“Se ha cumplido el tiempo y está cerca el Reino de Dios: arrepiéntanse y crean en la Buena Noticia” (Mc. 1, 15)
Hermanas y hermanos:
Con el Miércoles de Cenizas, iniciamos la Cuaresma. La Iglesia en su liturgia nos dice: “conviértete y cree en el Evangelio”. Es el llamado a volvernos a Jesús, que es la Buena Noticia. Cuaresma es la invitación para encontrarnos con Jesús vivo.
“Esto es justamente lo que, con presentaciones diferentes, han conservado todos los evangelios como el inicio del cristianismo: un encuentro de fe con la persona de Jesús” (DA 243)
Cualquiera puede decir: ¿cómo me encuentro con Dios? ¿Dónde está Jesús? Algo parecido dijeron los primeros discípulos: “Maestro, ¿dónde vives?” (Jn. 1, 38). Hoy decimos: “¿dónde te encontramos de manera adecuada para abrir un auténtico proceso de conversión, comunión y solidaridad? ¿Cuáles son los lugares, las personas, los dones que nos hablan de ti, nos ponen en comunión contigo y nos permiten ser discípulos y misioneros tuyos?” (DA 245)
1. El encuentro con Cristo se realiza en la fe recibida y vivida en la Iglesia, gracias al Espíritu Santo. (DA 246).
2. Encontramos a Jesús en la Sagrada Escritura, leída en la Iglesia. Hemos de fundamentar nuestro compromiso misionero y toda nuestra vida en la roca de la Palabra de Dios (DA 247). En nuestra vida personal, en la familia, en la vida de nuestras instituciones laicales, en nuestras parroquias: preguntémonos si la Palabra de Dios es el alimento que nutre nuestra oración, nuestros proyectos y decisiones.
3. Encontramos a Jesús en la Sagrada Liturgia. El lugar privilegiado de ese encuentro es la Eucaristía. En cada Misa los cristianos celebramos y asumimos el misterio pascual. La Eucaristía, fuente inagotable de la vocación cristiana es, al mismo tiempo, fuente inextinguible del impulso misionero (DA 251)
4. El Sacramento de la reconciliación es el lugar donde el pecador experimenta de manera singular el encuentro con Jesucristo, quien se compadece de nosotros y nos da el don de su perdón misericordioso, nos hace sentir que el amor es más fuerte que el pecado cometido, nos libera de cuanto nos impide permanecer en su amor, y nos devuelve la alegría y el entusiasmo de anunciarlo a los demás con corazón abierto y generoso (DA 254)
5. La oración personal y comunitaria es el lugar donde el discípulo, alimentado por la Palabra y la Eucaristía, cultiva una relación de profunda amistad con Jesucristo y procura asumir la voluntad del Padre. (DA 255).
6. Encontramos a Jesús en medio de una comunidad viva en la fe y en el amor fraterno. Allí Él cumple su promesa: “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”(Mt. 18,20). Está en los discípulos que procuran hacer suya la existencia de Jesús… Está en los pastores, que representan a Cristo mismo…. Está en los que dan testimonio de lucha por la justicia, por la paz y por el bien común, algunas veces llegando a entregar la propia vida… que nos invitan a buscar un mundo más justo y más fraterno, en toda realidad humana, cuyos límites a veces nos duelen y agobian (DA 256)
7. También encontramos a Jesús de un modo especial en los pobres, afligidos y enfermos (cf. Mt. 25, 37-40), que reclaman nuestro compromiso y nos dan testimonio de fe, paciencia en el sufrimiento y constante lucha para seguir viviendo. ¡Cuántas veces los pobres y los que sufren realmente nos evangelizan! El encuentro con Jesucristo en los pobres es una dimensión constitutiva de nuestra fe en Jesucristo (DA 257)
8. Encontramos a Jesús en esa piedad que muchos de nosotros hemos aprendido en el ejemplo de nuestros padres y abuelos. Muchas de sus prácticas las intensificamos en este tiempo cuaresmal, como es el rezo del Vía crucis, la privación de algunos alimentos o gustos, la visita a los enfermos, las obras de misericordia y la limosna, la devoción al Señor Crucificado, que al contemplarlo sufriente, lo besamos y tocamos sintiendo lo que San Pablo expresa: “Me amó y se entregó por Mí” (Gál. 2, 20) (DA 258 - 265)
¡De cuantas maneras Jesús sale a nuestro encuentro! ¡Vayamos a Él en esta Cuaresma!
Al iniciar este año pastoral, hay dos acontecimientos que deseo destacar a todos: uno a nivel local y otro universal.
a) Este año se cumplen el 30° aniversario de la creación de la “Casa de la Caridad”. Nuestro recordado Padre Obispo Jorge Novak decía en 1982: “...el 25 de abril, en la 4ta. Peregrinación diocesana a Luján… frente al camarín de la Virgen… Con la voz entrecortada por la emoción, seguro de que el Espíritu de Dios me inspiraba, hice un voto solemne. Asumí el compromiso de levantar en la diócesis la Casa de la Caridad, como monumento a la misericordia de nuestro Padre Dios, si la Purísima Virgen y Madre solícita, Nuestra Señora de Luján, nos obtenía el milagro de preservarnos de una guerra formal… Este milagro se obró… el 11 de junio, descendía sobre el suelo de nuestra patria, como arco iris de paz y reconciliación, la blanca figura del Papa Juan Pablo II… Allí se arrodilló ante la mismísima imagen ante la cual, 50 días antes, yo había dejado mi voto público, implorando la paz”. “Hoy empezamos a cumplir el voto… Esta Casa será, para siempre, en la diócesis, el memorial, monumento testimonial del paso salvífico de Dios. De Dios que nos dejó la bendición de su paz. Así vivimos de acuerdo a la Palabra de Dios a quien, en el plano de la religiosidad, le agrada este ayuno: “compartir con el hambriento tu pan, y albergar en tu casa a los pobres sin techo. Cuando veas a un desnudo lo cubras, y no te despreocupes de tu propia carne” (Is. 58, 7). (Homilía al inaugurar la Casa de la Caridad. Parroquia de Lourdes. 26.09.1982)
Desde Cáritas Quilmes los invito, entonces, a prepararnos a celebrar este aniversario uniéndonos a la Campaña de Fraternidad 2012, en el marco de la cuaresma, con el lema “SOÑAMOS UNA INFANCIA FELIZ Y CON FUTURO”. COLABOREMOS CON CARITAS.
b) El otro acontecimiento es que el Santo Padre Benedicto XVI ha convocado al “Año de la Fe” con la Carta Apostólica “Porta fidei” (“La puerta de la fe”). Comenzará el 11 de octubre de 2012, para conmemorar el 50° aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, como así también los 20 años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica. En uno de los párrafos de esa Carta, el Papa dice: “hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido a favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer, y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe (PF 7). En esa fecha comenzará, en Roma, el Sínodo de los Obispos dedicado al tema: “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”. Recemos por sus frutos.
Termino este Mensaje Cuaresmal con las palabras de los obispos latinoamericanos: “conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras, es nuestro gozo” (DA 29)
La Virgencita de Luján nos acompañe al caminar. Los abrazo de corazón y los bendigo
+ Padre Obispo Carlos José
Quilmes, 17 de febrero de 2012.