin embargo, muchas de ellas nos resultan o difíciles o ininteligibles y extrañas, incluso, ilógicas. Sin embrago es “Palabras de Dios” y por ello una palabra que siempre se cumple, pues se identifica, como ya lo decíamos, con Dios mismo. Si Dios dice: “¡Que haya luz!” esa palabra se traduce en luz. De manera que todo lo que la Palabra dice, tarde o tempranos en nuestro tiempo se llevara a cabo. Si Dios dice: “El pecado siempre paga con la muerte”, hermanos, no podemos dudar que tarde o temprano así será. Dudar de esta palabra es poner en riesgo no solo nuestra felicidad en este mundo sino, pero aun, en el venidero. Creamos y confiemos en su Palabra… nunca falla. Siempre es viva y eficaz. Lo que ofrece siempre lo cumple. Por ello, quien cree en esta Palabra y la toma como norma de vida será dichoso y le irá bien… tendrá una vida colmada de paz y gozo interior. Sé que no es fácil pues implica ponerse en sus manos, pero hermanos, ¿en que manos podríamos estar mejor que en las manos de Dios?

martes, 11 de mayo de 2010

SANTO PADRE!

VIRGEN DE FATIMA "Los tres pastorcitos"...




Lucía de Jesús

La principal protagonista de las apariciones, nació el 22 de marzo de 1907. En Aljustrel, perteneciente a la parroquia de Fátima.

El día 17 de junio de 1921 ingresó en el Asilo de Vilar (Porte), dirigido por las religiosas de Santa Dorotea. Después fue para Tuy, donde tomó el hábito y le pusieron el nombre de María Lucía de Los Dolores.

Hizo su profesión religiosa de votos temporales el 3 de octubre de 1928 y el 3 de octubre 1934 los perpetuos. En el día 24 de marzo de 1948 ingresó en el Carmelo de Santa Teresa en Coimbra, tomando el nombre de Hermana María Lucía del Corazón Inmaculado. En el día 1 de mayo de 1949 hizo sus votos solemnes.

La Hermana Lucía vino a Fátima varias veces: el 22 de mayo de 1946; el 13 de mayo de 1967; en 1981 para dirigir en el Carmelo de Fátima un trabajo de pintura sobre las apariciones; el 13 de mayo de 1982 y el 13 de mayo de 1991.

Fue llamada a la Casa del Padre el 13 de febrero de 2005.


Francisco Marto

Nació en Aljustrel, Fátima, el 11 de Junio de 1908. Fue bautizado el 20 de Junio de 1908.

Cayó victima de la neumonía en Diciembre de 1918 y falleció en Aljustrel a las 22 horas del día 4 de Abril de 1919.

Sus restos mortales quedaron sepultados en el cementerio parroquial de Fátima hasta el día 13 de marzo de 1952, fecha en que fueron trasladados para la Basílica de Cova da Iria (lado derecho según se entra).

Su gran preocupación era la de “consolar a Nuestro Señor”. El Espíritu de amor y reparación para con Dios ofendido, fueron notables en su vida tan corta. Pasaba horas “pensando en Dios”. Según su historia, el pequeño Francisco pasaba largas horas "pensando en Dios", por lo que siempre fue considerado como un contemplativo.

Su precoz vocación de eremita fue reconocida en el decreto de heroicidad de virtudes, según el que después de las apariciones "se escondía detrás de los árboles para rezar solo; otras veces subía a los lugares más elevados y solitarios y ahí se entregaba a la oración tan intensamente que no oía las voces de los que lo llamaban".


Jacinta Marto

Nació en Aljustrel, Fátima, el 11 de Marzo de 1910. Fue bautizada el 19 de Marzo de 1910. Víctima de la neumonía cayó enferma en Diciembre de 1918. Estuvo internada en el Hospital de Villa Nueva de Ourém y por fin en Lisboa, en el hospital de D. Estefanía donde murió a las 22.30 horas del día 20 de Febrero de 1920.

Del 21 de Enero al 2 de Febrero de 1920, estuvo en el Orfanato de Nuestra Señora de los Milagros, en la Calle de Estrella, en Lisboa, casa fundada por la D. María Godinho, a quien Jacinta llamaba "Madrina". Fue celebrada la Misa de cuerpo presente en la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, en Lisboa, donde su cuerpo estuvo depositado hasta el día 24, día en que fue transportada a una urna para el cementerio de Villa Nueva de Ourém. Fue trasladada para el cementerio de Fátima el 12 de Septiembre de 1935, fecha en que la urna fue abierta.

El 1 de Mayo de 1951 fue finalmente trasladada a la Basílica del Santuario.

Más allá de las 5 Apariciones de la Cova de Iría y 1 de los Ángeles, Nuestra Señora se le apareció a Jacinta 4 veces más en casa durante la enfermedad, 1 en la Iglesia Parroquial en un jueves de la Ascensión, y aún en Lisboa en el Orfanato y en el hospital.

Su vida fue caracterizada por el Espíritu de sacrificio, el amor al Corazón de María, al Santo Padre y a los pecadores.
Llevada por la preocupación de la salvación de los pecadores y del desagravio al Corazón Inmaculado de María, de todo ofrecía un sacrificio a Dios, como les recomendará el Ángel, diciendo siempre la oración que Nuestra Señora les enseñará: “Oh Jesús, es por nuestro amor, por la conversión de los pecadores (y acrecentada, por el Santo Padre) y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María".

Evangelio segùn San Juan 16:5-11, MARTES VI DE PASCUA.


Os conviene que yo me vaya
Jn 16,5-11

En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Pero ahora me voy a Aquel que me ha enviado, y ninguno de vosotros me pregunta: ‘¿Adónde vas?’. Sino que por haberos dicho esto vuestros corazones se han llenado de tristeza. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré: y cuando Él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio; en lo referente al pecado, porque no creen en mí; en lo referente a la justicia porque me voy al Padre, y ya no me veréis; en lo referente al juicio, porque el Príncipe de este mundo está juzgado».


Comentario: Fr. Joseph A. PELLEGRINO (Tarpon Springs, Florida, Estados Unidos)

Hoy el Evangelio nos ofrece una comprensión más profunda de la realidad de la Ascensión del Señor. En la lectura del Evangelio de Juan del Domingo de Pascua, Jesús le dice a María Magdalena que no se aferre a Él porque «aún no he subido a mi Padre» (Jn 20,17). En el Evangelio de hoy Jesús se da cuenta de que «por haberos dicho esto, vuestros corazones se han llenado de tristeza» (Jn 16,6), por eso indica a sus discípulos que «os conviene que yo me vaya» (Jn 16,7). Jesús debe ascender al Padre. Sin embargo, todavía está entre nosotros.

¿Cómo puede irse y quedarse al mismo tiempo? Este misterio lo explicó el Papa Benedicto XVI: «Y, dado que Dios abraza y sostiene a todo el cosmos, la Ascensión del Señor significa que Cristo no se ha alejado de nosotros, sino que ahora, gracias al hecho de estar con el Padre, está cerca de cada uno de nosotros, para siempre».

Nuestra esperanza se halla en Jesucristo. Con su conquista sobre la muerte nos dio una vida que la muerte no podrá nunca destruir, su Vida. Su resurrección es la verificación de que lo espiritual es real. Nada puede separarnos del amor de Dios. Nada puede disminuir nuestra esperanza. Las negativas del mundo no pueden destruir lo positivo de Jesucristo.

El mundo imperfecto en el que vivimos, un mundo donde sufren los inocentes, puede conducirnos al pesimismo. Pero Jesucristo nos ha transformado en eternos optimistas.

La presencia viva del Señor en nuestra comunidad, en nuestras familias, en aquellos aspectos de nuestra sociedad que, con todo derecho, pueden ser llamados “cristianos”, nos confieren una razón para la esperanza. La Presencia Viva del Señor en cada uno de nosotros nos ha proporcionado alegría. No importa cuán grande sea el aluvión de noticias negativas que los medios disfrutan presentándonos; lo positivo del mundo supera con mucho a lo negativo, pues Jesús ha ascendido.

Él, en efecto, ha ascendido, pero no nos ha abandonado.

¿Què sòn los sacramentos?¿Cuàles son?.


Juan Pablo II, el 20 noviembre de 1992, dijo:

"...expreso mi deseo que el nuevo Catecismo produzca frutos abundantes en toda la Iglesia. A la Inmaculada Virgen María, modelo sublime del pueblo de Dios en la "peregrinación de la Fe", que conoce muy bien las dificutades y tentaciones que tienen que afrontar las comunidades eclesiales en nuestro tiempo, le encomiendo este instrumento precioso de la nueva evangelización. Que María nos obtenga, con su intervención maternal, la gracia de un nuevo impulso para dar razón ante el mundo, de la esperanza que está en nosotro. ¡María auxilio de los cristianos, ruega por nosotros! "

Deseo repasar con ustedes el tema de los Sacramentos, tomados del Resumen del Catecismo de la Iglesia Católica compartiendo uno por día para hacerlo ameno y comprensible.

Al respecto dice:
" 1131. Los sacramentos son signos eficaces de la gracia, instituídos por Cristo y confiados a la Iglesia, por los cuales nos es dispensada la vida Divina. Los ritos visibles bajo los cuales los sacramentos son celebrados significan y realizan las gracias propias de cada sacramento.
Dan fruto en quienes los reciben con las disposiciones requeridas.

1132. La Iglesia celebra los sacramentos como comunidad sacerdotal estructurada por el sacerdocio bautismal y el de los ministros ordenados.

1133. El Espíritu Santo dispone a la recepción de los sacramentos, por la Palabra de Dios y por la Fe que acoge la Palabra en los corazones bien dispuestos. Así los sacramentos fortalecen y expresan la Fe.

1134. El fruto de la vida sacramental es a la vez personal y eclesial. Por una parte, este fruto es para todo fiel la vida para Dios en Cristo Jesús; por otra parte es para la Iglesia crecimiento en la caridad y en su misión de testimonio.

Sacramentos:

* El Bautismo

1275. La iniciación cristiana se realiza mediante el conjunto de tres sacramentos: el Bautismo, que es el comienzo de la vida nueva; la Confirmación, que es su afianzamiento; y la Eucaristía que alimenta al discípulo con la sangre y cuerpo de Cristo para ser transformado en El.

1276. "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado." (Mt 28,19-20).

1277. El Bautismo constituye el nacimiento a la vida nueva en Cristo. Según la voluntad del Señor, es necesario para la salvación, como lo es la Iglesia misma, a la que introduce el bautismo....."

Además del * Bautismo debemos cumplir con:
* La Confirmación
* La Eucaristía
* La Penitencia-Reconciliación
* La Unción de los enfermos
* El Orden Sagrado o
* El Matrimonio

Seguimos mañana queridos amigos....Nos despedimos con esta jaculatoria: ¡ María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros"

sábado, 1 de mayo de 2010


El Evangelio de hoy


Mateo 13, 54-58
En aquel tiempo, Jesús llegó a su tierra y se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal forma, que todos estaban asombrados y se preguntaban: "¿De dónde ha sacado éste esa sabiduría y esos poderes milagrosos? ¿Acaso no es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama María su madre y no son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Qué no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde, pues, ha sacado todas estas cosas?" Y se negaban a creer en él.

Entonces, Jesús les dijo: "Un profeta no es despreciado más que en su patria y en su casa". Y no hizo muchos milagros ahí por la incredulidad de ellos.


+ Reflexión


Ciertamente el lugar más difícil para que nuestro testimonio y nuestro anuncio evangélico sea aceptado es nuestro propio medio, y más aún, nuestra propia casa. Ni para el mismo Jesús fue diferente. Generalmente la gente que vive con nosotros no es fácil de convencer. Sin embargo, es ahí donde podemos verdaderamente ser luz, ser modelo. No se trata de imponer, sino de convencer; no se trata de acusar, sino de amar. Muchas veces vale más nuestro testimonio de amor silencioso que muchas exhortaciones y amonestaciones que lo único que consiguen es dividir y generar discordia, sobre todo en la familia, lugar que debe ser de paz y armonía.

Si experimentamos problemas y no vemos cambios en nuestra propia familia o comunidad, recordemos las palabras de San Pablo: "Cree tú, y creerá tu familia".


Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

PARA SABER!


Tema: Oraciones

Subtema: Credo

Pregunta: Padre, desearía que me expliquen lo que significa cuando rezamos El Credo la parte donde dice: "Descendió a los infiernos”. ¿Esto quiere decir que Jesús fue realmente al infierno? ¿Podría por favor explicarme esto? Gracias.

Respuesta:

Mi querido hermano, efectivamente, Jesús no bajó al Infierno, lugar destinado para Satanás y sus ángeles, sino bajó al lugar de los muertos. Me explico: El texto que citas está tomado de la versión más antigua de nuestra profesión de fe la cual es posible que se remonte al año 52 cuando el cristianismo estaba difundido principalmente entre los Judíos. Este texto, como se lee en Latín es: “descendit ad inferos”, en donde la palabra «Inferos» se refiere esencialmente al SEPULCRO, como lo dice San Pablo: «Jesús bajó a las regiones inferiores de la tierra (en latín “ad inferos”). Este que bajó (murió) es el mismo que subió (resucitó)» (Ef 4, 9-10). Con ello se refiere esencialmente a la muerte y resurrección física y real de Cristo. (La palabra latina para designar el infierno en donde está condenado Satanás es: Infernus).

Ahora bien, la experiencia del SEPULCRO, o bajar a lo profundo de la tierra, era conocida por los Judíos como el lugar de la muerte o de los muertos. Sin embargo ellos distinguían dos lugares de los muertos: El Sheol y el Hades. El primero sería el lugar en donde estaban los muertos que resucitarían (también conocido como “seno de Abraham”), mientras que el Hades se refiere al lugar de la muerte eterna, lo que para nosotros sería el infierno. El texto del Nuevo Testamento que mejor lo propone es el de Lc 16,19-31, en donde precisamente Lázaro está en el Sheol mientras que el rico epulón está en el Hades.

Es decir en el Sheol, estaban todos los justos que habían muerto antes de Cristo y que no podían entrar aun en el Cielo. Así que Jesús, al morir, bajó a la región de los muertos (Sheol) y de ahí rescató a todos los que la muerte tenía cautivos.

Es por ello que el Catecismo de la Iglesia nos dice: “La Escritura llama infiernos, a la morada de los muertos donde bajó Cristo después de muerto… «Son precisamente estas almas santas, que esperaban a su Libertador en el seno de Abraham, a las que Jesucristo liberó cuando descendió a los infiernos». Jesús no bajó a los infiernos para liberar allí a los condenados ni para destruir el infierno de la condenación, sino para liberar a los justos que le habían precedido” (Cat. No. 633).

De manera que lo que nosotros confesamos con el Credo de los Apóstoles es el hecho de que Jesús realmente murió y resucitó y que su resurrección liberó del poder de la muerte a los que siendo justos (santos) no habían podido entrar en el Cielo. Jesús fue por ellos y los introdujo con él en las moradas eternas.

Espero que esto ayude a tu fe.

PARA SABER!


Tema: Iglesia

Subtema: Purgatorio

Pregunta: ¿Existe el Purgatorio?

Respuesta:

Sobre el asunto del purgatorio, existen diferentes textos que prueban que hay un estado intermedio entre el cielo y la tierra. Una de las citas más evidentes de esta purificación o expiación después de este mundo es la de Mt 12,31, en la cual Jesús nos dice: “Y a cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero”. Con las palabras “siglo venidero” se entiende la Vida Eterna (Cf. Ef 1,21; 1Tim 1,16; Tito 1,2). Es así que de esta cita se desprende que hay pecados que se perdonarán en el “siglo venidero”. Otra cita importante es la de 2Mac 12,38-46. En esta cita Judas Macabeo manda hacer una ofrenda por los muertos a los cuales se les encontraron ídolos en sus túnicas (murieron en pecado). A este respecto los versículos 45 y 46 dicen: “Pero creyendo (Judas Macabeo), firmemente que a los que mueren piadosamente les está reservada una gran recompensa, pensamiento santo y piadoso, ofreció el sacrificio expiatorio para que los muertos fueran absueltos de sus pecados”. De nuevo queda de manifiesto una instancia antes de entrar al Cielo, pues al Cielo no se pude entrara sin ser totalmente Santo, como lo indica la misma Escritura (Heb 12,14). Por todas esta razones, sin contar revelaciones privadas y la misma experiencia de la Iglesia, el Catecismo de la Iglesia nos dice: “Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo.”