47. Penitencia. Declaración de los pecados y satisfacción
-Es necesaria la declaración íntegra
-El hombre puede satisfacer a Dios por su pena temporal
-La satisfacción fue prefigurada en el A. T.
-La satisfacción es necesaria para evitar la pena eterna y disminuir la temporal
-Por institución de Cristo, es necesaria la confesión íntegra de los pecados mortales.
A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados; y a quienes se los retengáis les serán retenidos (Jn. 20, 23).
Aclaración. Es evidente que los apóstoles recibieron de Cristo el poder de perdonar y de retener.
Ahora bien, esto no lo pueden determinar ni decidir por su propio parecer personal, sino hay que someterlo a juicio.
Para sentenciar un juicio, hay que conocer las acusaciones del reo, en este caso el penitente, y por tanto el penitente tiene necesidad de manifestar sus pecados con el fin de la absolución.
Y todo esto es de institución divina puesto que se apoya en las mismas palabras de Cristo, antes citadas.
-En esta vida el hombre justo puede satisfacer a Dios por su pena temporal.
La limosna libra de la muerte e impide caer en las tinieblas (Tob. 4, 10).
Con amor y lealtad se expía la falta (Tob. 16, 6).
Por eso, Oh rey, acepta mi consejo: rompe tus pecados con obras de justicia y tus iniquidades con misericordia para con los pobres, para que tu ventura sea larga (Dan. 4, 24).
Tus oraciones y tus limosnas han subido como memorial ante la presencia de Dios (Hch. 10, 4).
Aclaración. Dios exhorta a los pecadores para que con limosnas y otras obras rediman sus pecados, y que Dios lo acepta con este mismo fin.
-La satisfacción con una pena temporal fue prefigurada en el Antiguo Testamento.
a) -Dios le levantó de su caída (a Adán) (Sab. 10, 1).
y sin embargo tuvo que continuar cultivando la tierra,
Con el amor de tu rostro comerás el pan,... (Gn. 3, 19).
b) -Moisés, en castigo de una culpa ya perdonada, no entró en la tierra prometida.
Dijo Yahvéh a Moisés y Aarón: «Por no haber confiado en mí, honrándome ante los hijos de Israel, os aseguro que no guiaréis a esta asamblea hasta la tierra que les he dado» (Núm. 20. 12).
-La satisfacción sacramental opuesta a Dios por los pecados cometidos después del Bautismo, es necesaria para evitar la pena eterna y para disminuir la temporal que no es perdonada siempre totalmente.
La satisfacción sacramental es una obra impuesta al penitente por el confesor para reparar la injuria inferida a Dios por el pecado y para redimir toda o parte de la pena temporal.
Convertíos, porque el Reino de los Cielos está cera (Mt. 3, 2).
Dad pues, digno fruto de conversión, y no os contentéis con decir en vuestro interior: «Tenemos por padre a Abraham;... (Mt. 3, 8).
Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Convertíos porque el Reino de los Cielos está cerca» (Mt. 4, 17).
Date cuenta, pues, de donde has caído, arrepiéntete y vuelve a tu conducta primera (Apoc. 2, 5).
Aclaración. La conversión supone un cambio de actitud de enemistad a amistad con Dios un una reparación por la ofensa inferida.
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